El trabajo de Francisco Coto Fernández (1924-2024), es el del maestro que detrás del lente de su cámara logró documentar sucesos fundamentales, como la visita del presidente John F. Kennedy a Costa Rica, o la erupción del volcán Irazú en 1963, pero también el cronista de espacios urbanos dentro y fuera del Valle Central, con su lenguaje poético y su dominio de la luz.
En estas imágenes de dinámicas composiciones, destacan los espacios llenos de personajes como trabajadores en las fábricas, muelles y sembradíos de tabaco, personajes urbanos que caminan en medio de la ciudad, pescadores, escenas cotidianas o su propia familia siendo parte de esa memoria colectiva.
Sus fotografías son atemporales, algunas parecen realizadas apenas hace unas semanas, otras nos conectan con la memoria de nuestros padres y abuelos, los espacios y las tradiciones, los lugares, la descripción visual de una ciudad que ya no existe, pero que despierta nuevamente en cada una de sus fotografías. Su trabajo refleja composiciones muy cuidadas en blanco y negro y ocasionalmente en color, que trascienden el contexto costarricense para inscribirse en el campo de la fotografía latinoamericana.
En 1947, Francisco Coto abrió su primer estudio en el centro de San José y desde ahí, se transformó junto a su hermano Jorge y su familia, en pionero en muchos ámbitos de la fotografía en el país. Se involucró en la fotografía comercial trabajando para empresas como Jirón, Numar, Irex, y también para el Instituto de Turismo, entre otros. Para Numar realizó múltiples trabajos como calendarios o fotografías de producto. Algunas de estas imágenes se conservan en negativos de formato medio a color que aún deben ser reproducidos y estudiados.
De igual manera para la colchonería Jirón, realizó trabajos comerciales y solía mostrar sus fotografías ampliadas en gran formato en los espacios en donde se exhibían estos productos. Parte de este material se mantiene disperso entre cientos de negativos que se mantienen en los archivos de la Fundación Francisco Coto, instancia encargada de la conservación de los fondos fotográficos del maestro.
Coto trabajó también como cronista deportivo en varios periódicos, entre ellos La República. En 1952 llegó a tener una plana completa con sus “Gráficas deportivas” donde realizaba un fotorreportaje semanal de los mejores eventos deportivos de la semana, especialmente de fútbol, incluyendo las primeras incursiones de las mujeres en este deporte.
Como fotógrafo de prensa, documentó sucesos de gran importancia para el país, visitas de personajes importantes, eventos gubernamentales, sucesos, procesos de desarrollo urbano, etc. Destaca su documentación sobre la expedición realizada en Tierra Morena, cerca de las faldas del Volcán Irazú, luego del terremoto acontecido en diciembre de 1952 (La República, 11 enero de 1953, página 19).
Coto introdujo el lenguaje de retrato de calle. Solía salir con su cámara y simplemente captaba gente caminando o conversando, estilo que se popularizó décadas después. Pero sus fotografías de carácter urbano van más allá de simples registros de la ciudad y la gente, convirtiéndose en un testimonio de los espacios, locales, usanzas y vestimentas, solamente para poner algunos ejemplos del valor antropológico y social de sus fotografías. Sus imágenes nocturnas que nos hablan de una ciudad de San José iluminada con neón y colorida, que aún permanece en la retina de muchísimas personas, sobre todo ante la nueva ciudad, oscura en su mayoría, peligrosa y descuidada.
A inicios de la década de los sesenta ya estaba realizando fotogigantografías, enormes fotografías que llegó a exponer junto a una muestra de autos Fiat modelo 1964, en Auto ITALO Ltda., ubicado en el Almacén Lines, frente al Parque Morazán, en el año 1963.

Un artículo de prensa de ese año lee: “Este año la exhibición de autos Fiat ha tenido la decoración especial de grandes fotomurales con vistas de Costa Rica, destacando entre ellas la de la Ciudad de San José que es una foto aérea del centro comercial de nuestra capital, presentando todas las modernas y grandes construcciones. También han sido admiradas por miles de personas fotos de gran tamaño de Puntarenas, del Volcán Irazú con su actual actividad, etc. Los trabajos de ampliación, revelado y montaje de estas extraordinarias fotos se han realizado en los laboratorios del STUDIO FOTO COTO de esta ciudad”.
En La Prensa Libre del 10 de marzo de 1965 el Studio Foto Coto publicaba un anuncio específicamente dirigido a la “Industria, el Comercio y Público en General”, donde se refería a los 17 años de experiencia que le permitían ofrecer lo más moderno en “fotografía técnica industrial, fotografía de productos (cosméticos, cigarrillos, cervezas, etc.), Foto murales (con nuevo taller especializado), Transparencias en color (para Litografía) y Reproducciones ( Restauración total de fotos viejas y óleos artísticos), todo esto garantizado con el uso de equipos de alta precisión fotográfica, LINHOF ( Técnica), SP EDD GRAPHIC, ROLLEIFLEX, MAMIYAFLEX”.
Coto fue también parte de la Primera Asociación Costarricense de Fotógrafos Profesionales (A.C.F.P), que se fundó en 1956, y más delante de la Asociación de Fotógrafos, Camarógrafos y afines, que luchó incansablemente para que se reconociera y se respetara el trabajo de los fotógrafos profesionales, y en la cual Coto ejerció como secretario. En su primer Boletín Fotográfico, publicado en junio de 1962, se habla de uno de los primeros logros de la Asociación: gestionar que el gobierno del expresidente Mario Echandi J. junto a su Ministro de Gobernación, Joaquín Vargas G., firmaran el Decreto Ejecutivo No. 56, que por primera vez reglamentaba las actividades fotográficas en Costa Rica. La norma indicaba: “Podrán ejercer actividades profesionales de fotógrafos, camarógrafos cinematográficos y de trabajos de reproducción, ampliación, transformación de fotos a óleos o similares, únicamente aquellas personas que obtengan licencia para este objeto…”.
Ante la solicitud por parte de la Asociación para saber cuántos fotógrafos poseían licencia, el gobierno entregó, mediante oficio No. 00766, una lista donde aparecían 58 personas con licencia para ejercer la fotografía en el país. En 1962 pertenecían a la Directiva de la ACFP: Mario Roa como Presidente; Efraín Calderón Z., Vice-Presidente; Francisco Coto, Secretario; Luis Gillermo Arias, Fiscal; Álvaro Chavarría N.; Willy Fonseca F. y Lionel Roa V. como vocales; y Beltrán Meza Q. como Tesorero.
Francisco Coto fue además pionero de la fotografía aérea, dejando para el futuro vistas de la ciudad de San José, que permiten hoy realizar estudios sobre el desarrollo urbano de la capital.
Más allá de sus fotografías de estudio, sus fotografías de vistas para tarjetas postales -que fue por mucho tiempo un importante medio de vida para los fotógrafos- constituye un importantísimo patrimonio documental para el país. Estos ejercicios le permitieron recorrer todo el país, legándonos imágenes inolvidables de una Costa Rica que poco a poco ha ido desapareciendo, transformándose y transformando para siempre nuestro paisaje.
El trabajo de Francisco Coto inevitablemente nos hace pensar en la relación tan estrecha que guarda la fotografía con la memoria, y no sólo con la de los archivos privados, sino con la memoria colectiva de un país.
Finalmente, es necesario resaltar el gran esfuerzo que realizan la familia Coto Elizondo y la Fundación Coto, para inventariar, clasificar, restaurar y dar a conocer el trabajo de su padre, redescubriendo cada día nuevas imágenes, y teniendo la conciencia y claridad del gran valor que su legado tiene para nuestra memoria como pueblo, así como la importancia de compartirlo.