Aunque en anteriores ocasiones el prestigioso actor Christian Bale había perjurado que no volvería a incurrir en cambios drásticos en su peso para ejecutar un papel, lo cierto es que últimamente ha hecho todo lo contrario, pues tras ganar unos 20 kilos con el fin de interpretar al exvisepresidente Dick Cheney en el filme Vice, tuvo que bajar de súbito unos 32 kilos para encarnar al piloto de carreras Ken Miles, en la última película del actor, Ford vs. Ferrari, próxima a estrenarse.
Lo cierto es que, pese a las advertencias de sus médicos en el sentido de que las dietas extremas a las que se somete pueden causar daños de diversos tipos en órganos vitales, como los riñones, Bale se ha visto tentado una y otra vez desde su participación en El maquinista (2004), donde asombró al mundo al llegar a un peso de 55 kilogramos.
Luego retomó su peso normal pero, en el 2010, volvió a someterse a una traumática dieta de pérdida para The Fighter, para poco después engordar rápidamente unos 28 kilos con el fin de coprotagonizar American Hustle (2013).
A pesar de que sus transformaciones, aunadas a su gigante talento actoral lo han convertido en una suerte de deidad en Hollywood, al parecer las llamadas de atención de sus médicos y, especialmente, de su familia, han hecho mella en él y por lo mismo fue realmente enfático en su reciente entrevista con la CBS: “Insisto, ya terminé con eso. Sí, realmente creo que ya le puse un fin”, declaró.