
Un grupo de 21 cabras llegó al campus de la Universidad Estadual del Sudoeste de Bahía (UESB), en Brasil, tras vivir aisladas por más de 200 años en el archipiélago de Abrolhos, ubicado en el océano Atlántico, a unos 65 km de la costa brasileña.
La historia de estos animales, considerados tesoros genéticos, podría dar nuevas respuestas sobre cómo sobrevivir en entornos donde escasea el agua.
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Se presume que estos ejemplares fueron llevados por navegantes durante el período colonial. Desde entonces, vivieron en un ambiente extremo, rodeado de agua salada y sin acceso a fuentes naturales de agua dulce como ríos o lagos.
Para los científicos, esta situación resultó clave para que las cabras desarrollaran adaptaciones únicas. El equipo investigador espera que su material genético contenga características que expliquen cómo lograron resistir condiciones tan adversas.

Los investigadores, liderados por el profesor Ronaldo Vasconcelos, señalaron que el ADN de estos animales podría revelar genes responsables de su resistencia hídrica. Este hallazgo ayudaría a mejorar la reproducción y el manejo de cabras en regiones semiáridas del continente.
Nuevas condiciones y cuarentena
Al llegar al campus de la UESB, los animales fueron aislados en una cuarentena. Este proceso busca asegurar su adaptación al nuevo entorno, además de prevenir riesgos sanitarios.
Los expertos indicaron que las cabras se enfrentaban a factores ambientales muy distintos, como cambios en la luminosidad, humedad y viento. Además, al no haber tenido contacto con enfermedades del continente durante siglos, podrían ser vulnerables a parásitos, especialmente a las garrapatas, lo cual representaría un riesgo letal.
El equipo científico evalúa la posibilidad de iniciar un plan de conservación genética. Entre las acciones previstas se encuentra la recolección y almacenamiento de material genético, como sangre, y la futura distribución a productores rurales para fortalecer la actividad caprina en Brasil.
La decisión de trasladar a las cabras obedeció a razones ambientales. La presencia prolongada de estos mamíferos en las islas provocó desequilibrios ecológicos, afectando el suelo y la vegetación local.
El archipiélago de Abrolhos es considerado un santuario natural para la reproducción de aves endémicas, por lo cual resultaba necesario reducir la presencia de especies introducidas.
Los estudios en curso buscan determinar el grado de parentesco entre los ejemplares, posibles vínculos con cabras del continente y confirmar si presentan una singularidad genética. De comprobarse, se establecerán medidas permanentes para su protección.
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*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.