En río revuelto, ganancia de pescadores, dice el refrán, y con las aguas turbias en Alajuelense, Saprissa tiene una gran opción de ganar más de la cuenta en el clásico.
La sacudida que dio la dirigencia del cuadro rojinegro al quitar a Alexandre Guimaraes como técnico del equipo, a solo cuatro días de jugarse el clásico nacional, sin duda es un movimiento que nadie esperaba. Seguro ni el mismo Guimaraes se lo veía venir. Pero la jugada puede resultar un arma de doble filo para los manudos, sobre todo al tener tan cerca el duelo contra los morados.
El panorama cambió. A la cancha probablemente saldrá la misma Liga, quizá con los mismos hombres, pero la idea variará; algo tratará de hacer diferente Óscar Ramírez, o quien se siente en el banquillo, y ahí es donde Saprissa puede sacar provecho.
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Antes de dar mis argumentos sobre por qué creo que Saprissa puede ganar el clásico, aclaro el título de este artículo y por qué la Liga es cliente fijo de los morados: de los últimos 10 partidos entre ambos en el torneo nacional, Saprissa ganó cuatro, empataron tres y la Liga ganó tres. O sea, Saprissa se dejó el 50% de los puntos disputados.
Volviendo al clásico, si antes pensaba que a Paulo César Wanchope y sus muchachos les iba bien si sacaban un empate del Estadio Alejandro Morera Soto, ahora creo que las opciones de Saprissa para llevarse la victoria aumentaron.
No porque Paulo no le pudiera ganar la partida a “Guima” —porque bien pudo hacerlo—, sino porque siento que ahora las cosas no son tan claras en el cuadro manudo.
Poco puede hacer el nuevo entrenador rojinegro, me refiero en cuanto a usar un nuevo sistema, pero tampoco puede apelar a lo mismo que hacía Guimaraes, porque de lo contrario, ¿para qué el relevo?
Saprissa puede sacar provecho de la incertidumbre que pueda existir a lo interno del plantel. Jugadores que pueden estar pensando: ¿el nuevo entrenador contará conmigo?, ¿cómo vamos a jugar?, ¿qué pedirá el nuevo técnico? Alguno me dirá: “Nombre, con otro técnico es distinto”, y se aplicará aquello de que “toda escoba nueva barre bien”. Hasta me recordarán: “Vea en Saprissa, se fue José Giacone y con Wanchope el equipo le ganó 3-0 a San Carlos”.
Pero es distinto. Recordemos que un clásico es una historia aparte, y no es lo mismo medirse a los norteños —uno de los equipos más flojos del torneo— que tener la presión de volver a la victoria teniendo al frente a Saprissa.
¿Qué mayor motivación para Saprissa, que viene de cuatro victorias seguidas, que darle un golpe al archirrival? Al plantel que se quedó sin entrenador, que no convence a su afición y que está muy presionado por volver a lograr un triunfo.
Creo que Alajuelense buscó la forma de calmar a la afición manuda, que explotó ante un nuevo empate, el del miércoles pasado contra Sporting. La solución fue quitar a Guimaraes, pero ni siquiera trayendo a Carlo Ancelotti —a quien tienen en la mira en el Real Madrid— el plantel presentará mayores modificaciones. O sea, el nuevo entrenador llegará ante Saprissa sin tiempo para trabajar lo que desee, mientras que el cuadro morado es lo contrario y deja ver que la idea de Paulo Wanchope va calando en el grupo.
Otro aspecto que puede ilusionar a los saprissistas con los tres puntos —y eso no tiene nada que ver con que el rival cambiara de entrenador— es que, en caso de ganar, Saprissa pasaría de estar pensando en el cuarto lugar a luchar por el tercer puesto. Con el triunfo en Alajuela, los morados alcanzarían en 34 puntos a los rojinegros y, con tres fechas más por jugar, bien los podrían superar.

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