Es un cliché periodístico decir que de una banda musical ya se ha escrito todo. Pero si la frase se inventó, de seguro fue por Led Zeppelin. Durante los 12 años que estuvo activo, el grupo inglés dio pocas entrevistas a medios escritos y, rara vez, aparecieron en televisión, lo que le dejó a todos los reporteros las páginas en blanco para poner lo que se les ocurriera.
Uno de los motivos por los que mantuvieron ese desdén fue que la prensa los pisoteó con las críticas a su primer disco, un ambicioso compilado de nueve canciones que tenía temas de rocanrol, folk y blues.
La revista Rolling Stone dijo, en ese entonces, que el nuevo grupo no era más que un hermano menor de Jeff Beck Group y, por supuesto, los comparó con Cream, el grupo que había marcado los años 60 en Inglaterra.
Si fuera por solo esta reseña, parecía que el guitarrista Jimmy Page –fundador de la banda– viviría el resto de su vida a la sombra del talento de Eric Clapton o de su amigo Jeff Beck. Pero, por suerte, no fue así.
Este sábado 12 de enero se cumple 50 años desde que Atlantic Records publicó Led Zeppelin, el primer disco del grupo y el que los llevó a ser visto como ese patito feo que luego se transformaría en un vigoroso cisne.
Los ejecutivos de la disquera estaban convencidos de que el ensamble musical, armado por Jimmy Page, podría causar un impacto en el rock, pero nadie pudo prever que, 50 años después, estaríamos celebrando este momento.
Valiosa obsesión
Si Jimmy Page no se hubiera obsesionado con el mundo de la música de Londres, quizá no estaríamos celebrando. Es más, si de niño él no se hubiera topado una guitarra abandonada cuando su familia se mudó a una nueva casa, la historia sería otra.
Page trató de ser un músico profesional a finales de los años 50, cuando tenía unos 15 años, pero salir de gira lo dejó exhausto. Cuando entró a la universidad apostó por estudiar arte y dejar la guitarra como un pasatiempo.
Una noche decidió tocar en el intermedio de un concierto y alguien se acercó a ofrecerle un trabajo como músico de sesión. La idea, posiblemente, le emocionó y así fue como inició la carrera de uno de los músicos de estudio con más trabajo de Londres.
Pop, blues, folk, música para películas,... No importaba lo que le pidieran, Jimmy podía hacerlo y tocarlo como los grandes que estudió por años (no muchos saben que él fue el guitarrista cuando Joe Cocker grabó With a Little Help From My Friends).
“Generalmente no sabía a qué clase de sesión entraba, simplemente llegaba y me daban las hojas y yo tocaba”, contó Page en una entrevista con Academy of Achievement, en el 2017.
“Un día entré a una sesión en la que las páginas no se terminaban y la sesión seguía y seguía. En esos tiempos yo andaba mucho con Jeff Beck e iba a los conciertos de The Yardbirds. Un día el bajista renunció y decidí tomar el trabajo. En cuestión de dos conciertos ya estaba tocando guitarra”, agregó.
Esto fue en 1968, un año que pintaba lleno de conciertos para Page, pero contrario a los planes del guitarrista, su paso por The Yardbirds sería corto: el grupo solo aguantó 18 meses más.
Page, de entonces 24 años, seguía con sed de estar en el escenario y así fue como, solo a un mes de la disolución de su grupo, ya estaba armando una banda nueva.
De hecho, ya estaba pensando hasta en el orden de las canciones en el disco, una idea con la que Los Beatles, Jimi Hendrix y Cream estaban experimentando.
“Yo tenía una idea clara de lo que podía funcionar en esa época en Estados Unidos. Me di cuenta de que uno podía acomodar las canciones para que una fuera llevando hacia la siguiente, manteniendo cierta diversidad en los estilos y moods del álbum. Eso capturaría la imaginación de la gente”, explicó el guitarrista.
Formación
Varios documentales caracterizan a Page como un tipo misterioso, pero viendo sus entrevistas queda claro que en realidad era un hombre tímido. Su primera opción como vocalista fue Terry Reid, un cantante de blues que fue parte del grupo Jaywalkers, pero al no estar disponible, Reid sugirió a Robert Plant.
“Ya había escrito Communication Breakdown, Baby I’m Gonna Leave You y esa fue la música que le mostré a él (Robert Plant)”, contó Page a Academy of Achievement.
Si Page era tímido, Plant tenía una energía desbordante. Aún sin ser famoso, era uno de esos personajes al que la gente quería conocer.
Plant sugirió a su amigo John Bonham como baterista y, luego, John Paul Jones llamó a Page para ser parte de esa banda que estaba formando. Jones –al igual que Page– también era un músico de sesiones y pronto se unió a la alineación.
El primer ensayo fue un 12 de agosto de 1968, en el sótano de un apartamento en Gerrard Street, Londres.
“Hicimos un ensayo y creo que, instintivamente, todos supimos desde ese punto que nunca habíamos sentido algo así; éramos cuatro iguales musicalmente sintiendo una especie de comunión. A partir de ese punto, los ensayos se mudaron a mi casa”, contó Page en el 2017.
Desde entonces, la agrupación trabajó incansablemente. Ensayaron durante agosto, ofrecieron conciertos en la península nórdica (bajo el nombre The Yardbirds) durante setiembre y, a finales de ese mes, ya estaban grabando.
El álbum tardó 30 horas en hacerse, eso desde el momento en que entraron a grabarlo hasta que se realizó la mezcla final.
Conquistando multitudes
Escuchando la primera canción, se puede palpar el sonido clásico de Zeppelin: una sección rítmica fuerte, una guitarra protagonista y una voz que no se puede ignorar. Las tres partes luchaban por protagonismo y, de alguna extraña forma, podemos absorber todo.
El disco lo pagaron los miembros del grupo pero Atlantic Records decidió publicarlo y fijaron Estados Unidos como el mercado a atacar.
En diciembre de 1968 ya estaban tocando Communication Breakdown por Estados Unidos y también otros temas como You Shook Me, Babe I’m Gonna Leave You y How Many More Times, temas que mostraban su inclinación al blues, folk y rocanrol: era claro que sus raíces musicales estaban en Norteamérica.
“Nuestros sets empezaron siendo de una hora y 20 minutos, pero con la improvisación se extendieron a veces hasta tres horas. He escuchado muchos bootlegs (grabaciones no profesionales) de esos conciertos y, a veces, cambiaban de una noche a otra drásticamente”, contó Page.
El 26 de diciembre de 1968, en Denver, Colorado, hicieron su primera aparición en concierto con el nombre Led Zeppelin. Un periodista local describió el espectáculo diciendo que el canto de Robert no tenía un “atractivo personal” y que la forma de tocar de Bonham era “poco creativa”.
Con él no coincidieron los cientos de fanáticos que empezaron a acercarse a sus presentaciones.
“La recepción del disco fue increíble. Creo que en febrero (de 1969) regresamos a Estados Unidos y la gente llegaba por montones. Lo más impresionante es que, desde ese momento, no logramos satisfacer nunca la demanda de conciertos; aunque hiciéramos varias fechas en una misma ciudad siempre vendíamos todos los tiquetes, así que eso estuvo muy bien, fue algo bueno para poner en el CV”, dijo Jimmy Page entre risas.
En comparación, el disco Led Zeppelin tiene la misma variedad que Physical Graffiti (1976) o del Led Zeppelin IV (1971), pero no está tan maduro. Eran ideas innovadoras, pero la banda no terminaba de cuajarse de esa misma forma.
Si no fuera por la semilla plantada en esa época, quizá no existieran cientos de niños, en todas las academias de música del continente, tratando de tocar en guitarra Stairway to Heaven, o no hubiéramos visto a Jimmy Page sacar un arco de cello para interpretar Whole Lotta Love.
Es decir, sin ese primer disco no existiría la banda que conquistaría a millones y que nos haría conocer el significado de la palabra rock.
El mismo Page lo sabe y lo celebra. “El primer álbum estuvo lleno de muchas ideas que nunca se habían hecho, eso necesita ser dicho; y sin ese álbum, no hubiera ocurrido un segundo...”.