Por alrededor de un mes, el cineasta y productor nacional Ernesto Jara hará algo que pocos se atreverían. Tomará su inseparable cámara, se subirá a un barco palangrero y se adentrará en mar abierto en una noble y necesaria misión: retratar la intimidad de nuestros pesqueros semiindustriales.
Jara, quien junto a su hermano Antonio fueron los directores del exitoso documental El codo del diablo (2014), no zarpará para ahondar en los temas políticos, ambientales e industriales que rodean el tema de la pesca en nuestro país. Filmará Altamar, un nuevo documental en desarrollo, para que el mundo conozca a fondo a los guerreros del mar adentro, su cultura, dinámicas y necesidades.
“No me interesa en entrar en discusiones de ningún tipo. No estoy en contra o a favor de la industria. Lo hago por cuenta propia. Solo creo que muchas veces, en medio de tantas discusiones, nos olvidamos de los seres humanos”, dijo Jara.
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Altamar pretende ser una escultura fílmica donde la aventura de llegar al muelle, tomar el barco y regresar a tierra para seguir la vida en sociedad, transmita la esencia de una cultura autóctona que aún se cuece en Puntarenas y otras ciudades costeras del país.
En este momento Altamar es un documental en sus primeras etapas de investigación. Fue premiado por el fondo Imbermedia 2017 y por esa razón su nombre saltó a la luz el año pasado.
"La idea es retratar a una población que depende de este recurso para sobrevivir y que al mismo tiempo tiene que enfrentar varios problemas. En la actualidad vivir de la pesca se ha vuelto más complicado", expresó Jara.
"Para nosotros, la cuestión es que todo el mundo habla de la pesca, pero muy poco de los pescadores, por eso queremos conocer su intimidad y dinámicas. Ellos serán los protagonistas del filme, que se alejará del tipico documental donde se recurre a las entrevistas", agregó.
Pocos a bordo.
En la dirección de Altamar, Jara no tendrá a su hermano Antonio como aliado. Toda la responsabilidad del filme recae sobre Ernesto y la razón es sencilla: el equipo de rodaje tendrá que subirse a un barco relativamente pequeño, por lo que aparte de la tripulación pesquera sólo habrá espacio para que viaje un camarógrafo y un sonidista.
El barco semindustrial o palangrero tiene unos 12 metros de longitud y tiene una capacidad promedio de 4 a 5 tripulantes.
"Yo seré una de las dos cosas. No habrá mucho espacio abordo. El reto de subirse a un barco de este tipo y por tanto tiempo es grande pero vale la pena. Si uno quiere buenos resultados y acercarse realmente a cosas que no se conocen se necesita tomar riesgos", aseguró el cineasta.
La producción de Altamar aún define el barco en el que se rodará el documental, pues la selección del navío requiere de una negociación previa con los pescadores y la escogencia minuciosa del más adecuado para la operación fílmica.
"Al menos un 80% del documental será filmado en el barco, el resto en tierra. Es el grueso de la película y por eso la selección del barco es importante", finalizó Jara.
Se espera que Altamar puede filmarse a principios del 2019 y que su estreno sea a finales del mismo año.