
El cometa interestelar 3I/ATLAS, que ingresó al sistema solar en julio, despertó el interés de la comunidad científica por su comportamiento fuera de lo común, su origen desconocido y una composición química sin precedentes.
Este miércoles 29 de octubre, el objeto alcanzó su máxima aproximación al Sol, a una distancia de 210 millones de kilómetros, dentro de la órbita de Marte. En ese punto inició un intenso proceso de erosión, generando una extensa estela de polvo.
De acuerdo con las estimaciones astronómicas, el cometa volverá a ser visible a principios de diciembre, cuando reaparezca en el lado opuesto al Sol. Su paso más cercano a la Tierra ocurrirá el 19 de diciembre de 2025, a unos 270 millones de kilómetros.
Una ‘cola’ que podría no ser natural
Los astrónomos notaron que el cometa, de 33.000 millones de toneladas, comenzó a perder material tras recibir una radiación solar de hasta 33 gigavatios. Las imágenes más recientes muestran un cambio notable: pasó de tener una “anti-cola” a desarrollar una cola convencional.
El astrofísico de Harvard, Avi Loeb, señaló que este comportamiento podría indicar una maniobra controlada e inteligente, asociada con tecnología no humana.
Los científicos Adam Hibberd y Adam Crowl, también vinculados a Harvard, consideraron que estos cuerpos podrían acercarse a Marte o incluso orbitar la Tierra. Describieron la “cola” como una señal de una maniobra de empuje de frenado, una característica que asociaron con actividades de vida extraterrestre. No obstante, la NASA no validó esta teoría.
Un visitante fugaz con origen interestelar
El 3I/ATLAS es el tercer objeto interestelar detectado tras 1I/ʻOumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019). Debido a su origen foráneo y la velocidad que alcanzó —unos 221.000 kilómetros por hora al momento de su hallazgo—, no puede ser retenido por la gravedad solar y continuará su viaje hacia el espacio profundo.
Este cometa se mueve sobre una trayectoria hiperbólica, lo que confirma que no pertenece al sistema solar. Las observaciones preliminares sugieren que se formó en otro sistema estelar hace millones de años y fue expulsado por fuerzas gravitacionales.
Su paso por la órbita solar será único e irrepetible, lo que lo convierte en una oportunidad invaluable para la ciencia, según astrónomos internacionales.
La Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) lo incluyó en su lista de objetos a observar por su potencial para revelar nuevos datos sobre el origen y evolución del universo.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
