
Imagine la escena: está en el Mall esperando a alguien, en la cafetería de la universidad antes de entrar a clase, o en el aeropuerto con tiempo de sobra antes del vuelo. Su celular le muestra un aviso tentador: “WiFi gratis disponible”. Con un par de pasos ya podría estar conectado.
La oferta suena irresistible: internet gratuito, rápido y accesible. Pero de inmediato aparece la duda que muchos se hacen en silencio: ¿qué tan seguro es conectarse a una red pública? ¿Me pueden hackear si entro a ese WiFi abierto que todos usan?
Qué pasa técnicamente en un WiFi público
Cuando usted se conecta al WiFi de su casa, la red está protegida con una clave que solo comparten quienes viven allí. En cambio, en un espacio público la lógica cambia: la red está abierta para cualquiera que pase cerca y quiera conectarse.
Esa diferencia es crucial. Una red pública suele carecer de cifrado, lo que significa que la información que viaja entre su dispositivo y el punto de acceso puede quedar expuesta. En otras palabras, alguien más en la misma red podría intentar observar ese “tráfico” y saber qué sitios visita o qué datos comparte.
Una forma sencilla de imaginarlo es así: conectarse a un WiFi abierto es parecido a tener una conversación en voz alta en un lugar lleno de extraños. Usted no sabe quién escucha, ni con qué intención.
Tipos de riesgos más comunes
Cuando usted acepta conectarse a una red pública, en realidad está entrando a un espacio compartido donde hay muchas personas al mismo tiempo. Esa convivencia digital no siempre trae problemas, pero abre la puerta a riesgos que vale la pena conocer.
1. El espía silencioso (Man-in-the-Middle)
El atacante se coloca entre su dispositivo y el servidor al que intenta llegar. De esa forma puede leer lo que usted envía, modificarlo o incluso interrumpirlo. Es como si alguien interceptara sus cartas, las abriera y las volviera a sellar antes de que lleguen al destinatario.
2. La red falsa (Evil Twin)
Aparece un acceso con el mismo nombre del lugar, y usted se conecta pensando que es la red WiFi oficial. Desde ese momento, todo su tráfico queda en manos del atacante. El riesgo aumenta cuando el portal de bienvenida lo redirige a páginas que parecen legítimas pero no usan seguridad.
3. Sniffing o captura de paquetes
En este caso no hay manipulación directa, sino observación. El atacante “escucha” el tráfico no cifrado y guarda lo que circula: contraseñas, correos, sitios visitados.
4. Robo de cookies y sesiones
Muchos inicios de sesión se almacenan en pequeños archivos llamados cookies. Si alguien logra capturarlos en una red abierta, puede entrar a sus cuentas como si fuera usted, sin necesidad de la contraseña.
5. Distribución de malware
Algunas redes no solo espían, sino que infectan. Desde publicidad invasiva hasta programas que registran cada tecla que escribe o intentan acceder a sus datos bancarios.
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Lo que realmente es posible (y lo que no)
Aunque los riesgos existen, tampoco significa que cada vez que usted se conecta a un WiFi público alguien va a hackear su celular en segundos. Los ataques no son automáticos: requieren que la persona malintencionada esté en la misma red, tenga proximidad física y utilice herramientas específicas.
La mayoría de las veces, si navega en sitios seguros y no descarga nada sospechoso, probablemente no tenga problemas.
Una comparación puede ayudar: no es como dejar la puerta de su casa abierta, pero sí como dejarla sin llave en una calle transitada. Puede que nada ocurra, pero aumenta el riesgo de que alguien curioso decida entrar.
Consejos prácticos para protegerse
Si decide conectarse a un WiFi público, hay varias medidas sencillas que reducen los riesgos:
1. Verifique que la red sea oficial
Pregunte en el local cuál es el nombre exacto de la red antes de conectarse. Así evita caer en imitaciones creadas por terceros.
2. Evite operaciones sensibles
No use redes públicas para ingresar a la banca en línea ni para hacer compras con tarjeta. Guarde esas gestiones para una conexión privada.
3. Use una VPN
Una red privada virtual cifra todo el tráfico y hace más difícil que alguien en la misma red pueda espiar lo que usted hace.
4. Active la doble autenticación
En sus cuentas más importantes (correo, redes sociales, banca) habilite un segundo factor de seguridad, como un código que llega por mensaje de texto o por aplicación. Así, incluso si alguien obtiene su contraseña, tendrá una barrera adicional.
5. Desactive la conexión automática
Configure su dispositivo para que no se conecte de forma automática a redes abiertas. Esto le permite decidir a qué red unirse cada vez.
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¿Tiene una duda tecnológica que siempre quiso resolver sin rodeos o algún tema que le gustaría ver explicado en este blog? Puede escribirme al correo jailine.gonzalez@nacion.com. Nos leemos la próxima semana con otra entrega de Detrás del Click.