
Astrónomos identificaron por primera vez una eyección de masa coronal (EMC) fuera del Sol, una violenta explosión estelar con capacidad para barrer la atmósfera de planetas cercanos.
La detección ocurrió en una estrella ubicada a 40 años luz de la Tierra, gracias al trabajo conjunto del radiotelescopio LOFAR y el observatorio espacial XMM-Newton de la Agencia Espacial Europea (ESA).
El fenómeno, similar a las explosiones solares que afectan el clima espacial terrestre, nunca se había confirmado de forma concluyente en otra estrella. Este evento representa un paso clave en la comprensión del comportamiento extremo de otras estrellas y su impacto sobre planetas potencialmente habitables.
El estallido que escapó del campo magnético estelar
La EMC detectada se originó en una enana roja. Este tipo de estrella es más pequeña, fría y tenue que el Sol, pero su campo magnético puede ser hasta 300 veces más potente. La estrella implicada gira 20 veces más rápido que el Sol y tiene la mitad de su masa.
El equipo de científicos, liderado por el Instituto Neerlandés de Radioastronomía, localizó la explosión gracias a una señal de radio intensa y breve, emitida cuando la EMC rompió las capas exteriores del astro. La señal no habría existido si el material no hubiera salido completamente al espacio, según explicaron los expertos.
La erupción alcanzó una velocidad de 2.400 kilómetros por segundo, una cifra que solo aparece en 1 de cada 20 EMC solares. Fue lo suficientemente rápida y densa como para eliminar cualquier atmósfera planetaria en su paso.
Tecnología y análisis detrás del descubrimiento
El descubrimiento requirió nuevas técnicas de procesamiento de datos para analizar las señales de radio captadas por LOFAR, una red de antenas distribuidas por Europa. Este análisis permitió identificar el origen de la señal en una estrella específica.
Luego, el telescopio XMM-Newton permitió medir la temperatura, el brillo en rayos X y la velocidad de rotación de la estrella. Estos datos fueron esenciales para confirmar la existencia y naturaleza de la EMC.
Los científicos afirmaron que solo con la sensibilidad de LOFAR y la capacidad de XMM-Newton fue posible reconstruir con precisión el evento y probar que el material realmente escapó al espacio.
Un riesgo para mundos potencialmente habitables
Este hallazgo representa una advertencia para la búsqueda de vida en exoplanetas. Aunque muchos mundos descubiertos orbitan enanas rojas, su habitabilidad podría verse comprometida por la actividad magnética extrema de estas estrellas.
Una EMC tan potente puede evaporar la atmósfera de un planeta, incluso si se encuentra en la llamada zona habitable, donde las condiciones permiten la existencia de agua líquida. Sin protección atmosférica, un planeta pierde su capacidad de albergar vida.
Por esa razón, los astrónomos ahora deberán considerar no solo la ubicación de los planetas en su sistema estelar, sino también la frecuencia e intensidad de las tormentas estelares.
Avance para la investigación espacial
La ESA indicó que este estudio abre una nueva era para investigar el clima espacial más allá del sistema solar. El hallazgo también aporta datos útiles para otras misiones como SOHO, Proba, Swarm y Solar Orbiter, dedicadas a estudiar la actividad solar y sus efectos.
El telescopio XMM-Newton, lanzado en 1999, sigue siendo una herramienta fundamental para examinar fenómenos extremos en el universo. Sus observaciones permiten entender cómo varían las EMC entre diferentes tipos de estrellas, y cómo esto influye en la evolución de los sistemas planetarios.
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