Abrir las páginas de San Selerín que se presentaba como “periódico para niños”, era toparse con poemas originales del autor del Himno Nacional, textos traducidos de grandes escritores universales, como Goethe, Edmondo D’Amicis y León Tolstói, y con cuentos clásicos, como La cenicienta y la La bella durmiente .
Sin embargo, también es un manual ilustrado sobre hábitos de higiene, historietas de animales con moralejas, la biografía de Luis Pasteur y artículos didácticos sobre los nidos y las plantas insectívoras.
“ San Selerín fue la primera revista que se publicó en Costa Rica dedicada exclusivamente a los niños. Su contenido era variado y balanceado, pues incluía textos literarios, pero también artículos didácticos y muy amenos sobre ciencias naturales, salud, historia, anatomía y biografías de personajes famosos”, explicó Margarita Rojas, investigadora y profesora de la Escuela de Literatura y Ciencias del Lenguaje de la Universidad Nacional.
“Se suplica a los directores de las escuelas que aún no han vendido los ejemplares de los números 3 y 4, se sirvan enviarnos el dinero que hayan podido recoger y los ejemplares que les queden”.
Ese mensaje, publicado en el número 6 (15 de octubre de 1912), refleja la que –a criterio de Rojas– pudo ser la razón por la que la que la revista tuviera una circulación tan breve. “Era un proyecto dirigido por Carmen Lyra y Lilia González como editoras y financiado por los mismos maestros. Ellos pagaban por la revista y la hacían llegar a sus alumnos. Tampoco tenía publicidad”.
De ese modo, los sellos postales en las portadas de las revistas en manos la educadora Isabel Cristina Cubero de Pérez Zeledón comprueban que cada ejemplar era enviado directamente a don Justo Facio, escritor y docente.
Fue precisamente doña Rosario de Facio (esposa de don Justo), quien le obsequió a la profesora Cubero la colección en 1982.
Pionera. A criterio de Rojas, uno de los principales aportes de San Selerín para la literatura costarricense es haber sido el semillero de lo que sería posteriormente Cuentos de mi Tía Panchita , la obra cumbre de Carmen Lyra.
“Si bien la revista comenzó a publicarse en 1912, la serie de cuentos sobre el personaje Tío Conejo apareció en el número 11, del 1.° de mayo de 1913. La primera edición de Cuentos de mi tía Panchita se publicó en 1920”.
En San Selerín aparecieron por primera vez relatos como “Tío Conejo ayuda a la Tía Tortuga”, Tío Conejo y míster León”, “El Caballo de Tío Conejo” y “El paseo de la familia de Tío Conejo”.
¿El nombre? San Selerín proviene del título de una ronda infantil, pero posteriormente se convirtió en un personaje que se compara con el dios Mercurio.
Según confirmó la directora de la Biblioteca Nacional, Yamileth Solano, esta institución resguarda gran parte de los números de la revista. Puede consultarse su versión digital en www.sinabi.go.cr .