Pekín. Unas siete horas después de su lanzamiento desde China, la nave espacial Shenzhou-12, con tres astronautas a bordo, se acopló este jueves “con éxito” al primer módulo de la estación espacial china en construcción.
Se trata de la primera misión espacial tripulada china desde hace cinco años y que marcará un récord de permanencia para el equipo, el cual estará tres meses en el espacio.
En medio de un contexto de tensiones con Occidente, el triunfo de esta misión es una cuestión de prestigio para Pekín, que se prepara para celebrar el centenario del Partido Comunista Chino (PCC) el 1.° de julio.
Este jueves, la agencia espacial del gigante asiático anunció que la nave Shenzhou-12 se había acoplado con “éxito” a la estación Tiangong (Palacio celeste), que rivaliza con la Estación Espacial Internacional (ISS).
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Siete horas antes, el cohete Larga Marcha-2F despegó con los tres astronautas a las 9:22 a. m. (hora local en China), desde el centro de lanzamiento de Jiuquan, en el desierto de Gobi en el noroeste del país asiático.
Después de unos 10 minutos, alcanzó la órbita y la nave espacial se separó del cohete.
La televisión estatal CCTV transmitió en vivo desde el interior de la nave espacial, donde los tres astronautas levantaron las viseras de sus cascos para mostrar sus rostros sonrientes.
Cámaras en el exterior de la nave mostraron imágenes en vivo de la Tierra.
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“Los paneles solares se desplegaron normalmente y podemos decir que el lanzamiento fue un éxito”, afirmó Zhang Zhifen, director del centro de lanzamiento satelital de Jiquan.
El comandante de la misión es Nie Haisheng, un condecorado piloto del Ejército de Liberación Popular, quien ha estado en dos misiones espaciales. Los otros dos tripulantes también son militares.
El trío realizó más de 6.000 horas de entrenamiento para acostumbrarse a las salidas en la ingravidez.
“Nos batimos en cada minuto para cumplir nuestro sueño espacial”, indicó Liu Boming, otro de los miembros de la tripulación. “Me entrené consagrándome a la causa”, añadió.
Vida espacial
Una vez terminada, la estación Palacio celeste tendrá unas dimensiones parecidas a la antigua instalación soviética Mir (1986-2001) y se espera que tenga una vida útil de al menos 10 años, según la agencia espacial china.
La misión Shenzhou-12 constituye el tercer lanzamiento de los 11 que serán necesarios para la construcción de la estación, entre el 2021 y el 2022. Cuatro de esos vuelos serán tripulados.
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Además del módulo Tianhe, que ya está en órbita, las otro dos restantes —que serán laboratorios de biotecnología, medicina y astronomía— serán enviados al espacio el próximo año.
En Tianhe, los astronautas se dedicarán a labores de mantenimiento, instalaciones, salidas al espacio, preparación de futuras misiones y de próximas estadías de otros tripulantes.
El módulo tiene un espacio para cada uno de ellos, equipo para ejercicios y un centro de comunicación con el control terrestre.
En su cápsula, los tres militares podrán elegir entre 120 alimentos en las comidas y entrenarse en una cinta móvil para mantenerse en forma.
El interés chino de tener su propia base humana en la órbita terrestre fue impulsado por la prohibición estadounidense para que sus astronautas estuvieran en la ISS.
Dicha estación —una colaboración entre Estados Unidos, Rusia, Canadá, Europa y Japón—, debe ser retirada en el 2024, aunque la NASA dice que potencialmente podría seguir en funciones más allá del 2028.
“Estamos dispuestos a colaborar con todo país que se comprometa con el uso pacífico del espacio”, declaró a la prensa un alto funcionario de la Agencia China de Vuelos Tripulados (CMSA), Ji Qiming.