
Olivia Farnsworth, de 16 años, nació con una condición genética tan extraña que la ciencia la considera un caso único en el planeta. Se trata de una deleción en el cromosoma 6p, una anomalía que afecta una parte del cromosoma 6.
Solo unas 100 personas en el mundo presentan esta alteración, pero Olivia es la única conocida con una combinación triple de síntomas: no siente dolor, no experimenta hambre y duerme muy poco.
Una vida sin señales de alerta
El mayor riesgo en la vida de Olivia es su incapacidad para sentir dolor. Esta condición la expone a heridas graves que pueden pasar desapercibidas. Su familia ha tenido que desarrollar estrategias de supervisión constantes para evitar accidentes que podrían poner en peligro su salud.
Uno de los episodios más impactantes ocurrió cuando tenía 7 años. Un automóvil la atropelló y la arrastró por casi 10 metros. Contra todo pronóstico, la menor se levantó sin comprender la gravedad de lo ocurrido, mientras su familia y testigos entraban en pánico. El personal médico que la atendió la describió como una “niña biónica”, ya que no presentó lesiones mayores a pesar del impacto.
En otra ocasión, sufrió una lesión en el labio que requirió cirugía reconstructiva. Sin embargo, no manifestó dolor ni molestias, lo cual sorprendió al equipo médico.
Sin hambre, ni apetito, ni ganas de dormir
Desde la infancia, Olivia mostró falta de interés por los alimentos. Solo come porque entiende que su cuerpo necesita energía. En la escuela sigue los horarios de alimentación establecidos, pero en casa puede pasar semanas consumiendo únicamente un tipo de comida específica.
Otro rasgo extremo de su condición es su resistencia al sueño. Desde que nació, Olivia nunca durmió más de dos horas seguidas de manera natural. Sin tratamiento, puede permanecer despierta hasta por tres días. Actualmente, necesita medicamentos para inducir el sueño y seguir una rutina estricta que le permita descansar.
Impacto emocional
Además de los síntomas físicos, su condición genética influye en su salud emocional. Olivia enfrenta cambios de humor intensos y episodios de ira. Su madre, Niki, ha dedicado años a informar y apoyar a otras familias que viven con alteraciones similares del cromosoma 6.
La medicina, hasta el momento, no ofrece una cura para el síndrome que afecta a Olivia. Los tratamientos se enfocan en asegurarle una vida con la mayor calidad posible y minimizar los riesgos asociados a su rara condición genética.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
