
Astronautas de la estación Tiangong, en órbita terrestre baja, lograron un hecho inédito en la historia espacial: cocinar alimentos desde cero. Utilizaron un horno de aire caliente diseñado para operar en microgravedad y prepararon alitas de pollo y bistec con pimienta.
El aparato alcanzó una temperatura de 190 °C, suficiente para que las piezas quedaran doradas. Este avance representa el primer proceso real de cocción en el espacio, ya que las misiones anteriores solo permitían calentar alimentos preelaborados.
En 1961, Yuri Gagarin comió por primera vez fuera del planeta. Lo hizo con una pasta de carne e hígado en un tubo metálico. John Glenn demostró poco después que era posible ingerir alimentos en microgravedad, aunque de forma incómoda. Durante décadas, los astronautas dependieron de comida liofilizada, envases metálicos y sabores limitados.
Con el tiempo, la tecnología permitió el uso de congeladores y cocinas básicas a bordo. Actualmente, en la Estación Espacial Internacional, las opciones incluyen frutas frescas y comidas rehidratadas. Sin embargo, nunca se había cocinado, frito ni asado nada en órbita hasta la reciente innovación china.
Cómo funciona el horno espacial
El horno de aire caliente, enviado por la misión Shenzhou-21, se diseñó para mantener la seguridad y eficiencia en condiciones de baja gravedad. Los alimentos permanecen sujetos al interior y el aparato cuenta con filtros multicapa que evitan humo y olores peligrosos.
El proceso de cocción requiere más tiempo que en la Tierra. Las alitas de pollo necesitaron 28 minutos para quedar crujientes. El científico Xian Yong, del Centro de Entrenamiento de Astronautas de China, explicó a la cadena estatal CCTV que el diseño evita quemaduras, ya que las superficies externas del horno se mantienen frías.
Un total de seis astronautas compartieron la comida. Wu Fei, el más joven, de 32 años, destacó que el aroma y sabor del platillo resultaron sorprendentes. El momento coincidió con el cambio de mando entre las tripulaciones Shenzhou-20 y Shenzhou-21, aunque la primera aún permanece en la estación debido a problemas técnicos con su nave.
Encender fuego en microgravedad representa un reto técnico. En el espacio, las llamas se comportan de forma distinta y forman esferas. La falta de gravedad impide la convección natural, lo que complica la ventilación y el control del humo.
Por esta razón, el horno chino se diseñó para funcionar sin llamas. Investigadores europeos han indicado que, en una nave, el aire y el humo solo se mueven por el sistema de ventilación. El equipo desarrollado por China marca un hito en seguridad e ingeniería espacial, al permitir cocinar sin comprometer el entorno sellado de la estación.
Más allá de la alimentación, los científicos aseguran que preparar comida reduce el estrés y mejora el bienestar psicológico de los astronautas durante estancias prolongadas en órbita.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
