La valentía, el humor, el coraje y la solidaridad son cualidades personales que Emilia Yang utiliza en su práctica artística para gestionar proyectos comunitarios y feministas. Su obra es colectiva, sus metodologías comunitarias y sus manifestaciones diversas.
Yang entreteje el archivo, los medios digitales y la toma del espacio público para provocar a que otras reflexionen sobre la memoria, el exilio, la migración, el privilegio y la violencia. En su obra destacan las redes de afecto y cuido que resisten y se enfrentan a las distintas problemáticas y adversidades políticas y patriarcales que atraviesan Centroamérica.
Emilia Yang es una artista visual, activista, investigadora y docente centroamericana, con quien he tenido el privilegio de compartir y convivir en mayo. Participa del programa de residencias que gestiono desde satis.FACTORY, una casa-espacio independiente que dirijo junto a otras colaboradoras.
Conversamos para compartir un cuerpo de trabajo que comprende el arte contemporáneo como un medio para exponer e imaginar mecanismos capaces de construir sociedades que cimenten futuros luminosos.

—¿De dónde surge esta raíz comunitaria y colectiva que atraviesa todo tu trabajo?
—Primero que nada muchas gracias por esta entrevista, y la oportunidad de estar en diálogo con vos y con lxs artistas cercanas al proyecto de satisFACTORY. Ha sido una experiencia muy enriquecedora.
“Me gusta pensar en lo comunitario como una raíz, porque realmente es un eje transversal en mi trabajo, y le da base e informa todo lo que hago. En gran parte deviene de experiencias de violencia de estado y de género y de formas de sobrevivirlas. Desde muy joven experimenté violencias acumuladas del Estado de Nicaragua, que ejerce violencia física, la cual niega y borra para no asumir su responsabilidad. Entonces desde ahí me he creado colectivas de arte, activismo y documentación para enfrentarlas en comunidad, y sentir que no estoy sola en esto o averiguar cómo nombrar esto que me pasó.
“Estas experiencias me dieron pistas para enfrentar el asesinato de mi tío Vicente por paramilitares patrocinados por el gobierno de Nicaragua en 2018. Me uní a la Asociación Madres de Abril (AMA), una organización de víctimas liderada por mujeres con el objetivo de luchar juntas por la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas.
“De manera que creé una iniciativa de memoria y un archivo colaborativo que se llama AMA y No Olvida, Museo de la Memoria contra la Impunidad, que dignifica a las víctimas y aporta a los objetivos organizativos de AMA en defensa de nuestros derechos. Crear memoria de los movimientos sociales es también luchar contra el sistema de impunidad que quiere borrar todas estas vidas y experiencias de lucha en Nicaragua.
“El otro lado o nodo de esta raíz, ha sido también mi experiencia encarnada de estar rodeada de amigas, compañeras de lucha y colaboradoras muy geniales, que me han enseñado el valor del acuerpamiento feminista. Las redes de defensoras de derechos humanos y sus prácticas feministas de cuidado me salvaron la vida en Nicaragua y salvan vidas todos los días en Centroamérica”.
—Me llama la atención y comparto el sentimiento de idenficarte como “centroamericana.”
—Hay un deseo valioso en reconocernos como ciudadanas de una región, y no de un Estado-nación. Al nombrarnos así, proponemos tanto una identidad como un imaginario de un territorio al que todas pertenecemos y que le debemos rememorar sus historias, reconocer y dignificar sus movimientos sociales. Es importante distinguir los desafíos de este territorio si queremos un futuro que resiste y repare sus heridas de forma conjunta".
—¿Cómo percibís vos esta centroamericanización, o por qué elegís nombrarte así?
— Bueno, desde pequeña he sentido que soy de muchos lugares, por los múltiples exilios que ha vivido mi familia. Soy de Nicaragua porque de ahí son mis ancestros, pero también de Costa Rica porque aquí nací y nos ha acogido en muchos momentos. Recientemente me tuve que exiliar por por mi arte y activismo como víctima del estado y por formar parte de una familia perseguida y criminalizada por su labor periodística.
“Utilizar la identidad centroamericana para mí es un posicionamiento político en muchos sentidos. Como feminista tengo una gran crítica al Estado-nación y el nacionalismo como la ideología que lo sustenta. Entonces creo más en las relaciones entre los territorios de este istmo que pueden crear alianzas y redes que desdibujen un poco las fronteras de los países, obviamente sin borrar las diferencias. También por pensar en este espacio realmente como el centro de América, en relación a otros centros de conocimiento y poder”.
— La residencia en satis.FACTORY es un preámbulo personal a tu exposición en el Museo de Arte Diseño Contemporáneo, junto a la colectiva UNFES, en Costa Rica. Unión de Feministas Engendrando Nuevos Sistemas (UNFES) es una colectiva que conformaste junto la curadora guatemalteca Maya Juracán, que brota de la necesidad y el entendimiento colectivo de la urgencia por crear una centroamericanización feminista. Somos mares, ríos, flores, minerales, volcanes, montañas y compost reúne la obra de esta red de artivistas que a través del arte señalan, gritan, nombran, imaginan y resignifican la región desde perspectivas de género, antipatriarcales, decoloniales, antirracistas y antifascistas, para plantear otras formas de liderar, colectivizar e imaginar, desde la pluralidad de voces, otros futuros. Contanos un poco más sobre esta red y la exposición que inaugura próximamente en el MADC.
—UNFES es un colectivo regional conformado por artistas, curadoras y activistas centroamericanes que trabajan por la justicia social, racial y de género. Son miembras Marilyn Boror, Mariela Richmond, Gabriela Novoa, Risseth Yanguez, Ana Laguna y Nara Ila y junto a una red de colaboradoras y los colectivos que nos acompañan. Es una unión de fuerzas y energías sanadoras desde distintas partes de nuestro territorio.
“Fundada en 2023, promovemos colaboraciones artísticas, investigaciones colectivas y espacios de reflexión vinculados con la memoria, la sanación y la denuncia de las violencias estructurales. Nos hemos inspirado en propuestas de curaduría comunitaria feminista y en el acuerpamiento como práctica política desde los feminismos comunitarios de la región. Como colectiva busca visibilizar voces históricamente silenciadas, fortalecer el tejido social y acompañar luchas territoriales a través de creación afectiva, situada y colaborativa. Ha sido un espacio muy importante y muy especial para contarnos lo que está pasando en nuestros territorios, y para nosotras mismas sentirnos cerca y apoyarnos.

—Celebramos el cierre de tu estancia en satis.FACTORY con un fin de semana de estudio abierto que permitirá que el público te conozca, observe y reflexione con vos sobre lo que estuviste produciendo en este tiempo. Es muy enriquecedor ver que las obras, archivos e investigaciones en proceso presentes en el espacio expositivo, emanan de una mirada feminista, solidaria, comunitaria y crítica sobre el desplazamiento forzado.
La futura en colectiva es una promesa reúne procesos individuales y colectivos de piezas en las que has estado trabajando y colaborando con distintas personas y redes. Entre ellas está la documentación de una acción colectiva en la que convocaste a personas cercanas al Parque de la Paz para que te acompañaran a volar el cometa que titulás Portal Feminista a la Futura. Esta acción esparcía cósmicamente por el aire un llamado a hacer “comunidad” y luchar por la “libertad”.
Este video es presentado en diálogo con Llamado a espacios seguros, documentación de otro cometa que hiciste en abril de este año en Michigan, donde vivís. En él se aprecia un cometa volando en el aire, que aparenta ser un portal, con los mismos colores que la bandera de Nicaragua. Estas piezas/portales devienen de una acción metáforica que considero potentísima, vinculadas al desarrollo conceptual de una “Batiseñal” que convoca a migrantes y exiliadxs nicaragüenses alrededor del mundo a crear un espacio seguro.
Estos videos van acompañados de La marcha del reencuentro, una manta creada en colaboración con la Colectiva Feminista Volcánicas, durante las sesiones que gestionaron por tres sábados consecutivos junto a mujeres feministas migrantes y exiliadas en Costa Rica. Durantes estas sesiones construyeron un espacio seguro para acuerparse y poner en diálogo sus vivencias, anhelos y promesas del futuro / la futura. De estas reuniones se presenta una especie de fanzine abierto que expone textos e imágenes de los encuentros.
¿Como artista y docente feminista, cuáles metodologías incorporaste en estos encuentros y cuáles fueron sus resultados?
—Estos proyectos surgen de una exploración que hice en el 2019 en Nicaragua en medio de una cruel represión, en el cual convoqué a un grupo de mujeres, artistas, sanadoras, educadoras e investigadoras para abrir un Portal Feminista a la Futura. En ese momento, este portal se abrió en medio de la vida cotidiana en Nicaragua para expresar apoyo, seguridad y libertad entre nosotras. A través del diálogo desde nuestros cuerpos e imaginarios colectivos, nos animamos mutuamente a recuperar la capacidad de soñar, basadas en la colaboración y el intercambio de conocimientos entre mujeres.

“En esta versión en el exilio, colaboré con la Colectiva Feminista Volcánicas. Esta colectiva promueve y defiende los derechos y libertades de las mujeres nicaragüenses migrantes y exiliadas en Costa Rica a través de la incidencia política, el trabajo en red, la comunicación digital y los espacios de acompañamiento. Ellas me han dado apoyo convocando a sus redes y retroalimentando mi propuesta de talleres.
“Me ha encantado conectarme con un grupo tan diverso, y platicar sobre nuestros dolores, lo que conocemos y celebramos, pero también sobre también nuestros sueños. Platicando ellas llegamos a la propuesta de hacer una marcha del reencuentro en 2035 donde podamos reunirnos con las amigas y compañeras que están dispersas por el mundo a partir del exilio, producto de la escalada de violencia estatal que vivimos en Nicaragua desde el 2018.
“La metodología de estos encuentros, se basó en la ficción especulativa de construcción de mundos, que se utiliza para la literatura, los juegos y la producción cinematográfica. Para esta experiencia le di giro crítico, partiendo del trabajo en las memorias actuales, el conocimiento situado y encarnado”.
—¿Qué es el Portal Feminista a la Futura?
—La Futura es un espacio alterno para crear y colectivizar la imaginación y sembrar proyectos de bienestar común, liberación y comunidad con personas feminizadas y diversas. El Portal a la Futura es la entrada, el dispositivo que la activa. Es una acción temporal que se abre en distintos lugares y crea conexiones entre distintos momentos del tiempo. En Nicaragua en 2019 abrimos un portal al 2025. En el 2025 en Costa Rica abriremos un portal al 2035 en Centroamérica. Los portales son espacios de encuentro y acuerpamiento para compartir saberes y ternura.
