Michael Brennan tomó algunas de las imágenes más notorias del siglo XX. No le tomaba fotos a la naturaleza ni a los animales ni a las máquinas; le tomaba fotos a la gente. Alguna gente era en ese momento desconocida, y otra tenía facciones identificables por media humanidad. “Las caras venden periódicos”, decían sus jefes. “Si le tomas una foto a alguien, esa persona va a comprar el periódico”.
Pronto harán nueve años desde que Brennan dejó Nueva York, vendió sus cámaras y se vino a vivir a Costa Rica. Convive con tres perros, una gata y su esposa Lily Martínez, todos bajo el mismo techo en un residencial en las montañas de Heredia. A sus 72 años, el fotógrafo –cuyas imágenes de músicos y deportistas famosos le dieron la vuelta al globo– recorre enérgico y en desorden algunas de anécdotas de su carrera, que también es su vida.
Las paredes de su casa se visten con pinturas y una selección de sus fotografías favoritas, en cuenta retratos que le tomó a Mike Tyson, John Lennon, la Madre Teresa y Mick Jagger. Estas eran algunas de las fotografías que vendían periódicos, tanto en su natal Inglaterra como en Nueva York, donde operó entre 1973 y el 2007.
Arriba: Sin buscarlo, Brennan fotografió a la Madre Teresa en 1970, cuando estaba empezando a ser conocida. Abajo: Después de morder la oreja de Holyfield en una pelea en 1997, Mike Tyson confronta a los policías y bota a Brennan de la tarima, después de que él tomara esta fotografía. / FOTOGRAFÍAS: MICHAEL BRENNANBrennan quería ser periodista, pero los editores de los diarios no lo veían como reportero porque no tenía estudios; en cambio, le pidieron que tomara fotos. Empezó trabajando para diarios locales en su natal Yorkshire.
En 1967, Donald Campbell buscaba obtener un récord de velocidad en agua, pero su hidroplano se volcó y él murió. Fuera del lago, Brennen y su cámara estaban listos para documentar el histórico récord, y terminaron retratando la muerte del piloto.
Las fotografías fueron publicadas por la revista Life y le valieron su primero de dos premios al fotógrafo del año en el Reino Unido. Eso lo llevó a la calle Fleet, en Londres, epicentro de la prensa británica, donde amplió su experiencia y trabajó para The Sun y The Daily Mail.
Desde que se decidió por ser fotógrafo, Fleet era su norte, pero no sería su límite. En 1973, luego de problemas por conducir en estado de ebriedad y de perder su licencia, se mudó a Nueva York y empezó a trabajar para New York Daily News y Sports Illustrated, entre otros.
Arriba: Jimmy Page, guitarrista de Led Zeppelin, en un concierto en 1975, en el que un fan le regaló una botella de licor. Abajo: Antes de ser primera ministra, Margaret Thatcher fue fotografiada por Brennan en 1975. / FOTOGRAFÍAS: MICHAEL BRENNANCon las luminarias
La llegada de Brennan a Nueva York coincidió con las secuelas del éxito de los Beatles en Estados Unidos y con el auge del rocanrol. No fue su intención especializarse en música, pero durante los 70 le tomó fotos a Lennon, los Stones, Led Zeppelin, Debbie Harry, Kiss y los Bee Gees.
“Las cosas que hice con bandas de rock... yo no discriminaba con quién trabajar; tenía que pagar la renta. Si un tabloide pedía fotos de una banda de punk lo hacía”. No era fan de todos los sujetos de sus imágenes, pero eso no influía en su calidad.
En 1977, como parte de su trabajo para Sports Illustrated, conoció y fotografió a Muhammad Ali. Consideraba que la presencia del boxeador era un “privilegio”. No habla así de las estrellas de rock, nunca; solo de Ali.
“También era el hombre más fotografiado del mundo, entonces me puse el reto de tomar una de las mejores fotos de Ali”, recuerda. Lo logró: su retrato de Ali sudado, viendo al horizonte, es uno de los más icónicos del deportista, y fue incluido en la Galería Nacional de Retratos de Estados Unidos, en el 2011.
Si bien Brennan también fue fotógrafo en conflictos sociales, aconteceres políticos y otros eventos, la música y los deportes han definido su portafolio, el cual siguió engordando hasta su retiro, hace nueve años.
Arriba: 'Es probablemente la mejor foto que tomé', dijo Michael Brennan sobre su retrato de Muhammad Ali, incluido en la Galería Nacional de Retratos de EE.UU. en 2011. Abajo: John Lennon y una máquina de escribir en Los Ángeles, en 1975. / FOTOGRAFÍAS: MICHAEL BRENNANLabor en extinción
“Cuando yo empecé no había fotógrafos especializados; tenías que hacerlo todo. Si tienes un trabajo así debes llegar al periódico con algo que venda periódicos, no algo artístico. No podíamos darnos el lujo de ser rebuscados. Debíamos cubrir violencia, fútbol, violencia contra políticos, una toma glamurosa en París, algo del Manchester United... ¡de todo!”.
El trabajo al que le dedicó la vida ya no existe, asegura. “Las empresas de medios ya no las manejan periodistas, sino contadores, y eso ha representado una caída en la calidad del trabajo. Además, todo el asunto de las celebridades se ha adueñado completamente de todo. Ves al New York Times teniendo que adaptarse; ves noticias en su sitio web sobre celebridades desconocidas. En mi opinión, por eso se ha desvalorizado el periodismo”.
Habla ruidosamente mal de Led Zeppelin –grupo con el que se fue de gira en los 70– y de los paparazis. “Nunca hice esa basura de tomarle fotografías a escondidas a las celebridades. Para empezar, ¡es vergonzoso! Cuando la gente te ve haciendo eso es degradante. Pero los fotógrafos de ahora aman cuando Brad Pitt los golpea”.
Retirado, aprovecha su pensión y la de su esposa, pero cuando se dio cuenta de que Costa Rica no era tan barato como le dijeron supo que debía seguir trabajando, así que vende impresiones de sus fotografías en su sitio web.
Cuando se acaba la diversión en Internet y no hay pláticas con Lily, Michael se aboca a las memorias. Son muchas. Nunca se aburrirá de recordar la carrera que fue su vida.
“Es una situación grandiosa: tenía un trabajo por el que la gente lo daría todo. Ese fue mi mantra durante esos años; era genial. Mi mamá todavía piensa que no era un trabajo; se pregunta cuándo tendré un trabajo de verdad. Siempre fueron buenos tiempos, con mucha satisfacción al final”.
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