Ernesto Calvo
E l debate en torno a las relaciones de género y las sexualidades ha sido recurrente en las artes visuales internacionales de los últimos años. Dentro de ese panorama, la fotografía ha resultado una de las presencias dominantes, tal vez por la obvia razón de que el lenguaje fotográfico es uno de lo que puede dar testimonio, de una manera más directa y evidente, pero también metafórica, sugestiva, de los dilemas que recorren esos debates en los ámbitos visuales contemporáneos.
Dentro de esas discusiones recientes, un lugar central ha sido ocupado por los tratamientos de la imagen de lo femenino, donde la figura de la mujer casi siempre ha sido vista desde una posición pasiva ante la mirada masculina, como objeto de veneración o deseo.
En la actualidad, sin embargo, el predominio de esas miradas masculinas se ha venido revirtiendo significativamente, con la presencia cada vez mayor de mujeres artista, quienes han abordado desde perspectivas cuestionadoras y críticas tanto ese histórico ojo patriarcal, como las actuales situaciones de invisibilidad y dominación, no solo en esos espacios de la imagen, sino también en sus distorsionados reflejos sociales y culturales.
Por otra parte, las visiones que toman como eje central la existencia de un cuerpo masculino, no necesariamente inscrito dentro de esas relaciones de dominación, ha sido también importante, aunque no tan significativa como las perspectivas de género que abordan la presencia subordinada de lo femenino.
Sobre este supuesto, la exposición Mil y un hombres escogió a tres importantes fotógrafos costarricenses que comenzaron a producir imágenes entre las décadas de los años 80 y 90 del siglo XX, y que hoy pudieran considerarse antecedentes –o incluso “clásicos”– en el abordaje de las problemáticas de género y otros temas muy cercanos, dentro del devenir de las artes visuales de Costa Rica en los últimos años.
Visiones complejas
En la curaduría y museografía de Mil y un hombres. Tres fotógrafos podemos acercarnos de una forma dialógica, entrelazada, a las perspectivas de los fotógrafos Giorgio Timms, Jorge Albán y Jaime David Tischler.
Ellos aportan, desde sus propias inquietudes y los énfasis que han dado a sus prácticas a lo largo de varios años, una visión poliédrica y compleja sobre lo masculino, que va desde la presencia del cuerpo, el desnudo y la homosexualidad, hasta sus vínculos con lo religioso, el deporte o los entornos públicos y domésticos.
En el caso de Giorgio Timms, nos desplazamos de la estilización corporal y el erotismo del desnudo masculino, con influencias de la escultura clásica y el pictorialismo fotográfico, al acercamiento documental a temas antropológicos y culturales.
En las fotos de Timms percibimos desde tradiciones como la Semana Santa, con el cuerpo sufriente de Cristo personificado en figuras jóvenes, la explosividad del omnipresente fútbol, mediado por relaciones de paternidad, hasta las marchas del orgullo gay y transgénero, donde conviven el policía, la feminista y el drag queen .
Por otro lado, un fotógrafo, videoartista y activista como Jorge Albán muestra un acercamiento más experimental y movedizo de la imagen fotográfica, que va de lo digital y la interactividad, al contrapunto respecto a lo textual y los soportes no convencionales de la fotografía.
Con Albán, las reflexiones sobre esas masculinidades se desplazan desde la parodia de los tradicionales roles de género, encarnados en los cuentos infantiles, las canciones populares o las labores domésticas cotidianas, a la exposición vulnerable –o ausente– del cuerpo masculino, en interacción con múltiples condicionantes culturales y familiares del contexto costarricense.
Finalmente, la inclusión de Jaime David Tischler en la exposición es significativa, pues permite traer de vuelta a un magnífico fotógrafo, quien, de forma pionera, abordó el tema de la homosexualidad y la presencia del cuerpo masculino en el contexto costarricense de los años 90, a partir de imágenes tremendamente metafóricas, pero a la vez muy directas.
Así, los acercamientos fotográficos de Tischler pueden percibirse como una mezcla de la corporalidad, lo erótico y lo telúrico, en contrapunto a la impronta religiosa –católica y judía– en sus inevitables flagelaciones y represiones.
O también desde un estilizado voyerismo en torno a las relaciones entre cuerpos y paisajes, a partir de una imagen preciosista y depurada que bebe del pictorialismo, el impresionismo y el naturalismo, sin perder su efectividad y potencia autónomas.
Una arqueología necesaria
Mil y un hombres. Tres fotógrafos se convierte, de tal modo, en una exposición que realiza un doble y necesario rescate: desde el ámbito estrictamente fotográfico, al acercarse a tres importantes artistas contemporáneos en el devenir de las artes visuales costarricenses y, por otro lado, desde la exploración histórica de temáticas que han adquirido hoy una gran visibilidad, pero que pueden –y deben– ser revisitadas desde otras perspectivas y énfasis, tanto históricos como actuales.
Muestra en el Cenac
Exposición: Mil y un hombres. Tres fotógrafos .
Giorgio Timms, Jorge Albán y Jaime David Tischler
Museo de Arte y Diseño Contemporáneo en el Centro Nacional de Cultura (Cenac, antigua Fábrica Nacional de Licores), en las salas 2, 3 y 4.
Abierta hasta el 29 de julio. Horario: martes a sábado, de 9:30 a. m. a 5 p. m