Presentado por: LAICA

En una época marcada por la demonización de alimentos y la proliferación de dietas extremas, el azúcar ha sido uno de los ingredientes más señalados. Pero, ¿realmente merece su mala fama?
La Dra. Gabriela Muñoz, endocrinóloga y especialista en nutrición, es enfática: “El azúcar no es nuestro enemigo. Hemos enfocado mal las baterías. El verdadero problema está en los ultraprocesados y en el uso masivo de edulcorantes artificiales que pueden causar más daño del que imaginamos.”
Presente en la alimentación humana desde el inicio de los tiempos, el azúcar se encuentra de manera natural en frutas, lácteos y carbohidratos complejos, además de ser añadido a diversos alimentos en distintas formas.
6 mitos por derribar
Su función principal ha sido siempre proporcionar energía al cuerpo. Sin embargo, con el tiempo han surgido diversas creencias en torno a su impacto en la salud, llevando al debate sobre si es un alimento bueno o malo. Por eso, a continuación, se desmienten algunos de los mitos más comunes con base en evidencia científica.

- Mito #1: El azúcar es adictivo: Aunque se cree que el azúcar genera adicción, la evidencia científica no respalda esta afirmación. Si bien su consumo activa el centro de placer del cerebro, no provoca una dependencia similar a la de sustancias controladas.
- Mito #2: Consumir azúcar genera obesidad. La principal causa del sobrepeso y la obesidad es el desequilibrio entre la cantidad de calorías consumidas. El exceso del consumo de alimentos, sumado a poca actividad física y otros factores, son los que pueden contribuir al aumento de peso.
- Mito #3: El organismo no necesita azúcar. Los azúcares son una fuente de energía y contribuyen a una variedad de procesos del metabolismo. Su consumo, que debe representar menos del 10% de la ingesta calórica total, es esencial para el funcionamiento del cerebro y otros órganos.
- Mito #4: Consumir azúcar provoca diabetes. El sobrepeso aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, y una dieta con una ingesta excesiva de calorías de cualquier origen contribuye al aumento de peso, según la Asociación Americana de Diabetes. Aunque el azúcar aporta calorías y puede contribuir al aumento de peso al consumirse en exceso de las necesidades calóricas, los expertos coinciden en que la diabetes de tipo 2 no está causada por el azúcar, sino por factores genéticos y de estilo de vida. Una revisión de los estudios que examinan los factores de riesgo de la diabetes de tipo 2 no demostró efectos del aumento del consumo de azúcar en el riesgo de diabetes.

- Mito #5: Los endulzantes artificiales son una mejor alternativa. Si bien los endulzantes artificiales reducen el consumo calórico, algunos estudios sugieren que pueden alterar la microbiota intestinal, causar problemas metabólicos y cambiar la percepción del sabor dulce.
- Mito #6: El azúcar es una caloría vacía. El término “calorías vacías” se refiere a alimentos y bebidas que no proporcionan ningún nutriente. Sin embargo, el azúcar proporciona energía al cuerpo, por lo que no brinda calorías vacías como tal. Además, en Costa Rica, el azúcar blanco está fortificado con vitamina, añadiéndole valor nutricional.

La clave está en el equilibrio
Más que prohibir o generar culpa, se trata de aprender a usar el azúcar de forma adecuada, sin caer en extremos ni en sustitutos artificiales que engañan al cuerpo. “No es cuánto azúcar consumes en una cucharadita, sino cuántos ultraprocesados comés en el día. El azúcar de antes no nos enfermó. Lo que nos está enfermando hoy es el exceso y el autoengaño de las dietas mal informadas”, resume la Dra. Gabriela Muñoz.

“El azúcar no es el problema. El verdadero riesgo está en los excesos en los ultraprocesados y en los edulcorantes artificiales que dañan nuestra microbiota, afectan nuestra memoria, alteran nuestras emociones y debilitan nuestro sistema inmune.”
— Dra. Gabriela Muñoz.
Uno de los temas más serios que destaca la especialista es el impacto negativo de los edulcorantes artificiales sobre la microbiota intestinal, esa comunidad de bacterias benéficas que habita en nuestro sistema digestivo y es esencial para la salud física y mental.
“Cuando destruimos la microbiota con el uso prolongado de estos sustitutos, también debilitamos nuestro sistema inmunológico, afectamos la absorción de nutrientes, e incluso la producción de serotonina, una sustancia clave para nuestro bienestar emocional”, explica. Esta conexión conocida como eje intestino-cerebro, es fundamental para mantener un estado de ánimo estable y un cuerpo saludable.
Además, el daño a la microbiota puede llevar a trastornos como el síndrome de intestino permeable, haciendo que sustancias nocivas pasen al torrente sanguíneo. “Hoy más que nunca debemos proteger la microbiota; si está dañada, no solo enfermamos más, también nos sentimos peor”, advierte Muñoz.

Como afirma también la nutricionista Priscilla Mora: “Cambiar la percepción del azúcar es clave para tener una relación más saludable con la comida. Se trata de reconectar con el placer, sin excesos ni culpa.”
Porque al final, el verdadero enemigo no es el azúcar, sino la desinformación y el desequilibrio. Y como bien dice la doctora Muñoz: “El cuerpo no se puede engañar. Lo que necesita es sensatez, no extremos.”
Consumido con moderación, el azúcar no solo aporta energía, sino también placer y conexión emocional. La clave está en dejar de engañar al cuerpo con sustitutos innecesarios y volver a lo esencial: el equilibrio, la sensatez y el disfrute real de la comida. Porque cuando entendemos lo que verdaderamente nos nutre, vivimos con más libertad, menos culpa y mejor salud.

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