En la última entrevista que dio Parmenio Medina, cinco días antes de ser asesinado, habló del futuro de
Poco después, el 7 de julio del 2001, sonaron los tres balazos que recibió a las 4:30 de la tarde, a causa de los cuales el periodista colombiano dejó atrás uno de los programas más queridos de la radio nacional, con 28 años de historia. Parte de su éxito fue la reputación de su director, quien hacía de su palabra un verdadero sello de garantía.
No en vano se hizo popular la frase “si lo dice
“En ningún momento se bajó el tono, se llegó hasta lo último. Así era Parmenio: nunca se agachó y esa fue una de las razones para que terminara como terminó”, describe Fernando
Durante el tiempo que estuvo al aire el programa, Medina logró hacerse una legión de seguidores entusiastas, que cada año esperaban la transmisión de la Vuelta Ciclística a Costa Rica, el “entierro” del equipo perdedor al final del campeonato nacional y las voces de los personajes que cada semana animaban sus hogares.
Con su autodenomiado “Escuadrón Antichorizo” y las denuncias que hacía públicas, el comunicador le dio muchos golpes frontales a la corrupción.
Parmenio Medina parecía ejercer el periodismo con gabacha y lentes de científico: cada denuncia que recibía la abordaba con su particular método de comprobación, que se caracterizó por ser paciente y exhaustivo.
Su celo por la confirmación era tal que ni siquiera comentaba estos reportes con sus compañeros de trabajo. El equipo no se enteraba de aquellas acusaciones que no tuviesen un respaldo.
“Cuando Parmenio sacaba algo a la luz, era porque tenía los documentos en la mano, y eso hizo la diferencia”, afirma López.
Revelar la identidad de sus informantes tampoco era cosa que le gustara. “La denuncia le llegaba a él y no aceptaba que nadie más la tramitara. En 25 años a su lado, pude conocer solo dos o tres de sus fuentes”, sostiene López.
Medina trabajaba hasta la madrugada tecleando a máquina el libreto del siguiente programa, pues también se reservaba esa tarea para sí. Una hora antes de la grabación, llegaba al estudio radiofónico con dos copias y asignaba los personajes.
López recuerda la vez en que un político investigado llamó a Medina para pedirle que, en virtud de la supuesta amistad que los unía, reconsiderara revelar el escándalo. Pero el periodista le habló de frente: “Mirá, si fueras amigo mío, no estarías metido en esas cochinadas”. Lo cierto es que el caso salió al aire.
“De
El periodismo investigativo se combinaba con humor fino e historias que los ticos sentían como propias.
Una de las tradiciones del programa era el “entierro” que hacían a final de año del equipo que perdiera el campeonato nacional de futbol. Por ejemplo, si Saprissa ganaba, imitaban a Carlos Alvarado, Roberto Chacón y otros futbolistas y directivos de la época.
Igualmente,
Entre los escándalos que reveló el espacio, se recuerdan el de la Vuelta en 1979, la investigación a una importadora de calzado en 1993 y las denuncias contra radio María.
López considera que, tras la muerte de Edwin
“En una ocasión, dijo Parmenio: ‘Hagamos un viejo al que le guste el cuento, se sabe los chismes de su oficina y goza contándolos, y pongámosle
Aunque Medina montaba el libreto con rigor, al aire se valía improvisar: una vez empezada la grabación, no se detenía.
López recuerda que, durante una grabación, leyó ‘Pococi’, con el acento en la segunda “o”. Parmenio gritó, entre risas y al aire: “¡Sos un gringo!, un bostezo para
Medina también incorporó personajes del día a día josefino. Uno de ellos era
Por haber sido un programa “de la gente”, su vacío –con el que empezó una oscura era de censura a periodistas– se siente aún.
De pronto, aparece todavía algún