De la vida a real a las notas de una novela, de la novela incompleta al catálogo de Amazon. La serie The Last Tycoon no es la primera adaptación que se hace de la última obra del escritor estadounidense F. Scott Fitzgerald.
Antes de llegar a la plataforma de streaming , la historia sobre un poderoso y trágico productor del cine de Hollywood en los años treinta tuvo una producción en la tele, una película con Robert De Niro en 1976 y una premiada obra de teatro en 1998.
La producción de nueve episodios que se estrenará en Amazon Prime Video, en simultáneo para América Latina, fue, al comienzo, un proyecto de HBO pero el canal abandonó los derechos de la historia para entregárselos a la productora Sony.
De la forma más irónica, el trayecto de la serie también representa los temas a los que Fitzgerald aspiraba en sus páginas: el poder de las grandes productoras de la era dorada de Hollywood, las tretas comerciales que debían ser hechas por amor al dinero, la fama y, en menor medida, al arte.
El personaje principal de The Last Tycoon , Monroe Stahr, es interpretado por el actor Matt Bomer ( American Horror Story ) y está basado en un productor real, Irving Thalberg.
Fitzgerald trabajó debajo de Thalberg durante los años en los que revisó guiones para la afamada productora Metro-Goldwyn-Mayer.
“Fitzgerald estuvo muy inspirado por este hombre, quien tenía una comprensión completa del sistema de los estudios y cómo operaba, quien era un joven prodigio, un genio en su trabajo”, explicó Bomer a Vanity Fair.
En la trama, las extravagancias de las enormes producciones de Stahr tienen la enemistad del jefe del estudio de cine, Pat Brady (interpretado por Kelsey Grammer). Sin embargo, la tensa relación entre ambos se convierte en un vínculo aún más complicado cuando la hija de Brady, Celia (Lily Collins), insiste en producir cine junto a Stahr.
“Es muy divertido. Se trata de la era dorada de Hollywood pero tenemos la oportunidad de sumergirnos de manera profunda y verle el lado oscuro también”, detalló Collins en entrevista con el diario inglés The Independent.
El claroscuro de Hollywood
“El tema continuo en todo el trabajo de Fitzgerald es el costo que tienen las cosas, el Sueño Americano. En The Last Tycoon tenemos personas que son forasteras y que han cambiado sus identidades enteras para perseguir ese sueño. Tenemos personas que nacieron en él y tenemos personas que se establecieron a sí mismas dentro de él, que tuvieron que proteger brutalmente todo lo que tenían. ”, detalló Bomer a Vanity Fair . “Es un panorama muy rico para exponer personajes, relaciones y dinámicas sociales”.
El Hollywood de Stahr no solo lidia con los dramas de conciliar el arte con las ganancias que requiere el estudio para continuar avanzando. La historia de Fitzgerald se sitúa en medio de la Gran Depresión estadounidense y, como tal, el estudio de cine tiene que lidiar con un asentamiento de precaristas –llamados Hooverville durante esa época–. La riqueza y abundancia del mundo cinematográfico de Stahr sirven de contraste para la miseria e inestabilidad de la economía estadounidense que los rodea.
“(En este periodo de tiempo) tenemos la Guerra Civil Española, Hitler está ascendiendo al poder en Europa, estamos en el pico de la Gran Depresión pero, al mismo tiempo, el negocio de las películas está explotando. La gente va a las películas para escapar. Creo que es un trabajo interesante y entrañable en crear un mundo lujoso, exuberante, pero poner justo al lado de su puerta un Hooverville, la sima más baja de la pobreza”, declaró Bomer a la revista Esquire . “Se ve tan glorioso todo pero también te das cuenta el nivel de control que tenían los estudios sobre los artistas y su talento, te das cuenta que eso no era algo bueno”.
Además de las presiones artísticas y monetarias del estudio, otros conflictos éticos que agobian a Stahr son más personales: su lealtad al recuerdo de su difunta esposa y estrella de la década del cine mudo, Minna Davis (Jessica De Gouw), le impiden seguir adelante con su vida amorosa.
Bomer encarna a un héroe rodeado por una fantasía que él mismo se ha encargado de construir pero apaleado por los demonios que salen de las grietas. El Sueño Americano, ni más ni menos.