La férrea batalla que libró Ivonne Núñez a partir del 2008 contra un agresivo cáncer de piel del cual salió con vida contra sombríos pronósticos se repetiría exactamente para el arranque de la pandemia, en el 2020: mientras todo Costa Rica vivía las primeras arremetidas de la covid-19, Ivonne sufría un fallo hepático masivo por el cual fue internada de emergencia en el Hospital México. Ahí recibió un estremecedor diagnóstico: un trasplante de hígado urgente era la única alternativa para tratar de salvar su vida.
Aunque la hermosa ojiverde al día de hoy prefiere asirse al agradecimiento con la vida y especialmente con Dios, al que le atribuye sin ninguna duda que le concediera el milagro de la vida, no una ni dos veces, sino tres veces, está consciente de que sus batallas de salud fueron y serán parte de su existencia por siempre y, por ello habló en detalle de sus vía crucis.
Y es que tras salir del México en medio del asombro de los médicos por su súbita mejoría (que excluyó la necesidad del trasplante) y a pesar de todas las estrictas medidas que tomaron en su familia para protegerla de la covid-19, en plena convalecencia y sin saber cuándo ni como, Ivonne salió positiva con coronavirus.
Uno de los peores temores de su equipo de médicos se había vuelto realidad. Sin embargo, está dicho que todos tenemos nuestro día y hora y resulta que, con todo y todo, la tercera no fue la vencida para esta agradable muchacha.
Señora, sería, pero lo que pasa que yo la sigo viendo como la machita de A Todo Dar, no por un tema de edad sino porque Ivonne conserva intacta la dulzura y el tono de voz aniñado que me recuerda a la la veinteañera que entrevisté en su casa, hará unos 15 años, por otra anécdota que protagonizó cuando ella tenía cinco años.
Y es que el Papa Juan Pablo II, durante su visita a Costa Rica en 1983, la eligió entre la multitud y levantó a la pequeña en brazos, en una foto que le dio la vuelta al mundo y que por años —y hasta la fecha— sería una referencia en la vida de Ivonne como “la niña a la que alzó Juan Pablo II”.
De esta y otras vivencias que han marcado la vida de quien se volvió figura pública en el país a los 21 años, cuando por puro accidente fue descubierta por los productores de A Todo Dar, hablaremos más adelante.
Por lo pronto se impone conocer durante esta tertulia los dramáticos detalles sobre su más reciente lucha por su vida, en la peor coyuntura hospitalaria de los últimos tiempos, cuando empezaban los embates de la covid-19. La narración de su vivencia es dolorosa hasta las lágrimas pero, a la vez, aleccionador por la valentía.
Y es que en lo que bien podría englobarse como Las siete vidas de Ivonne Núñez, tras vencer sus trances de vida o muerte y otras vicisitudes, hoy su día a día se ha vuelto una tromba de entusiasmo: es abogada, estudió Lesco, diseño de interiores, se está especializando en diversas áreas del maquillaje moderno como el microblanding de pestañas, se estrenará en un programa de radio el jueves 4 de noviembre y está estudiando medicina.
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Pero, ante todo, es la madre y mejor amiga de Tamara, su hija de 24 años, la que concibió cuando Ivonne tenía 18 años. La muchacha, según afirma su madre y el papá de la joven, el locutor y productor Mauricio Alvarado (80′s y más), es sorprendentemente madura para su edad.
Ivonne y Mau fueron padres solteros muy jóvenes y al día de hoy mantienen una fuerte relación de amistad, más allá del vínculo que representa entre ellos su hija en común.
Tamara, de hecho, se convirtió en un bastión absoluto durante el último quebranto de salud de Ivonne, pues a pesar de las restricciones impuestas por la covid-19, obtuvo un permiso especial y con todos los protocolos habidos y por haber, estuvo a su lado dándole apoyo en lo que parecía ser un inminente paso de muerte.
Preparativos para el funeral
Arrancaba el 2020 y mientras la incertidumbre se cernía sobre la población mundial por cuenta de lo que sería la primera pandemia planetaria del siglo, los padres, hermanos, hija y allegados de Ivonne Núñez Ramírez acopiaban sus propios temores, los cuales se convirtieron en terrores cuando recibieron el parte médico tras haberla ingresado de emergencia en el Hospital México.
A grandes rasgos, lo que ocurrió fue que el organismo de Ivonne reaccionó muy mal a unos antibióticos que le provocaron un gran daño hepático. “Prácticamente mi hígado colapsó, estaba trabajando a un 20%. A partir del internamiento en el Hospital México se dio prontamente el diagnóstico de que era el trasplante o la muerte... mi cuerpo estaba agotado, yo apenas dormitaba unos 20 minutos y cuando abría los ojos estaba el médico de la Unidad de Trasplantes, la psiquiatra, y me insistían en que tenía que trasplantarme y yo les decía que no. El cuadro fue tan grave que hubo un momento en que le dijeron a mi familia que fueran preparándose y haciendo los trámites para lo del cementerio y el funeral y demás”, rememora con tono sereno.
Lo que sí la saca de balance es narrar lo que ocurrió después. “Yo estoy en un grupo de oración y nos comunicábamos por Internet, orábamos en grupo por mi salud. Estábamos en abril del año pasado y una mañana llegó el doctor que me internó y me dice: ‘¿Usted qué hizo anoche?’, yo solo le respondí: ‘Dormí con Dios’.
Y bueno, él y los demás médicos a los que les estoy tan agradecida me dijeron que sencillamente había ocurrido un milagro. Mis exámenes empezaron a normalizarse, al punto de que a los cuatro días de esa conversación ya me estaban dando la salida... pasé de que si no me trasplantaba me moría, a que ellos no supieran qué fue lo que pasó.... se me pone la piel de gallina al recordar su felicidad a pesar de su extrañeza. Entonces es ahí donde repito, como pasó con el cáncer de piel.
“Cómo no voy a querer dar lo mejor de mí en todos los sentidos, de amar la vida y a la gente, después de haber sido bendecida no una, sino dos y tres veces”, rememora Ivonne al incluir el pasaje, también a finales del año pasado, cuando le dio positivo la prueba de covid-19.
“Empecé a sentirme mal, primero el dolor de garganta, luego la falta total de olfato... había muchos temores alrededor porque yo estaba todavía muy endeble, del hospital salí con los pulmones repletos de agua, parecía que estaba embarazada, luego me fueron haciendo los drenajes pero igual era un escenario complicado. Sin embargo, yo no me asusté, pasé el período del covid más bien muy calmada”, reflexiona.
El cáncer “más malo”
Poco más de 12 años atrás fue un melanoma maligno el que puso a Ivonne contra las cuerdas, apenas pasando los 30 años de edad y con su hija Tamara aún pequeña.
Aunque tras su salida de ATD Ivonne se ha mantenido con el más bajo perfil posible en todos los aspectos de su vida, cuando de sus severos contratiempos de salud se trata ella sí se ha abierto a la prensa, sobre todo en su lucha contra el cáncer como parte de un proceso de concientización que empezó por casa, pues su melanoma se originó en el abuso de cámaras de bronceado y las muchas horas al sol a los que se expuso en su tiempos de modelo y presentadora.
Hoy, el uso de bloqueadores de piel es parte integral en su vida, independientemente de si está en la playa o en la ciudad. “Te lo digo así: los bloqueadores solares son parte de mi día desde el momento en que salgo de la ducha. Son parte de mi rutina absoluta”.
No es para menos. Todo comenzó con un lunar en el tobillo, ella no le dio mayor importancia. Luego, conforme fueron pasando los meses, hubo otros indicios: un bulto un tanto anormal, comezón, venitas reventadas, descamación en las áreas afectadas... hoy admite que estuvo casi un año posponiendo la ida a chequeo médico y que, cuando lo hizo, el diagnóstico era cáncer de piel, el cual pudo haber sido letal tras un año si atenderlo.
“Yo en ese tiempo estaba casada y cuando fuimos a recibir los resultados, donde vi que mi exesposo —que es médico— se puso a llorar ... (hace una pausa)... vea, esto yo no se lo he dicho antes a nadie, obviamente era cáncer y de los más malos. Él me dijo que tenía que ir a hablar con mis papás y al verlos a ellos en ese momento me tuve que ir al baño a llorar, me invadió una tristeza y desesperación de pensar que esa iba a ser una de las últimas veces que los iba a ver”, rememora Ivonne, quien del 2008 al 2010 y tras tres cirugías, empezó a recuperarse, siempre con un control médico sumamente estricto.
“‘A Todo Dar’ me marcó para siempre, en el mejor sentido. Es impresionante cómo al día de hoy tanta gente me reconoce. Una señora me dijo el otro día que su marido estaba enamorado de mí desde aquel tiempo, yo le dije ‘Ay señora, diay ¿qué le puedo decir?’ y se me acerca toda linda y me dice ‘¡Nada! Nada más venga, ¡hagámonos una foto para él’!. Tamara, mi hija, me dice ‘Mami ¿cómo es que hasta con mascarilla la gente la reconoce a estas alturas?”, cuenta entre risas.
— Ivonne Núñez
“De esto que te voy a contar no me siento particularmente orgullosa: yo llegué a un nivel de desesperación en esos momentos, viendo a Tamara tan chiquitica, sentí que no aguantaba más y le pedí a Dios que me llevara de una vez, que yo no iba a poder vivir el tiempo que me quedaba en medio de tanto martirio. Después, ya en retrospectiva, tuve que trabajar la culpa, después de regañarme mucho logré perdonarme y tal vez por haber pasado por esa experiencia, la forma en que asumí lo del trasplante fue diferente, con mucho sufrimiento físico y temores y todo pero de alguna forma me aferré a la esperanza y a la vida y bueno, ocurrió el milagro”.
La vida a toda vela
Es imperativo contar que, independientemente de todas sus pasadas complicaciones de salud, Ivonne, hermana mayor en una familia integrada además por otra mujer y dos hombres, criados todos en Santa Bárbara de Heredia, ya apenas habiendo cruzado el umbral de los 20 años tenía una tienda de perfumería, es decir, su inquietud por aprender, crear e ir más allá es un asunto de ADN.
Fue por entonces cuando se daría la posibilidad de integrar el elenco de la que probablemente, al día de hoy, sea una de las producciones criollas más recordadas en el país, por todas las razones consabidas.
Estando Ivonne un día en su negocio de perfumería (Madeiros, en el Mall Internacional de Alajuela), llegó nada menos que el prestigioso productor, maquillista, historiador y “todólogo” José Manuel ‘Milo Junco’, quien tras departir un rato con ella la convenció de que fuera a realizar un casting a Repretel, pues con ese ojo clínico que lo caracteriza, captó el ángel y el potencial de la rubia.
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Tal cual: ella acudió a la cita que le concertó Milo y, como lo que está para uno, está para uno, aunque su audición no era para A Todo Dar, los productores de inmediato la ficharon para el recordado espacio.
Una vez que apareció en cámaras, Ivonne se convirtió en una de las favoritas del público. Unos tres años duró su aventura, la mayor parte del tiempo como parte del staff de bailarinas y, al final, antes del cierre del programa, fue copresentadora, junto con Nicole Aldana y Gipsy Montoya.
Tras culminar con la experiencia que la ha marcado hasta el día de hoy, pues es común que la gente la reconozca en la calle, la felicite y le cuente anécdotas relacionadas con ATD, Ivonne decidió estudiar abogacía, profesión que ejerce hasta el día de hoy, con énfasis en derecho laboral.
En el ínterin ha tratado de aprovechar al máximo su tiempo para formarse en otras áreas. Por ejemplo, tras salir de A Todo Dar decidió formarse en el lenguaje Lesco (para personas no oyentes): la inquietud le surgió a raíz de una conversación que tuvo con su mamá, hoy profesora pensionada, quien asistió a un congreso hará unos 15 años y le contó a Ivonne, muy impresionada, lo vital que era para la sociedad empezar a ofrecer una plataforma de apoyo para las personas con capacidades diferentes.
Hoy, aunque no ejerce profesionalmente su aprendizaje, Ivonne se siente maravillada al observar cuánto ha avanzado el país en ese tema y otros que tienen que ver con la igualdad de oportunidades.
“Después de lo que yo he vivido, si Dios me ha permitido los milagros que ya te conté ¿cómo no voy a vivir yo sensibilizada con las distintas realidades de tanta gente?”, reflexiona, eso sí, sin dárselas de santulona. Ella solo fluye... y eso se percibe.
Disciplinada desde siempre, desde antes de las 6 de la mañana ya está en pie y posiblemente por eso, el día le rinde por dos. Siempre está buscando qué hacer, qué aprender, al tiempo que disfruta uno de sus grandes amores, la playa y el mar, donde se refugia cada vez que puede, eso sí, con cuidados extremos para su piel.
El ejercicio, por ejemplo, está en su esencia vital. “Cuando estaba convalenciendo después de la afectación del hígado, hace un año y algo, apenas sentí que podía empecé poquito a poco a ejercitarme en un Orbitrek que había en la casa. Primero 10 minutos y así fui aumentando paulatinamente; creo que esa inversión en acondicionamiento físico me ayudó en gran parte a salir bien librada de mis problemas de salud”, asegura.
Pero Ivonne, quien hoy por hoy está cursando la carrera de medicina, también estudió diseño de interiores, recién incursionó en cursos de maquillaje con énfasis en micropigmentación de pestañas y este jueves 4 de noviembre se estrena en el programa A calzón quitao, junto con la cantante Vanessa González y la conductora de radio Clemencia Castro, en la emisora Planet 107.5, los jueves a las 8 de la noche.
“Es una propuesta diferente, vamos a tratar distintos temas del quehacer nacional a calzón quitao, como se llama el programa. Me ilusiona mucho porque es algo totalmente nuevo en mi vida: he hecho muchas cosas, pero radio, nunca”, dice Ivonne con ilusión. El espacio es producido por Mauricio Alvarado, el papá de Tamara y hoy su gran amigo.
“Yo hace mucho aprendí a andar por la vida sin juzgar, sin rencores, incluso cuando hay alguna desaveniencia con allegados, familiares o equis, siempre aplico la empatía, le bajo el tono a todo. Trato de vivir tranquila, sin drama, no soy de salir mucho, prefiero mil veces atender a mis amigas en mi casa, me fascina ser anfitriona, o ir a departir con ellas a sus casas”, cuenta Ivonne quien, ya pasado el trance de sus situaciones de salud, se muestra como la muchacha que yo conocí hace años: vivaz, entusiasta, alegre pero, además, muy pero muy prudente.
Ante la pregunta del millón ¿cómo anda ese corazón?, Ivonne respondió sin ambages: “Mirá, ni antes ni ahora me gusta hablar de asuntos tan personales. Cuando pasó lo de mi divorcio nunca nadie supo por mi boca cuáles fueron las razones, creo que eso nos concierne solo a nosotros dos; en su momento sufrí la ruptura pero el tiempo todo lo sana y ahora lo veo como una experiencia más. Nunca voy a hablar mal de mi exesposo, y no voy a hablar ahora de mi situación sentimental, lo que sí te puedo decir es que a mis 43 años estoy viviendo una etapa plena en todos los sentidos... en todos los sentidos (insiste en medio de risas)”.
Pero bueno, queda clarísimo que, tras el collage de experiencias de su vida, Ivonne Núñez ha ido recogiendo los trozos del mosaico y hoy acopia lo vivido con un único gran fin: un buen vivir, una vida con propósito, un día a día lleno de entusiasmo y de más y más cosas por hacer... como convertirse en dermatóloga, por ejemplo, dentro de unos pocos años.