Las autoridades de la Academia deben de haber amanecido con la duda ampliada, luego del domingo: ¿quién es el ideal para conducir la gala de los Óscar?
El desempeño de Neil Patrick Harris dejó una sensación: se quedó a mitad de camino , con un desempeño que puede ser calificado de aceptable, a secas.
Lo que sí le debe haber quedado claro a los académicos es que no encuentran su “ancla” ( anchor , en inglés) para el programa de la más hollywoodense noche de todas las noches.
¿Quién? Desde que Billy Cristal abandonó su tarea de anfitrión, en el 2004, la ceremonia se quedó sin quien fue sinónimo de Óscar en los últimos años.
De hecho, ni el mismo Cristal fue capaz de llenar sus propios zapatos cuando se lo llamó para conducir la gala del 2012.
Aquella era una llamada muy similar a una de emergencia, tras el desastre de James Franco y Anne Hathaway en el 2011. Sin embargo, como todo en la vida, la era de Cristal era historia.
Ese regreso fue más un dejo de nostalgia que de realidad; por eso, ni resucitar a Bob Hope tecnológicamente le ayudó en la ceremonia, cuyo principal pecado es su larga duración: el domingo pasado, por ejemplo, duró tres horas y media.
Por ahí anda una de las dificultades con las que tiene que lidiar quien se pare en el Teatro Dolby.
El maestro de ceremonias debe pensar en entretener a la gente en la casa y mantenerlos al frente del televisor –es un show para la pantalla chica– y debe mantener la atención de la realeza de Hollywood, que pueden llegar a estar sentados hasta por cuatro horas (con alguna escapada al baño).
Además, debe saber burlarse de ellos –una poderosa razón para ver la ceremonia–, pero sin que las estrellas salgan insultadas. Eso le valió a Cris Rock no regresar a la ceremonia.
Sucede también que el humor de los Óscar tiene cierta alcurnia y ciertas bromas que pueden ser aceptadas en otros contextos, en esta ceremonia no son de recibo. Eso le valió a Seth McFarlane no volver a ser llamado.
Como señala The Atlantic : por un lado, es un trabajo de alto nivel, como pocos en Hollywood; por otro, es muy ingrato.
Esa debe haber sido una razón por la que Ellen DeGeneres rechazó el cargo, luego de su recordada actuación del 2014.
Además, el presentador debe lidiar con las redes sociales, en las que todos opinan y ya no esperan las reseñas especializadas.
En su introducción del domingo, Harris comentó que nadie estaba disgustado en Twitter, porque nadie había perdido aún.
Variety no descartaría un regreso de Harris en el 2016: rescató su carisma y culpó al libreto.
“Puede ser el que necesiten los Óscar: no tiene la irreverencia que el público quiere de Rock y tampoco se saltará el protocolo como McFarlane; pero es el adecuado si los productores desean seguir con los musicales”.