
El cometa interestelar 3I/ATLAS expulsó moléculas esenciales para la vida en cantidades inéditas. Los análisis mostraron sustancias como cianuro de hidrógeno y metanol, compuestos que participan en la formación de aminoácidos y azúcares. Estos elementos vitales no se limitaron al entorno terrestre.
Este objeto se reconoció como el tercer cometa interestelar detectado por la ciencia, después de Oumuamua y Borisov. Su hallazgo reforzó la idea de que estos visitantes cósmicos son más frecuentes de lo que se creía y que ofrecen datos sobre regiones muy antiguas del universo.
El radiotelescopio ALMA registró la actividad del cometa entre agosto y octubre de 2025. El dato más llamativo fue la proporción de metanol, cercana al 8% del vapor liberado. Los cometas del sistema solar muestran valores cercanos al 2%, lo que indicó un comportamiento excepcional.
El sistema ATLAS detectó el objeto el 1.° de julio de 2025. Las mejores condiciones para estudiarlo se dieron meses después. El punto clave ocurrió el 19 de diciembre, cuando 3I/ATLAS alcanzó su mayor cercanía a la Tierra y permitió mediciones exactas mediante distintos instrumentos.
Según el medio especializado Iflscience, la presencia de estas moléculas permitió comprender procesos que originan estructuras básicas del ADN y el ARN. Estas sustancias también se forman en el espacio profundo, lo que amplía el conocimiento sobre química prebiótica más allá del sistema solar.
Las investigaciones confirmaron la presencia de hielo de agua dentro del cometa. Los científicos descartaron cualquier hipótesis de origen artificial. Los datos mostraron que 3I/ATLAS se comportó como un objeto natural sin vínculos con tecnología de otra civilización.
El estudio evidenció la capacidad de la ciencia actual para analizar cuerpos procedentes de otros sistemas estelares. El examen de estos cometas permitió conocer la química de lugares muy lejanos sin abandonar nuestro planeta.
¿Qué sigue para el cometa 3I/ATLAS tras su paso cercano a la Tierra?
El cometa continuó su trayecto por el sistema solar después del acercamiento del 19 de diciembre. La distancia fue enorme y no representó peligro alguno. Los astrónomos aprovecharon esa cercanía relativa para obtener más datos sobre su composición y su comportamiento.
El objeto empezó a alejarse del Sol. Su actividad disminuye a medida que se enfría. La liberación de gases baja y el brillo se atenúa. Este patrón se observa de forma habitual en cuerpos de este tipo.
El siguiente punto clave será la aproximación a Júpiter en marzo de 2026. La gravedad del planeta podría modificar ligeramente el camino del cometa. Los especialistas observarán esta interacción para entender mejor la dinámica de los cuerpos que llegan desde fuera del sistema solar.
El cometa se dirige hacia el espacio profundo y no volverá a acercarse a la Tierra. Los datos obtenidos seguirán bajo análisis durante años debido al valor científico de un objeto tan inusual.
¿Por qué importa el acercamiento del 3I/ATLAS a Júpiter?
El encuentro con Júpiter abre la posibilidad de un mapeo detallado del cometa. La órbita prevista permitirá captar datos de alta resolución sobre la composición interna del objeto.
La cercanía también facilitará estudios sobre la transferencia de energía en un entorno de radiación extrema. Estos procesos no pueden observarse desde telescopios terrestres.
El evento será clave para analizar las interacciones gravitatorias y electromagnéticas entre Júpiter y sus lunas galileanas. Los registros del campo magnético brindarán pistas sobre el núcleo del planeta y sobre la formación de sistemas planetarios en el universo.
Los resultados fortalecerán las bases científicas de futuras misiones orientadas a evaluar la posibilidad de habitabilidad en lunas como Europa o Ganímedes.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
