El whisky, por años, se ha considerado como un sinónimo de sofisticación. Su nombre significa agua de vida y, aunque su popularidad es innegable, no todos los que lo beben son verdaderos conocedores de este destilado.
Si este licor es su favorito y admite que desconoce muchos de los aspectos que rodean a la legendaria bebida, no se sienta intimidado, ya que los verdaderos aficionados del whisky aman conversar sobre este tema. No tema unirse a la charla.
Con motivo de la visita a Costa Rica, esta semana, del brasileño Christiano Protti, embajador para Latinoamérica del whisky escocés Glenfiddich, hablamos con él sobre algunos detalles que le podrán ayudar a profundizar más sus conocimientos y disfrutar más el whisky.
Pero antes, es válido hacer un repaso general y breve sobre esta bebida. No existe certeza sobre sus orígenes, aunque hay quienes afirman con vehemencia que nació en Escocia, pero los irlandeses también se lo disputan. He justo aquí una excusa perfecta para iniciar un debate amistoso al calor de una botella. ¡Salud!
Hablar de tipos de whisky es por sí sola una categoría muy amplia, ya que además de los países mencionados también existe el whisky de origen estadounidense (Bourbon y Tennessee), japonés y hasta argentino, entre otros. Dependiendo del origen, así es el grano que se utiliza, así que puede ser de malta, maíz, trigo y otros.
No obstante, entre los más consumidos está el escocés. “Cuando se habla de whisky escocés hay cinco estilos: single malt que está hecho de pura cebada malteada y de una única destilería; el blended malt, que es una mezcla de destilerías de malta; después la más grande que es el 95% de consumo global de whisky escocés que es blended scotch, esta agrupa a todas las marcas grandes y las otras.
Se trata de una mezcla de whisky de granos de malta con whiskys de granos distintos como trigo o centeno, son más suaves, más ligeros con aromas ahumados y dulces, es mezcla y hay dos categorías más que son más pequeñas que son solo de granos mezclados y de granos únicos En el caso de Costa Rica lo que hay es single malt, blended malt y blended scotch”, explica Protti.
A continuación encontrará algunos puntos a considerar la próxima vez que deguste de un whisky, según el experto visitante. No obstante, la principal recomendación es que lo disfrute con moderación.
¿Cómo se puede medir la calidad del whisky?
Primero es el olor, si te gusta cómo huele es casi un 95% seguro que te va a gustar el sabor. En las catas siempre digo que primero lo huelan, luego que lo pongan en boca y sientan los sabores, especias y demás. Los maestros de las destilerías se guían por el olor, ellos no se toman whisky.
¿Se recomienda guardar el whisky?
El whisky es para tomar, si lo compras, tómalo. Es alcohol y se va a evaporar, dañar o oxidar. Así que es mejor tomarlo. Cuando uno escucha que un whisky pasó del abuelo al padre y que ya tiene más de 50 años en la familia, entonces ya no funciona bien. El número que dice la botella no varía, si es 12 años, seguirá siendo 12 años aunque permanezca guardado. Se puede dañar si varían las condiciones. En el caso de whiskys caros de 50 años es recomendable guardarlos en una cava, pero si es más joven, de unos 12 años, tómelo, llame a unos amigos y se lo toman.
¿Cómo se debe servir el whisky?
Depende de la ocasión, si quiere sentir más los sabores le puede agregar un poquito de agua o hielo. Con agua se abren más los sabores y los aromas y queda más suave y más ligero para tomar. En los hoteles más finos del mundo, como en Londres, Nueva York y Tokio, donde manejan botellas de $5.000, le sirven agua con goteros para que el whisky se abra y se pueda apreciar. Un whisky de 50 años es igual a una vida en una barrica, es mejor intentar probarlo solo, degustar todos sus sabores y entender el valor del tiempo en este alcohol de cebada.
¿Se debe servir solo en vaso whiskero?
Yo tomo en vaso old fashioned que son los cortos, porque cuando tomas, acercas la nariz y sientes todos los aromas. Los vasos largos son algo más de los latinos porque hace mucho calor, entonces le ponen mucho hielo, ellos usan mucho el crushed ice (hielo picado) porque queda como un jugo de whisky. Más al sur, usan menos hielo y así queda con más sabor.
Datos que se deben leer en la etiqueta de la botella
Primero, la etiqueta nos muestra las diferencias entre categorías, por ejemplo, si es un single malt o blended scotch que es mezcla de destilerías, y es más fácil de distinguir porque estos llevan el nombre de una persona o de una familia o algo similar. El nombre de single malt siempre es de una destilería.
Segundo, en la botella viene la edad del whisky, que es distinto a la del ron. En el caso del whisky, la edad hace referencia a la gota con la edad mínima en una botella, en el caso del ron hace referencia a la edad máxima. Siempre están escritas las barricas, por ejemplo, este Glenfiddich (que sostiene en las manos) está madurado en barricas con aromas de cereza. Hoy día, la mayoría de los blended scotch no tienen edad, entonces uno está comprando una botella porque es linda. También se puede observar el número de la barrica. Parte de mi labor es enseñar a los bartender para que a su vez le muestren a sus consumidores y puedan aprender a distinguir y elegir bien su whisky.
¿Todo whisky bueno es caro? O lo que es lo mismo, ¿un whisky barato es por ende malo?
No. El secreto está en tu paladar. Whisky con edad son fenomenales, son historia, están dentro de una barrica por más de 30 años y se está pagando exclusividad y prestigio. Hay que conocer. En un whisky más joven se siente más la potencia del alcohol y menos de los sabores de las barricas, menos sabores de frutas y dulces. Pero eso depende de cada uno.
Consejos para maridar esta bebida
Los whiskys más jóvenes con comidas más ligeras. A mí, por ejemplo, me gusta el whisky con sushi. Uno de 12 años puede ser con pescado o salmón, que es el pescado de Escocia. Uno de 15 años va bien con pastas de salsas más cremosas, camarones o calamares fritos. Un Glenfiddich de 18 años, que bien parece un cognac como se puede observar en el color, y que la mayor parte está hecho en una barrica de jerez, puede funcionar bien como digestivo, con un postre como un chocolate o un crème brûlée.
Mitos alrededor del whisky
Que el whisky no se mezcla es algo que se escucha mucho, al final es tu sabor y tu gusto. Eso sí, antes de mezclar es bueno probarlo puro para degustar su verdadero sabor. A mí me gusta la coctelería, entonces porqué no experimentar, hay una nueva ola de mujeres tomadoras de whisky, muchas entraron gracias a la coctelería. El whisky es tuyo y puedes hacer lo que quieras con él, así que no es malo mezclar. Hay gente a la que le gusta el sabor marcado, entonces un buen consejo es poner el sabor del single malt por encima de todo lo que tiene dentro del coctel, porque además uno está pagando para sentir aquel sabor. Otro que se menciona también es que el whisky no engorda y, es cierto, es el licor que menos engorda.
Un embajador del whisky en Costa Rica
Tomar del whisky más fino, viajar por el mundo y probar la mejor comida internacional es un trabajo, aunque usted no lo pueda creer.
Claro, muchos pueden sentir ese llamado, pero son pocos lo elegidos. Uno de ellos es Christiano Protti, un brasileño que esta semana visitó Costa Rica como embajador para Latinoamérica de la marca Glenfiddich.
Su Instagram está lleno de fotos. Una Aruba, otra en Mozambique. Tampoco puede faltar París, ni Ciudad de México. Es un trabajo duro y alguien tiene que hacerlo.
Según contó Protti, actualmente esta marca, que forma parte del portafolio de la destilería inglesa William Grant & Sons, cuenta con 23 embajadores en todo el mundo.
Entre sus labores, se destaca el ser un vocero de todos los atestados que ha recibido la marca, los cuales debe manejar al pie de la letra, aún si llegan distinciones nuevas cada año. Su labor también es educativa, ya que se reúne en cada país que visita con distintos gremios, desde bartenders hasta restauranteros y prensa, para explicar las características de su producto y la historia de su marca, entre otros. “Así que básicamente es viajar y comer y tomar (ríe) y probar productos, esta es la vida de un embajador, no paro nunca, soy responsable de Latinoamérica, desde México hasta Chile y trabajo con todos esos países y distribuidores”, detalla.
Durante su visita a Costa Rica, participó en varios encuentros con bartenders, medios y otras personalidades y aseguró que se sintió muy bien recibido por los ticos, a quienes calificó como muy sedientos de aprender y compartir su conocimiento. "El lunes tuvimos una experiencia fantástica con 60 bartenders y yo pensaba que iba a encontrar un país muy cerrado pero, en realidad, la gente es muy abierta a preguntar y aprender, se mostraron muy interesados y eso explica el crecimiento de Glenfiddich a dos dígitos en Costa Rica. Además, me sentí como un verdadero rock star”, afirmó entre sonrisas.
El motivo principal de su visita a nuestro país fue para participar en un evento en el que, por primera vez en Costa Rica, Glenfiddich rindió un homenaje a cinco personalidades nacionales que se han destacado en diferentes áreas pero que tienen en común un espíritu innovador y la pasión por lo que hacen, entre otros. Los homenajeados se caracterizan por ser pioneros en distintos campos: Adriana Durán (periodismo deportivo); Marvin Araya (director y fundador de la Orquesta Filarmónica Nacional); Andrés Arana (médico y pionero del crossfit adaptado); Fernanda Sánchez (primera mujer costarricense ganadora del Youth Assembly Impact Challenge con el proyecto PapillomaCare) y Santiago Fernández (chef que exalta la cocina tradicional costarricense con técnicas innovadoras).
Oportunidad única
Pero, ¿cómo llegó a convertirse en embajador de este licor? Este espigado brasileño, de 46 años, empezó en Marketing y trabajaba en un banco; sin embargo, por influencia de su padre que era ejecutivo de una multinacional, siempre tuvo una gran afinidad por la gastronomía, la bebida y los viajes. “Fue así que empecé a probar varias cocinas y culturas y surgió mi interés”.
Luego se fue a estudiar una maestría a Estados Unidos y ahí en la universidad había un pub, un bar estilo londinense. Ese lugar lo marcó para siempre. Ahí empezó a probar distintos tipos de whisky porque según recuerda en Brasil para entonces no había mucha variedad de esta que era su bebida favorita.
Además, un compañero de universidad empezó a contarle diferentes historias sobre el whisky y sus orígenes. Fue así como descubrió el whisky de una sola malta y llegó hasta la marca Glenfiddich.
Al regresar a Brasil, siguió fiel a su descubrimiento y la gente le preguntaba por qué tomaba de esa marca que nadie conocía. Simultáneamente empezó a trabajar en una transnacional de tecnología. Luego de un tiempo, sintió la necesidad de un cambio profesional. Lo comentó con un amigo que trabajaba con William Grant & Sons y le dijo que había un puesto ideal para él en ese lugar como embajador de la marca. “Fui a hacer las entrevistas sin saber de qué se trataba. Pensaba que era como un gerente de marca y nada que ver con eso (sonríe). Un embajador de marca es como una extensión de esta compañía que es familiar y que ya abarca cinco generaciones y nuestra tarea es de educación y enganchamiento”.
En su trabajo, cada día es distinto al anterior pero asegura que es algo para lo que se tiene que tener vocación. “Es divertido porque conoces muchos lugares y mucha gente y la verdad que es algo que a uno le tiene que gustar porque si no, no es un trabajo para uno, pero es divertido y al final vale la pena. Me gusta pero hay que tener vocación, es un trabajo que puede ser a veces muy solitario, por ejemplo cuando llegas a tu cuarto de hotel, pero afuera conoces a mucha gente y es muy gratificante", aseveró.
Esta es su primera visita a Costa Rica y aunque no tuvo tiempo de hacer turismo, asegura que quiere conocer las playas ticas, ya que siendo de Río de Janeiro es un amante del ambiente playero, pero afirma que se lleva una muy buena impresión. “En todos los lugares siempre hay muchas diferencias. En Costa Rica, me llamó mucho la atención el acento porque es muy distinto al de toda Latinoamérica, suena más estadounidense”.
De cada lugar que visita guarda imborrables recuerdos. “Mozambique (sureste africano) fue un lugar que me encantó por su simpleza, a veces uno dice que en Latinoamérica los países están muy subdesarrollados, pero luego conoces lugares que necesitan más que nosotros. Todas esas diferencias me llaman mucho la atención y poder conocer esas culturas. Durante mis viajes nunca he tenido una mala experiencia y por el contrario, me encanta porque aprendo todos los días”.
Segun relató Protti, la maestría que realizó en Estados Unidos y que lo hizo ampliar su conocimiento en cuanto al mundo del whisky, era en administración internacional. “Mucho tiene que ver con tratar con otras culturas y poner los pies en los zapatos del otro y entender por donde camina uno”. Para él, este punto fue vital para ensanchar su visión de mundo.
Sin límites
Para el suramericano, es importante tener una apertura a la hora de consumir el whisky, ya que los tiempos han cambiado. Para él, cada persona tiene razones diferentes a la hora de escoger el whisky que más le gusta. “Yo podría quedarme tres días hablando de las credenciales de Glenfiddich, pero uno sale de aquí y toma su whisky”. No hay más truco.
Para Protti, la coctelería ha venido a cambiar la forma en que se consume whisky ya que ahora se hacen más mezclas. “La coctelería es una tendencia global que quizás llegó con algo de retraso a Latinoamérica, pero hay lugares como México y Perú en donde –en buena parte a causa de la gastronomía– la coctelería empezó a despegar con mucha fuerza. Al igual que lugares como Brasil y Argentina, que tienen muchos turistas y viene gente que pide cosas distintas y hay que saberlo hacer. Además, la gente viaja mucho y también pasa por los tiendas libres de impuestos. A mí me sorprendió mucho cuando llegué acá y en la tienda vi cosas de la marca que no hay en otros países, por ejemplo, Glenfiddich finalizado en barrica de IPA que es un lanzamiento local. La gente quiere cosas nuevas, siempre buscan innovación y hay que complacerlos”.
Hace poco, Protti estuvo en Escocia, la cuna del whisky, y hablaba con un taxista de cómo la gente más joven ya no toma el whisky puro, solo con coctelería. “Es un cambio y no está mal. Así que no hay un whisky perfecto más que el que a uno le gusta. Para Christiano, con dos rocas de hielo y Glenfiddich 12, así es cómo me gusta (sonríe)”, finaliza.