Adolescencia ha sido una de las miniseries de Netflix más vistas durante las últimas semanas. La serie arranca con la policía, que entra tumbando la puerta principal de una casa. Buscan a un adolescente de 13 años, a quien detienen por sospecha de asesinato.
La fuerza del allanamiento y la angustia que produce esta acción en los personajes vuelven prácticamente imposible soltar a partir de ese punto el relato, que se extiende durante tres episodios más.
Adolescenciaestá diseñada para ser vista por todos, a diferencia de la mayoría de las películas y series para adolescentes que existen desde los años 50. Los mercados de los productos culturales y de la moda para adolescentes surgieron en los Estados Unidos a finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando aumentó drásticamente la asistencia de estudiantes a los colegios y éstos comenzaron a compartir gustos por la música, la ropa y el cine.
En un libro titulado Teenage (1971), John Savage señala que, para 1944, “la juventud estadounidense tenía una capacidad de gasto de 750 millones de dólares.” Este mercado inmenso y sin explotar, esta riqueza incalculable, dio lugar a una películas y series como Rebelde sin causa (1955), West Side Story (1961), El club de los cinco (1985) o Brooklyn Nine-Nine (1913-2021).
Adolescencia genera una diferencia en relación con este patrón y muestra que es posible, y además necesario, trascender la visión sobre ese grupo etario como gran mercado. Afortunadamente los coguionistas de la miniserie, Stephen Graham y Jack Thorne, no son los únicos creadores que están abordando este tema. En Costa Rica contamos con al menos dos ejemplos de productos culturales desarrollados durante los últimos dos años, que han abordado ese tema.

Narraciones invisibles
Otto recuerda cómo llevar incompleto su uniforme marcó el inicio de su distanciamiento de la escuela y de su acercamiento a la delincuencia. Se sintió ridiculizado y prefirió “andar con los de la parada”, vender droga y, aunque fuera solo una vez, secuestrar a alguien. Hoy, a pesar de que podría volver a estudiar, prefiere no hacerlo porque recuerda con amargura su paso por la escuela.
Este es uno de los relatos que conforman Invisibles, historias de adolescentes que cometieron homicidio (2022). El libro, escrito por la psicóloga Etty Kaufmann, se basa en entrevistas a adolescentes en diferentes centros penitenciarios de Costa Rica. Al leerlo, nos zambullimos con su autora en esa realidad oscura y a la vez ingenua, de quienes han vivido los desafíos del narcotráfico, la enfermedad mental y la exclusión del sistema educativo y de los beneficios de la salud pública.
¿Qué espacios para la conversación están generando los colegios y las escuelas, como la que expulsó a Otto, en relación con estas problemáticas? ¿Cómo saber qué les pasa por la cabeza a los adolescentes que viven estas circunstancias? ¿Cómo hacer para evitar la deserción escolar en un momento en que los adolescentes son presa fácil del narcotráfico?
Sería interesante preguntarle a la directora del centro educativo donde estudió Otto qué medidas pudo haber tomado para evitar que abandonara el estudio y, por supuesto, para evitar que llegara a cometer homicidio. ¿Cuántos profesores o directores de escuela tienen como práctica entender mejor las causas de la deserción escolar, e ir a buscar a los chicos directamente a sus casas?
Estas preguntas recuerdan la película china Ni uno menos(1999), en la que una adolescente de 13 años, que vive en un pueblo de las montañas, se ve obligada a sustituir durante un mes al maestro de la escuela unidocente. Uno de los niños abandona la clase y la adolescente parte en su búsqueda, con el propósito de que regrese a la escuela. Esta muchacha es un ejemplo de perseverancia y humanidad: dos condiciones clave para combatir la deserción estudiantil.

Arte y conversación
Las conversaciones sobre la adolescencia y con los adolescentes no deben ocurrir solo en las escuelas y colegios, sino sobre todo en nuestras casas. Además, en este sentido resultan de gran valor los medios de comunicación que promueven el diálogo.
El podcast La Telaraña emitió, a finales de 2024, un episodio titulado justamente Adolescencia, en el que conversaron la artista visual Rossella Matamoros, la médica Olga Arguedas y Jurgen Ureña, conductor del programa.
Los invitados hicieron referencia a aquello que estamos haciendo, o deberíamos hacer como padres, como país y como sociedad, para darles esperanza a nuestros adolescentes. Basada en su gran experiencia como médica, Olga recomendó a los padres de adolescentes estar presentes, sin distracciones. Escuchar, siempre escuchar y, si es realmente necesario, hablar, pero no juzgar.
Rossella ha realizado múltiples exposiciones y talleres sobre la adolescencia. Con sentido del humor, indicó que esta etapa de la vida es clave porque “es el último momento en que podés jalarles la camiseta”. Recordó además que faltan espacios para darles un acompañamiento sensible, amoroso y cuidadoso, que permita la transición sana hacia la adultez.“Cuando te convertís en un adulto y no tenés salud mental, ya es decisión tuya”, señala Rossella.
Las artes son un medio ideal para que los adolescentes se expresen y se conozcan mejor, identifiquen sus afectos y consoliden su autoestima. Lastimosamente, más allá de unos pocos colegios, en el país no existen espacios que promuevan realmente el desarrollo artístico en esta población.
Forma y fondo en ‘Adolescencia’
La serie Adolescencia no solo ha generado debates y reflexiones en relación con aquello que cuenta, sino también con la forma en que lo cuenta. La puesta en escena de la miniserie es una exploración sobre las formas de alargar o acortar el tiempo cinematográfico a través del plano secuencia: cada capítulo está filmado como una escena completa, sin cortes. Estas secuencias, perfectamente coreografiadas, se presentan siempre cuando la acción ha iniciado.
Además, los espectadores experimentamos momentos en los que nos elevamos, como pájaros, y pasamos del espacio terrenal al sideral. Esto se consigue mediante el uso de drones que permiten que la cámara ascienda y nos conduzca a sitios alejados y misteriosos. Es una experiencia liberadora, que ocurre gracias a los avances tecnológicos y la pericia técnica de unos operadores de cámara que enganchan y desenganchan diversos aparatos.
¿Qué pasaría si estas relaciones entre forma y fondo sirvieran como base para algunas de nuestras conversaciones con adolescentes? Esto habilitaría un espacio común pertinente para hablar sobre cómo el arte y la técnica se unen y nos hacen sentir tristeza, desesperanza y solidaridad. Es una oportunidad de oro para ponernos al mismo nivel de nuestros hijos y observar a adolescentes en un rol protagónico y acompañarles en la acción. Paso a paso. Sin apuros. Lejos de los videos de un minuto de TikTok.
Jack Thorne, coeditor de Adolescencia afirma: “Necesitamos hablar sobre este tema”. Habría que agregar que es necesario hacerlo sin prejuicios, como se lo han propuesto también Etty Kaufmann, Rossella Matamoros y Olga Arguedas. Cada una a su manera. Los retos de todos los adolescentes son similares: afirmar su identidad, sobreponerse al acoso y mantener la esperanza. Hablar de adolescencia es hablar de adolescencias. Esto es posible, ahora un poco más, gracias a las virtudes de la técnica y del arte.
El libro Invisibles, historias de adolescentes que cometieron homicidio (2022) puede adquirirse en Amazon books o en la Librería Internacional
El Podcast La Telaraña está disponible en Spotify, Apple Podcasts, YouTube y en la plataforma de Amplify Radio
Ficha técnica de la miniserie Adolescencia
Título original: Adolescense
Año: 2025
Duración: 228 minutos
País: Reino Unido
Dirección: Philip Barantini
Guion: Stephen Graham y Jack Thorne
Reparto: Stephen Graham, Owen Cooper, Christine Tremarco y Ashley Waters
Música: Aaron May, David Ridley
Fotografía: Matthew Lewis
Compañías productoras: It’s All Made Up Productions, Plan B Entertainment, Warp Films
Distribuidora: Netflix