En el lejano 1911, una jovencita de 17 años de edad hizo una solicitud extraña para esa época a la Junta de Gobierno de la Facultad de Farmacia: quería estudiar para convertirse en farmacéutica.
Era una petición inusual que recibió la Escuela de Farmacia, llamada así antes de integrarse a la Universidad de Costa Rica (UCR) en 1940, porque hasta entonces ninguna mujer había pretendido –o al menos se conoce públicamente– estudiar una carrera universitaria en el país. Por esa razón, los decanos de la facultad le dieron una respuesta negativa.
Una deliberación complicada
El nombre de la joven es Felícitas Chaverri Matamoros, y no iba a quedarse conforme con ese rechazo. Años atrás, en 1907, se abrió camino para ingresar al Liceo de Heredia, en un grupo de 29 mujeres, para estudiar secundaria. De hecho, se convirtió en una de las primeras tres bachilleres del sistema mixto de educación.
No iba a ser distinto con los estudios superiores. Aunque en esos años los grupos conservadores ejercían una presión fuerte para mantener esos espacios reservados para los hombres, Felícitas, conocida cariñosamente como Lita, estaba empecinada en estudiar Farmacia.
Fue así que los decanos aceptaron volver a revisar su caso. Les tomó ocho días deliberar. Hubo una amplia discusión e incluso se organizó un debate público.
Finalmente, acordaron permitirle a Lita ingresar a la Escuela de Farmacia porque, entre otras razones, en el reglamento no se especificaba si era válido o prohibido el ingreso de una mujer, de acuerdos a archivos del Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu), la Facultad de Farmacia y el relato de la familia Chaverri.

Primera profesional
Era principios del siglo XX, una época en la que el estereotipo que se tenía de las mujeres era como encargada de los quehaceres del hogar y cuidar a sus hijos. Por lo tanto, el ingreso de Lita a los estudios superiores rompió ese paradigma.
Ingresó a la Escuela de Farmacia en marzo de 1912, y se graduó, con brillantes notas, en noviembre de 1917. Se convirtió en la primera farmacéutica de Costa Rica y, por lo tanto, su primera profesional.
Aunque antes de 1917 hubo generaciones de maestras y obstetras, ellas no se consideraban profesionales. Montserrat Sagot Rodríguez, socióloga, dijo que la categoría de profesión responde a la obtención de títulos universitarios, pues en aquel momento, las aspirantes a maestras ni siquiera necesitaban su título de colegio para dedicarse a esta profesión.
“En el caso de las maestras, a ellas no se les exigía concluir sus estudios de bachiller de colegio. Algunas, inclusive, se formaban como parte de su educación secundaria. El periodo de formación era de casi dos años en la Escuela Normal, por lo que era una preparación especial, pero no lo suficiente para conseguir un título universitario”, explicó la especialista.
La abogada Ángela Acuña Braun, impulsora de la lucha por los derechos civiles de las mujeres en Costa Rica, se graduó años más tarde, en 1925. De hecho, en su libro La mujer costarricense a través de cuatro siglos, Braun escribió sobre la joven farmacéutica:
“Lita Chaverri Matamoros, muerta apenas iniciada su carrera profesional, dejó a la patria ejemplo vivo de cuánto puede la constancia inteligente, la acción del pensamiento, el placer del estudio (...) Conversé con ella, muchas veces, sobre el futuro de la mujer costarricense. En sus ojos leía el entusiasmo de triunfar, en aquellos ojos dulces que se cerraron en la más fresca primavera de sus años”.
Durante el 120.º aniversario de fundación de la Facultad de Farmacia y los 100 años de la graduación de Lita, en 2017, la entonces decana de la Facultad de Farmacia, Lidiette Fonseca González dijo: “Sus pasos rápidamente fueron seguidos por otras personalidades destacadas como las doctoras Áurea Vargas Bonilla, Nuria Montero y Yolanda Méndez, quienes impulsaron el desarrollo de la Farmacia de Hospital, el control de medicamentos y la ocupación de posiciones de liderazgo”.

Cambio en la carrera de Farmacia
Lita nació el 9 de mayo de 1894 en Atenas, pero sus padres eran de origen herediano: Vicente Chaverri y Teresa Matamoros. Tuvo seis hermanos, entre ellos, Amado Chaverri Matamoros, un periodista que se involucró en la revolución mexicana de Porfirio Díaz como jefe del servicio de prensa, información y propaganda.
De esta misma estirpe son los científicos Gil y su hija, Adelaida Chaverri. Gil es autor de un arreglo de la tabla periódica que se usaba en colegios, en la UCR y en varias universidades latinoamericanas. Adelaida es la primera la primera naturalista y conservacionista costarricense.
Lita también era tía de Edith Chaverri Chaverri, la primera ingeniera agrónoma formada en la antigua Escuela Nacional de Agricultura.
Otros familiares destacados son Adrián Chaverri Rodríguez y Guillermo Chaverri Benavides, destacados químicos y profesores universitarios.
Desde la graduación de Lita, la carrera –que este 12 de agosto celebra el día nacional del farmacéutico– dio un giro: actualmente más del 70% de las personas que estudian farmacias son mujeres.
En 1921 la joven farmacéutica se casó con Clímaco Pérez Arriete, quien entonces era diputado de Guanacaste. Juntos tuvieron tres hijos: Edwin, Allan e Iván. Uno de los niños era asmático, por lo que la familia siempre buscaba vivir en lugares con climas cálidos para evitar recaídas fuertes en su enfermedad.
“Abrió brechas a la mujer en Costa Rica, porque hoy en día un gran porcentaje son mujeres en Farmacia, pero en esa época hasta cierto punto fue un escándalo”, dijo Allan Pérez Chaverri, hijo de Lita, en un reportaje de 7 días de Teletica.

Mientras estudiaba esta carrera, Lita publicó poemas en la revista Selenia, entre otras publicaciones de la época.
Luego de su graduación, se desempeñó como regente en varias farmacias de San José, e incluso en una de Limón. Sin embargo, decidió viajar a México en 1927 para estudiar Medicina. Estuvo dos años en ese país, pero no pudo culminar la carrera por falta de recursos económicos.
Cuando regresó a Costa Rica fue nombrada jefa del Departamento de Drogas y Estupefacientes de la Secretaría de Salubridad Pública, y de esta manera se convirtió también en la primera mujer en ese puesto.
Ocupó ese cargo durante dos años, hasta que contrajo una enfermedad pulmonar que en ese entonces era muy difícil de curar en Costa Rica.
La toga farmacéutica la llevó hasta el 6 de octubre de 1934, cuando murió en San José a los 40 años de edad. Más de noventa años después, su gremio atesora su legado como una historia de igualdad, ciencia y servicio.

Día nacional del farmacéutico
Este 12 de agosto, el Colegio de Farmacéuticos de Costa Rica recuerda la vida de Lita Chaverri como “el poder transformador del conocimiento”.
Ella ingresó a la Galería de Mujeres del Inamu en 2002 por su trayectoria de vida.
El gremio afirma que la figura de farmacéutico es el primer contacto de muchas personas con el sistema de salud: el puente entre el conocimiento técnico y el cuidado humano.
“En cada botica de pueblo, en cada hospital, en cada farmacia de barrio o de alta especialidad, hay farmacéuticos que siguen el ejemplo de Felícitas. Profesionales que estudian con rigor, que se actualizan, que escuchan, que educan y que velan por el uso correcto y responsable de los medicamentos”, apunta el Colegio en un comunicado.
El presidente del colegio, José Gatgens, extendió un reconocimiento a todos los profesionales de la farmacia, “cuya labor ha sido clave en la construcción de un sistema de salud más equitativo, eficiente y humano”.
Gatgens añadió que los farmacéuticos son “guardianes del bienestar colectivo, y su aporte mercer ser valorado cada día”.
El Colegio Farmacéutico destaca que estos profesionales son parte de la primera línea en emergencias, pandemias y desastres naturales.
“En las rutinas cotidianas, son el consejo confiable, el rostro familiar, la guía experta. Son científicos al servicio de la comunidad, y su labormerece visibilidad y respeto”, concluye la institución profesional.