Con una mente inquieta y un ojo agudo para los detalles históricos, José Chacón, exitoso autor costarricense de superventas, presenta en su nueva novela un viaje fascinante a través de los pasillos del famoso palacio gótico de Aviñón, Francia.
En entrevista con La Nación, Chacón comparte cómo la semilla de su próxima novela, El Caligrafista, fue plantada hace casi dos décadas durante una visita casual a esta histórica ciudad. Recuerda con vívida emoción el momento en que se preguntó cuántas historias intrigantes podrían haberse desplegado entre los muros que alguna vez albergaron a siete papas, entre 1309 y 1377.
De allí, deriva la trama de su nuevo título, la cual cuenta la aventura del Profesor Freedman, quien tiene la clave para resolver el misterio que ha rodeado, durante 700 años, la vida de Margarita de Trento, una hereje que vivió en la Italia del siglo XIV.
Ahora, Freedman ha decidido revelar el misterio durante una conferencia en el significativo Palacio de los Papas de Aviñón, Francia, donde la mujer fue condenada. Mientras tanto, Maha al Katib, una criminóloga iraní exiliada en Londres está investigando una serie de asesinatos ocurridos en la ciudad sagrada de Mashhad, cuya clave está en un misterioso Corán escrito con la sangre de Saddam Hussein. Nerea, la papiróloga madrileña del momento, investiga las tintas mágicas antiguas mientras intenta sobreponerse a una ruptura amorosa y a la muerte de su papá.
Esta intrincada historia, que se enmarca en el particular género del sacrothriller, llegará a librerías costarricenses en la primera semana de abril bajo el sello de Abyad. En ese marco, Chacón comparte cómo esta historia se posiciona en su carrera, la cual ha contado con grandes éxitos en ventas como su ensayo Libre (el cual ha vendido más de 5.000 ejemplares), Paradoxa (con más de 3.600 libros vendidos) y Mysterium Salutis (que registra poco más de 2.200 ejemplares despachados), cifras muy destacadas para un autor costarricense.
¿Qué inspiró la trama de El Caligrafista y cómo se relaciona con sus anteriores obras?
Todo comenzó hace casi veinte años cuando, casi por casualidad, tuve que visitar Aviñón. Visité el Palacio gótico donde vivieron los pontífices y quedé fascinado ¿Cuántas historias extrañas e interesantes pudieron ocurrir ahí dentro? Parecía que solo iba a ser una linda experiencia de la que había querido escribir, sin lograrlo. Pero quince años después llegó a mis manos un documento medieval sobre el proceso de acusación de herejía contra Margarita de Trento.
Esas dos piezas encajaron de inmediato y empecé a investigar más. Un año después leí un estudio que analizaba el proceso mediante el cual fue escrito un Corán cuya tinta estaba elaborada con la sangre de Saddam Hussein. Sí, a primera vista era algo totalmente diferente, pero entonces llegó la última pieza del rompecabezas que hacía que todo tuviera una coherencia de conjunto: un asesino en serie que mataba mujeres en el país de las Mil y una Noches.
El Caligrafista es mi séptimo libro y segunda novela. Tanto los ensayos como las novelas tienen que ver con la búsqueda de libertad, la vivencia de una espiritualidad sin ataduras y la exploración de la fascinante diversidad que compone la humanidad.
—¿Cómo describe el género del “sacrothriller” y por qué decidió incursionar en él?
—El thriller teológico o sacrothriller combina la historia, el crimen, el misterio y la teología en la literatura. A veces también recurre al terror. En realidad no decidí conscientemente incursionar en un estilo o una corriente específica. Mi formación en teología y mi fascinación por la Edad Media, la elaboración de manuscritos, códices y papiros, y mi afición por el mundo de la criminología —concretamente el crimen con motivaciones religiosas— hicieron una amalgama de la que no he podido escapar.
“El escritor Gustavo Camacho Guzmán ubica mi primera novela en el campo de la novela histórica. Recuerdo que en una ocasión Tatiana Lobo, en la sala de su casa, me aconsejó investigar en los archivos de la Curia en San José, porque ahí había mucho material sobre las acciones de lo que llamaríamos Inquisición en Costa Rica y Centroamérica. Ese tipo de historias me persigue”.
—¿Qué tipo de investigación realizó usted para desarrollar los aspectos históricos y religiosos de la novela?
—Mi mesa de trabajo se empezó a llenar mucho. Primero de libros sobre el papado de Aviñón, sobre criminología y sobre la historia de Margarita de Trento. Pero después se llenó de todo tipo de objetos extraños con los que experimentaba haciendo tintas antiguas y estudiando la forma en que podría ser posible hacer tinta basada en sangre humana. Creo que por ese periodo mi esposa estaba empezando a asustarse en serio. No le he preguntado, pero creo que por eso no dejaba que nuestros hijos se asomaran mucho por ahí. Para poder comprender a cabalidad todos los aspectos de papirología y elaboración de tintas antiguas tuve una extraordinaria maestra. Hablo de Miriam Blanco Cesteros, quien es especialista en papirología por la Universidad Complutense de Madrid.
”Primero intercambiábamos correos semanales y el año pasado nos encontramos en Madrid. Para la parte de criminología consulté al profesor de la Universidad de Valencia, el doctor Vicente Garrido. Con él pude aprender a hacer los perfiles criminológicos de una manera más apropiada. También consulté al criminalista y escritor costarricense Rogelio Ramírez Cartín. Para la historia de Margarita de Trento consulté a la profesora Marina Benedetti, de la Universidad de Milán, experta en Historia Eclesiástica y la mayor conocedora de la figura de Margarita, a mi criterio”.
—¿Cuál es su opinión sobre la fusión de elementos de misterio y thriller con temas sagrados y religiosos?
—Creo que es una fusión natural. Todo lo que ha cautivado el corazón y la mente de los seres humanos ha impulsado deseos y locuras. El poder, el dinero, el sexo, la religión, todo eso está en el centro de muchas historias de sangre. La fe y el odio caminan muy cerca. El poder y el liderazgo están estrechamente ligados a personajes psicopáticos a lo largo de toda la Historia. Fue Silvia Quesada, la editora, quien me hizo ver que lo que yo estaba escribiendo, incluida mi primera novela Mysterium Salutis, se podría definir como sacrothriller.
—¿Cómo aborda las posibles reacciones negativas de ciertos sectores religiosos o culturales ante la interpretación de temas sagrados en tu obra?
—Me ha pasado antes. Sobre todo con mis libros de ensayo, como Libre, Paradoxa o Cambio de planes. Al principio solía reaccionar y me estresaba. Pero luego me di cuenta que eso sucede porque lo que digo toca alguna tecla floja en el piano de la religión, justamente la tecla que hay que reparar. Como decía mi profesor Juan Stam: “Un sermón debe acomodar a los que estén incómodos e incomodar a los que están muy cómodos”. Solo tenemos que cambiar sermón por libro.
—¿Considera que su novela busca desafiar las percepciones tradicionales sobre la religión y la espiritualidad?
—La historia nos desafía. La novela solo cuenta esa historia, no permite que la olvidemos. Si la novela nos entretiene, ha valido la pena, si además nos permite reflexionar en algo, mucho mejor. Y si llegara a provocar conversaciones profundas, moriré sintiéndome satisfecho.
—¿Cuál es el mensaje principal que espera transmitir a sus lectores a través de “El caligrafista” en relación con la espiritualidad y la búsqueda de la verdad?
—Una sola palabra, aunque tenga solo cuatro o cinco letras, dependiendo de cómo se use, puede causar destrucción y muerte. En un mundo en el que se puede destruir toda una vida ensuciando la reputación de alguien por medio de las redes sociales, debemos cuidar nuestras palabras. Con El Caligrafista pretendo mostrar el peligro en las grandes estructuras consideradas oficiales. Creo que la verdadera libertad espiritual está en un punto equidistante entre el sectarismo que idolatra a personajes carismáticos, y la confianza irreflexiva depositada en las grandes estructuras oficiales. Sucede exactamente igual en política.
—¿Cuál fue el aspecto más gratificante de escribir una novela que desafía convenciones y aborda temas sensibles como la religión y la historia?
—El día que terminé de escribir sentí mucha nostalgia. Conviví cuatro años con mis personajes. A veces decidía “montar al carro” a uno de ellos e ir conversando en las presas. Otras veces me iba con otro de los protagonistas a tomarme un café e imaginaba cómo se movía, cómo comía o cómo movía los ojos —Pienso que durante ese tiempo mucha gente me vio hablar “solo”—. Creo que esa nostalgia significa que realmente estuvieron ahí, conmigo. Ojalá los lectores puedan conocerlos como los conocí yo. Pienso que la novela podría ser algo desafiante, como la vida misma. Tengo la impresión de que mis novelas son complejas como la cocina de un restaurante en su hora más intensa. Lo que hago es invitar a los lectores a participar de la receta, ensuciarse las manos, picar la cebolla y cocinar la cena conmigo.
Consiga la novela
El Caligrafista estará disponible en librerías en la primera semana de abril. La primera presentación de la novela será la Feria Internacional del Libro Universitario, que se realizará del 11 al 14 de abril, en el auditorio Cora Ferro Calabrese de la Universidad Nacional. Luego estará en el Festival Literario que se realizará del 19 al 23 de abril en Lincoln Plaza.
La obra también se podrá conseguir en Librería Internacional, La Escalera Ilustrada, en Amazon o directamente con el autor a través del Whatsapp 6050-0416. El costo del libro es de ₡12.500 en pasta suave y ₡16.900 en pasta dura.