Al igual que en el ámbito individual, que se proponen metas de inicio de año para cumplir durante los siguientes 365 días, en el ámbito financiero y económico se plantean perspectivas sobre la evolución de las principales variables que intervienen en el proceso de toma de decisiones de inversión.
En el caso individual, algunos factores pueden alterar el cumplimiento de las metas, como los gastos no presupuestados que afectan nuestro flujo de efectivo o simplemente porque nuestra vida da un giro de 180 grados y las condiciones iniciales cambian radicalmente. Siendo la economía una ciencia social, de manera similar algunas condiciones modifican la tendencia de las proyecciones; por eso, junto con la presentación de perspectivas resulta necesario analizar los riesgos.
Cerca de finalizar el 2024, repasamos lo que nos planteamos en enero, lo que se cumplió y lo que no.
En el ámbito internacional, esperábamos que la inflación en las principales economías se acercara a las metas de los bancos centrales, lo que permitiría una reducción más generalizada de las tasas de interés durante el segundo semestre. Esto se cumplió; aunque la inflación fue más alta de lo esperado durante los primeros seis meses del año, lo que retrasó las primeras disminuciones de las tasas de interés de referencia en las economías avanzadas.
Debido a las altas tasas de interés pronosticadas, se esperaba un crecimiento económico moderado, con un aterrizaje suave en Estados Unidos y una mayor probabilidad de recesión en la Eurozona. Sin embargo, en Estados Unidos, el crecimiento del PIB superó las expectativas en todos los trimestres, impulsado por un consumo resistente. La proyección del PIB era del 1.3%, pero podría cerrar el año cerca del 3%. En la Eurozona, hubo episodios de estrés a principios de año, pero ha comenzado una lenta recuperación.
La geopolítica impactó en varios momentos del año, aportando volatilidad e incertidumbre en los mercados financieros. Se intensificaron conflictos como el de Israel, que involucró a países cercanos como Líbano, Gaza, Siria e Irán. Las tensiones entre Rusia y Ucrania continuaron, con la participación de soldados norcoreanos. En África del Norte, los focos de conflicto se mantuvieron sin escalar. Además, las elecciones en varios países trajeron cambios significativos, como el regreso de Trump a la Casa Blanca, los Laboristas al poder en el Reino Unido y un sacudón en la política francesa.
A nivel local, se cumplió el principal mensaje compartido en nuestro Informe de Perspectivas de enero sobre el crecimiento de las variables macroeconómicas a ritmos cercanos a sus tasas de largo plazo. Las estimaciones del PIB han sido acordes a lo planteado, con una mejor dinámica en la inversión y una ligera desaceleración del consumo. Las exportaciones se han mantenido sólidas, sin verse afectadas por la moderación en el crecimiento económico mundial.
Se esperaba que la inflación tuviera un crecimiento más rápido en este 2024, ingresando y manteniéndose en rango meta del Banco Central. Esto no sucedió, la persistencia de la variación negativa en el crecimiento de precios interno fue la tónica en este año, muy apoyados por la baja en los precios internacionales de materias primas principalmente petróleo, pero también por un tipo de cambio que se ha apreciado durante el año.
Precisamente, en cuanto al tipo de cambio, su comportamiento durante la primera mitad del año fue acorde a lo esperado. Sin embargo, se estimaba una mayor depreciación entre septiembre y octubre, lo cual no se cumplió, llevando a una revisión a la baja de las proyecciones para el cierre del año. La volatilidad cambiaria ha afectado a algunas empresas, especialmente aquellas con ingresos en dólares y gastos en colones, así como al Ministerio de Hacienda, que ha visto reducidos sus ingresos en colones provenientes de impuestos pagados en dólares.
Esto permitió que la entidad monetaria redujera su tasa de interés de referencia, la TPM, a 4.25%, con la posibilidad de un último recorte en diciembre. Esta cifra es ligeramente inferior a lo proyectado por Mercado de Valores en enero, pero acorde con la revisión de julio. El riesgo de una correcta calibración de la política monetaria se ha materializado parcialmente, ya que aún existen espacios para disminuir más la tasa de interés debido a las expectativas de inflación a la baja.
En materia fiscal, se materializó el riesgo de una menor recaudación tributaria, lo que llevó a modificar las proyecciones para la razón deuda/PIB y el balance primario desde el segundo semestre. Esto también cambió el discurso sobre la tendencia de las finanzas públicas para los próximos años. Destacan los esfuerzos que debe hacer el Ministerio de Hacienda para aumentar la recaudación fiscal y adherirse a la regla fiscal, asegurando una distribución presupuestaria adecuada para generar bienestar en la población sin afectar los servicios esenciales. Por otra parte, no esperábamos mejoras en la calificación crediticia del país; sin embargo, Moody’s y Fitch nos dieron un upgrade.
En términos generales, la tendencia de las principales variables ha estado acorde a los escenarios planteados, lo que refuerza la importancia de este tipo de ejercicios y su divulgación para la toma de decisiones de inversión informadas y basadas en fundamentales, siempre de la mano con una asesoría oportuna que permita ajustar en caso de desvíos significativos respecto a los escenarios centrales.