Oma. Esa palabra en alemán, que significa “abuela”, le da sentido al nuevo espectáculo que presenta Danza Abend junto a la Compañía Nacional de Danza.
Para rendir un homenaje a las mujeres, el colectivo evoca a las figuras femeninas que han resultado cardinales en el crecimiento emocional del grupo coreográfico. Así se compone Omanaje, estreno que tendrá lugar en el Teatro de la Danza del Centro Nacional de Cultura con tres funciones este fin de semana.
“Con esta puesta en escena queremos rendir homenaje, desde el nombre mismo del espectáculo, a las mujeres que nos precedieron, a sus raíces y a su legado. Este es un agradecimiento a las mujeres que marcaron nuestras vidas, que hicieron posible que estemos aquí y ahora, transmitiendo su conocimiento de la vida en las tablas”, comunica Gabriela Dörries, directora de Danza Abend,
Para Dörries, la danza significa una vía por la cual rendir un homenaje incomparable. "A esas mujeres valientes, nuestras “omas” o abuelas, les rendimos homenaje con nuestros cuerpos, bailando. Al mismo tiempo que les agradecemos el que nos hayan guiado hasta aquí y nos despedimos de ellas, para encontrar nuestro propio camino y vivir el vértigo de nuestras propias vidas”, agrega la directora.
El espectáculo está compuesto por distintos segmentos. El primer bloque lleva el título de Linajes, y es una coreografía que “explora los linajes femeninos a través de una imagen: hilos entre mujeres, que se van tejiendo con los rituales cotidianos. Dedicado a nuestras abuelas Teresa, María de los Ángeles, Cecilia, Aida y María Esther”, según deja saber la producción.
La segunda parte, llamada Flores para una despedida, es un extracto de la coreografía Aromas cautivos que presentó el colectivo en el Museo de Arte Costarricense en el 2006. Esta pieza aborda el tema del olor como evocador de recuerdos y es la única coreografía que no es un estreno dentro del programa del espectáculo.
La siguiente coreografía, llamada Salmo, toma de inspiración el relato Salmo del juicio final, del escritor Rafael Ángel Herra para que la coreógrafa Gabriela Peña-Valle le rinda un homenaje a sus dos abuelas, quienes fueron criadas en el catolicismo.
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Posteriormente, será el turno de Un tranvía llamado Deseo. Esta coreografía, de Gabriela Dörries y Mauricio Matamoros, es una reinterpretación de la obra de teatro del mismo nombre escrita por Tennessee Williams. “La tensión, el deseo, la violencia y la sumisión que se manifiestan en el texto escrito son abordados en el texto bailado con casi nula utilería, música hermosa y tres cuerpos que bailan y se relacionan, se aman y se odian, se acercan y se rechazan. Los temas que este clásico de la literatura norteamericana expuso hace más de setenta años siguen vigentes, lamentablemente”, se lee en su sinopsis.
Finalmente el programa cerrará con Vértigo, pieza con música de Philip Glass. “Nace a partir de una experiencia de nuestra directora, Gabriela Dörries, que se convierte en una reflexión vital compartida entre ella y el coreógrafo Mauricio Matamoros. Gracias a esta situación imprevista, o a pesar de ella tal vez, esta coreografía muestra a través de movimientos vertiginosos y suaves a la vez, con orden y en desorden, la respuesta al vértigo: siempre hay una manera de sobrevivir, usualmente acompañada del cardumen”, señala la producción.
El espectáculo Omanaje se presentará el viernes 27 y sábado 28 a las 9 p. m. La última función será el domingo a las 6 p. m. La entrada general cuesta ¢8.500; estudiantes y ciudadanos de oro pagan ¢4.250.