El 2014 es el año en que, formalmente, volví a consumir televisión de modo regular, como un hábito. Y la culpa es de HBO.
Si uno quiere dárselas de muy tuyú sobre la calidad de los contenidos televisivos que consume, la franja dominical de las 10 p. m. de ese canal de cable no es solo necesaria, sino ineludible.
De enero a la fecha tres series han pasado por HBO en ese horario, dándose duro de golpes por proclamarse la mejor: en enero empezamos con el debut aplastante de True Detective ; en abril seguimos con el regreso formidable de Game of Thrones y hace una cuantas semanas nos entregamos a la agradable revelación The Leftovers .
No son ganas de pasarle la brocha, pero a la gente de HBO hay que aplaudirla y de pie. Saquemos cuentas de todos los buenos motivos que la cadena nos ha dado a lo largo de los años para sentarnos a disfrutar de programación original de la buena: Big Love, Roma, Entourage, The Wire, Six Feet Under, Los Sopranos, Sex and the City, Oz y Spawn son apenas algunos de los programas revolucionarios con los que HBO se hizo grande en las décadas pasadas.
Hoy el legado continúa no solo con los tres éxitos de noche de domingo que se abordaron párrafos atrás, sino con otros batazos como True Blood, Boardwalk Empire, The Newsroom, Girls, Veep, Silicon Valley, Looking y Curb Your Enthusiam . Claros estamos en que para gustos los colores y que no todas estas series tienen que atraparnos. Pero que se respetan, eso no tiene quite.
El buen momento de HBO quedó vulgarmente evidenciado hace unos días, cuando se le reconoció como el principal contendor a los premios Emmy 2014, gracias a su descomunal carga de 99 postulaciones. Esto los deja muy, muy por encima a ojos de la crítica y los entendidos que las cuatro grandes cadenas de televisión abierta de Estados Unidos: CBS, ABC, NBC y Fox.
En lo personal celebro las múltiples candidaturas para True Detective , por mucho la mejor serie que he visto en los últimos años.
Como era de esperarse, todos sus principales involucrados resultaron nominados en el apartado dramático: Woody Harrelson y Matthew McConaughey optan a la estatuilla de mejor actor principal en una serie, mientras que su creador Nic Pizzolatto pretende el Emmy al mejor guion y Cary Joji Fukunaga va por el de mejor director. Además, el compositor T Bone Burnett fue postulado por su excepcional banda sonora.
De todos ellos, pareciera fácil de predecir que McConaughey la tiene algo segura, no solo porque su trabajo como el atormentado detective Rust Cohle es excepcional, sino porque es la primera vez que un actor podría ganar un Óscar y un Emmy el mismo año.
La tentación de verlo hacer historia pinta irresistible para los votantes.