
Escocia. Los escoceses renuevan el próximo jueves su Parlamento local en unos comicios en los que el partido de la primera ministra, Nicola Sturgeon, espera lograr un mandato claro que le permita presionar y realizar un nuevo referendo de independencia.
Según la dirigente del SNP (Partido Nacional Escocés), una mayoría independentista en el Parlamento local, que cuenta con 129 escaños, privaría, según ella, al primer ministro británico Boris Johnson de toda "justificación democrática, electoral o moral" para oponerse al mismo.
En 2014, el 55% de los escoceses eligieron permanecer en el Reino Unido. Según Johnson, se trata de una consulta que solo puede realizarse "una vez en una generación".
Sin embargo, los partidarios de un nuevo referendo consideran que el brexit, al que se opusieron el 62% de escoceses, ha cambiado las cosas. En particular, para los sectores pesquero y agrícola, muy afectados por la salida de la UE.
Tras una serie de encuestas que en los últimos meses daban mayoría a la independencia, la tendencia parece invertirse. De acuerdo con un sondeo de Savante ComRes esta semana, el 49% de los escoceses votarían no en un referendo inmediato, frente al 42% que optaría por el sí.
Nicola Sturgeon, cuya popularidad entre los escoceses se ha afianzado gracias a su gestión de la crisis del coronavirus, pretende esperar al fin de la pandemia y su partido promete un referendo como muy tarde para 2023.
Según el SNP, la independencia convertiría a Escocia y a sus 5,5 millones de habitantes en una "nación más justa y más próspera", que con el tiempo aspiraría a reintegrarse en la Unión Europea.
Pero los opositores a la independencia temen que la recuperación pueda resentirse después de la pandemia.
Para el jefe de los conservadores escoceses, Douglas Ross, un nuevo referendo supondría una “distracción”.
Según su homólogo laborista Anas Sarwar, un dentista de 37 años, Escocia necesita responsables políticos "que quieran unificar" el Reino Unido y "no dividirlo".
La población se interroga sobre el calendario.
"Apoyo en principio la independencia, pero no sé si es el buen momento, en particular con la pandemia", explica David Collin, de 42 años, relaciones públicas en Glasgow.
Campaña por Internet
La restricciones sanitarias han obligado a los partidos a hacer campaña por Internet.
"Es una situación muy extraña: es una elección importante pero el público realmente no está muy motivado", dice Christopher Carman, profesor de ciudadanía en la Universidad de Glasgow.
Según el sistema híbrido, los electores votan dos veces: por un candidato en su circunscripción y por un partido.
En total, 56 diputados del Parlamento local se eligen por el sistema proporcional.
Es en esta parte de los comicios que se concentra Alex Salmond, predecesor de Nicola Sturgeon al frente de Escocia y del SNP.
Su partido recientemente creado, Alba, con el que pretende crear una “supermayoría” independentista, recaba un apoyo creciente, según los últimos sondeos.
Nicola Sturgeon le acusa de "jugar con el futuro del país". La primera ministra y su antiguo mentor se han enfrentado públicamente por su gestión de las acusaciones de agresiones sexuales de las que Salmond ha sido finalmente absuelto.
En su programa, el SNP sostiene que la independencia permitirá a Escocia controlar su economía y apuesta por la creación de nuevos empleos verdes y el apoyo a las start– ups.
También insiste en la necesidad de que el sector pesquero pueda acceder al mercado único europeo. Pero para los conservadores, la independencia "dañará" la economía.
Entre los electores, algunos critican la falta de precisiones.
“Algunas de las políticas que se propusieron hace siete años (en el último referendo) eran un poco fantasiosas y no parecen haberse aclarado desde entonces”, lamenta Peter Constable, un jubilado de 68 años en Glasgow.
Escocia tiene un mayor déficit público que el Reino Unido en su conjunto, por lo que en caso de independencia, debería recortar gastos o aumentar impuestos, así como reorientar su comercio, subraya David Bell, profesor de economía de la Universidad de Stirling.
En caso de reintegrarse en la UE, surgen algunos interrogantes sobre la moneda que se utilizaría en Escocia, el funcionamiento de su banco central y sus fronteras, agrega. Pero a Escocia “le podría ir bien”, asegura, gracias a las energías renovables y como centro financiero anglófono.