Una medalla siempre es importante: marca un hito –a veces en la vida personal, otras en el ámbito académico e incluso la evolución de un país–, recuerda y conmemora un momento que no debe ser olvidado, premia un esfuerzo o labor… Y en la enorme variedad de medallas que existen, hay unos ejemplares especiales: son escasos, muy valiosos y singulares –casi nunca se pueden observar– porque cuentan fragmentos de la historia de Costa Rica: desde el reconocimiento a aquellos soldados que combatieron contra los filibusteros en la gesta nacional de 1856 y 1857 hasta el aniversario de un colegio que ha dejado una enorme huella.
Actualmente, los Museos del Banco Central (bajos de la plaza de la Cultura) exhiben Historias de medallas, primera exposición de este tipo en que se muestran 140 piezas que datan desde el siglo XIX hasta el presente. Las hay militares, conmemorativas (de hechos históricos, personas y congresos y reuniones), institucionales, premios en concursos y al mérito, deportivas y hasta las entregadas en el extranjero.
El espectador pasa de asombro en asombro. Homenajes a Pancha Carrasco y Clodomiro Picado, la inauguración del Monumento Nacional, la celebración del centenario de la Independencia, la declaración de la Isla del Coco como Patrimonio Natural de la Humanidad y hasta la visita de Pelé a Costa Rica son algunos de los hechos que conmemoran los objetos en la exhibición.
Para que las pueda admirar y para tentar también su curiosidad les ofrecemos la historia de cinco de las piezas destacadas.
Oro y plata para quienes pelearon por Costa Rica
La Campaña Nacional de 1856 y 1857, gesta heroica que se libró contra William Walker y los filibusteros en que se conservó la soberanía e independencia adquiridas en 1821, es un hecho sumamente relevante para la historia costarricense y para la construcción de la nación. Y, precisamente, ligado a este hito histórico encontramos las medallas que Costa Rica le dio en 1858 a los combatientes de las diferentes batallas por su valor y entrega en esa lucha contra los invasores.
LEA MÁS: Todo sobre la Campaña Nacional de 1856 y 1857
De hecho, el gobierno de Costa Rica emitió las órdenes N.° 20 y N. ° 22, del 19 de noviembre de 1857, y el decreto N.° 11 del 29 de diciembre de 1857 para elaborar las medallas que condecoraran los militares distinguidos en las diferentes batallas. Según la información de los Museos del Banco Central, se acuñaron 4.000 medallas en plata y 400 en oro: las primeras fueron entregadas a los soldados y las segundas a los oficiales de mayor rango. Los troqueles para elaborarlas fueron grabados en la Casa de Moneda de Costa Rica por Manuel Castro Araya.
Posteriormente, luego de las reformas liberales de 1880, la Campaña Nacional se volvió clave en la construcción de la nacionalidad costarricense. Como parte de la inauguración del Monumento Nacional, el 15 de setiembre de 1895, se convocó a los veteranos de la lucha armada para que el presidente Rafael Yglesias Castro los condecorara en el acto.
“Es una época importante en que se habla del ideal de costarricense que entrega su vida por la patria y todo esto está relacionado con un proceso político de los liberales, en que se empiezan a rescatar hitos en la historia costarricense en la construcción de la nación”, detalla Manuel Chacón, curador de Numismática de los Museos.
“A los veteranos de las Campañas de 1856 y 1857. La patria reconocida” se lee en el anverso de la presea, mientras que en el reverso aparece el grabado del Monumento Nacional y se detalla la fecha y el año.
100 años de la Independencia
Dos años antes de celebrar el bicentenario de la Independencia, esta medalla nos hace irnos un siglo atrás.
Con el fin de conmemorar los 100 años de la Independencia, el Gobierno le entregó a ciudadanos y políticos distinguidos medallas de oro, plata y bronce.
Dicho reconocimiento se hizo en los festejos del 15 de setiembre de 1921, en que se develó frente al Teatro Nacional el monumento a Juan Mora Fernández, primer jefe de Estado de Costa Rica.
LEA MÁS: La demolición de un viejo edificio dio lugar a la plaza Juan Mora Fernández
“Es una medalla muy interesante, de las pocas que se han hecho de la Independencia. Para el 150 aniversario hubo muchos objetos, pero no hubo medalla”, contó Chacón.
En honor a Clodomiro Picado Twight
En ocasiones, las medallas reconocen a personalidades. En este caso, esta pieza de 1932 reconoce la vida y obra del científico costarricense Clodomiro Picado Twight (1887-1944), cuyas investigaciones sobre serpientes venenosas fueron fundamentales para el descubrimiento de la penicilina, sus aportes hicieron que fuera ley tener suero antiofídico para atender las mordeduras de serpientes en las fincas y es considerado el padre de la microbiología en el país.
La historia de la presea es muy particular: Viriato Figueredo Lora, admirador de Clorito Picado y cónsul general de Costa Rica en Ginebra, encargó con su propio dinero una medalla en que se viera al científico extrayendo el veneno de una terciopelo. El resultado fue un trabajo de 15 centímetros de diámetro que fue reproducida en otras 1.000 medallas de bronce y traídas luego a suelo nacional, recuerda la Guía ilustrada de medallas de Costa Rica (2016).
Estos objetos se vendieron a ¢10 con el fin de que ayudar a las personas más pobres y para eso se les entregaron equipos de suero antiofídico y también se dejó en las comandancias de la Policía.
LEA MÁS: Clodomiro Picado Twight
¿Se le parece a una moneda? A veces pasa; la principal diferencia, contó Manuel Chacón, es que la medalla detalla para qué fue creada y no tiene un valor económico impreso en ninguna de sus caras.
Medio siglo del Colegio Superior de Señoritas
Esta pieza no solo es una rareza, sino que existen si acaso dos o tres ejemplares conocidos. Se entregó en 1938 para conmemorar el cincuentenario del Colegio Superior de Señoritas.
Por medio de un decreto, el presidente Bernardo Soto y el ministro de Educación, Mauro Fernández, crearon esta institución el 14 de enero de 1888. La enorme huella del centro educativo en la formación de tantas generaciones de mujeres y su aporte al país hizo que fuera declarada como Institución Benemérita de la Cultura en 1994.
Así como pocas son las medallas de este tipo, Chacón contó que hay pocos coleccionistas de medallas de importancia en Costa Rica, ya que hay un mayor interés y desarrollo en el coleccionismo de monedas, billetes y boletos de café.
75 años de la Universidad de Costa Rica
Por la trascendencia de este centro de estudios superiores y la belleza de la pieza, se destaca esta medalla del 2015.
En el anverso se ve el escudo de la Universidad de Costa Rica rodeado por el laurel, símbolo de mérito, y en el reverso está la fuente de Cupido y el cisne rodeada de 75 estrellas. Se debe recordar que esa fuente estuvo en el parque Central y fue el primer monumento sanitario de Costa Rica desde las últimas décadas del siglo XIX hasta 1944, que pasó a formar parte de la universidad. Estuvo en el edificio central de la UCR, en el barrio González Lahmann, y luego sufrió deterioro y azarosos cambios hasta llegar a su ubicación actual frente a la Biblioteca Carlos Monge Alfaro, en el campus Rodrigo Facio en San Pedro de Montes de Oca.
LEA MÁS: La fuente de Cupido y el cisne: Un símbolo, monumento y sobreviviente de 150 años
“De esta medalla se emitieron muy pocas y es difícil conseguir una de ellas. Fue hecha en la Casa de Moneda de México, que es la casa más antigua de América”, agregó el curador.
Exposición en los bajos de la plaza de la Cultura
¿Qué? Exposición temporal Historias de medallas
¿Dónde? Museo de Numismática de los Museos del Banco Central, en los bajos de la plaza de la Cultura
¿Cuándo? Desde mayo del 2019 hasta marzo del 2020
Horarios: Todos los días de 9:15 a. m. a 5 p. m.
Precio: El costo de la entrada es de ¢2000 para nacionales y $11 para extranjeros. Los miércoles la entrada es gratuita y los domingos hay 2 x 1 para nacionales y residentes con cédula. Entran gratuitamente los niños menores de 12 años y ciudadanos de oro.