El director Kyle Boza aclara que, rotundamente, no busca comparar a los aborígenes centroamericanos con los mareros; sin embargo, su propuesta de montaje
Esta adaptación del texto
En la puesta en escena, el público conocerá la historia de dos guerreros indígenas, donde el perdedor es sometido por su oponente, pero también recibe muestras de admiración por su bravura. De forma simultánea están dos mareros centroamericanos, con diferencias y amenazas mutuas, a causa de un problema común que los enfrenta.
“Es la historia de dos tribus, cada una con un guerrero que está por encima de todos; ellos se enfrentan desde tiempo atrás. Es un lío con tanto tiempo, que ya nadie sabe quién lo comenzó”, explicó Boza.
Con las actuaciones de Miriam Chaves, Heriberto Calderón, Carlos Miranda, Ricardo Tames, María Chaves y Nandayure Harley, el director desarrolla una pieza teatral donde lo que se dice cobra gran importancia, y cuando uno habla, los demás escuchan. Además, las actrices interpretan varios personajes a lo largo de la puesta, para dar vida a distintos jefes indígenas.
Además,
“En ambos casos (maras y los indígenas) es una pelea por territorio, por medios de sobrevivencia, incluso por negocio. Ese era mi interés, al hacer el paralelismo. No me preocupa que el público piense que digo que son lo mismo, porque creo que queda bien definido que no lo son”, añadió Boza.
La presencia de una artista como la coreógrafa y bailarina Harley, cobra aún mayor sentido cuando se ven los movimientos de pelea y lucha casi como una danza ritual. Además, hay otros momentos con mucho movimiento en la obra.
Actores con ropa que recrea una época precolonial, otros con grandes pantalones y tatuajes en el cuerpo, cantos a ritmo de