La Segunda Guerra Mundial se acerca a su final. Es evidente que los alemanes serán vencidos y que pronto los rusos estarán en Berlín (al menos esto es el hecho histórico), pero uno se extraña de que en la película Jojo Rabbit (2019), dirigida a saltos por el neozelandés Taika Waititi, vemos entrar más bien tanques, soldados y banderas de Estados Unidos.
Con la superficialidad de esta comedia, uno se percata de que entre los alemanes que quedan en los pueblos (mujeres, niños y adultos mayores) no hay mayor conciencia ni angustia por lo que sucede, a no ser por unos tipos de los servicios secretos nazis.
Lo otro es preparar para la guerra a los niños, lo que los instructores del caso hacen de manera fría y displicente. El esfuerzo de Taika Waititi (también guionista) es hacer broma de todo y de no tomarse nunca en serio el dilema del nazismo.
Esa fue una crítica que también se le hizo, en su momento, a La vida es bella (1997), de Robert Benigni, aunque este filme tiene mucho más calado humanista y tiene más claro el concepto del amor en las condiciones del dolor humano en la guerra.
Con Jojo Rabbit, tanta liviandad narrativa cansa y la comedia se convierte rápido en bagatela que, por algunos momentos, tiene secuencias que la salvan del desastre. Mejor que secuelas, digamos que la película tiene la lograda presencia de la actriz Scarlett Johansson y del compromiso que la rodea.
En general, el filme no tiene trascendencia alguna y se convierte en suma de chistes malos (en su mayoría) con situaciones cursis en otros momentos y que se pudieron haber retratado con más inteligencia. Un ejemplo es la relación entre Jojo, el niño pronazi capaz de tener de interlocutor a un Hitler sacado de su imaginación, y la niña judía que la propia madre de Jojo esconde. Esta situación pudo darle entereza a la comedia, pero más bien la diluye.
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El problema no es el género utilizado para hablar de una guerra. El problema es el manejo a medias que se hace de ese género, sin ninguna relación clave con la poética del relato, aquí apenas presente, al punto que no se unen de manera sólida el relato con su expresión visual: lo conceptual se desliga de lo formal.
Con respecto al director Taika Waititi, siento la necesidad de reclamarle su pésimo trabajo como Adolf Hitler: es evidente su esfuerzo por robar cámara y despreocuparse del personaje. Como bien lo dice el filólogo ruso, Mijaíl Bajtín, “el autor no puede jamás volverse una de las partes constitutivas de su obra, volverse una imagen, ser o hacer parte del objeto.”
Hay que salvar el buen papel de la música y luego despedir esta crítica con las palabras del argentino Manuel Otero sobre este filme: “a pesar de tener algunos momentos vergonzosos y poco graciosos, consigue dejar una leve satisfacción y un par de escenas en la retina.”
JOJO RABBIT
Título original: Jojo Rabbit
Estados Unidos, 2019
Género: Comedia
Director: Taika Waititi
Elenco: Roman Griffin Davis, Scarlett Johansson
Duración: 108 minutos
Cine: Nova, Cinemark, San Pedro, Cinépolis, CCM, Magaly
Calificación: Dos estrellas de cinco posibles