Un café humeante por la mañana. Chocolate caliente cuando empieza a caer la neblina. Jacuzzi privado metido entre el bosque. Una habitación preparada para recibirle después de la cena. Gastronomía que involucra los cinco sentidos. Spa con un amplio menú de masajes terapéuticos. Clases de yoga en medio del bosque nuboso. Infusiones herbales orgánicas a su disposición. Un jardín repleto de colibríes.
Esta es una pequeña reseña de cómo se vive el lujo en medio de la montaña. Una breve reseña de la estancia en el hotel El Silencio Lodge and Spa.
Aire fresco
Llegamos en burbuja con la esperanza de aislarnos por unos días de las noticias sobre covid-19 y de paso, respirar otro aire distinto al de casa.
El lugar fue la elección perfecta: el terreno donde se ubica este hotel es una pequeña hondura de 150 hectáreas en medio de montañas del Parque Nacional Juan Castro Blanco y el Parque Nacional del Volcán Poás. Al ver hacia arriba se admira el verde contrastando con el celeste del cielo.
Para terminar de conquistar el corazón, los ríos que fluyen suavemente crean la acústica perfecta para relajarse y renovarse.
El Silencio Lodge and Spa ya suma 12 años de estar en Bajos de Toro, Alajuela, pero desde hace dos años cuenta con un nuevo propietario que ha refrescado el concepto e invertido en mejoras de las instalaciones.
Las habitaciones cuentan con sala de estar, cama king, terraza y, lo mejor de todo: jacuzzi privado en medio de los árboles (la opción perfecta para las burbujas de dos personas). Además, están las villas para las familias con más integrantes y las suites ‘riverside’, con locación perfecta al lado del río.
Lujo a la tica
Los costarricenses dan un servicio de excelencia y esa es una de las claves de El Silencio: dejar que sus colaboradores atiendan a los clientes a su manera.
La amabilidad está en el cóctel de bienvenida con que reciben a sus huéspedes, las galletas con jugo que les ofrecen después de cada tour, el batido de frutas frescas que le llevan a la habitación por las mañanas o el chocolate caliente que le van a dejar por la tarde. Mientras usted va a cenar, le preparan el cuarto para dormir: cierran las cortinas, ponen luces tenues, le dejan un vaso de agua frutal en la mesa de noche y ajustan la temperatura. Un trato que sube el ánimo de cualquier ser humano.
Spa: una experiencia necesaria
Del amplio menú, elegí el masaje sueco, un tratamiento que trabaja el cuerpo completo con el objetivo de aliviar el estrés, algo que en tiempos de pandemia se acumula en cada músculo. Pero la experiencia inicia desde mucho antes, para llegar al spa hay que atravesar un riachuelo por un puente colgante y caminar por un sendero donde abundan los colibríes. Desde allí la mente se empieza a despejar.
Al llegar, le toman la temperatura, le ponen alcohol en gel en las manos y hay que desinfectar los zapatos; las nuevas reglas. Seguidamente, le ofrecen un té caliente y le preguntan por su esencia aromática favorita, gustos musicales y contraindicaciones médicas.
Todo confluye para recibir el mejor masaje de la vida: la temperatura de la habitación, la música, los aromas y el sonido del río aledaño.
Gastronomía
El Silencio tiene como meta posicionarse como un referente de la gastronomía local. La alta calidad de productos de la zona, como los lácteos y las hortalizas, inciden en la frescura de los sabores.
Cocineros costarricenses hacen magia al lado del chef belga Quentin Villers, quien cuenta con una Estrella Michelin. En su estancia no olvide probar el sashimi de trucha, el conejo confitado y de postre, el pavlova de mora.
Actividades de bienestar mental
- Clases de yoga
- Canopy
- Cabalgata
- Tirolesa
- Caminatas místicas
- Pesca de truca
- Senderos para mountain bike
- Visita a la granja y huerta orgánica
- Clase de mixología
- Jardín de colibríes
Apoyo durante la pandemia
El Silencio Lodge and Spa creó un fondo de rescate de $10.000 para ayudar a las familias de la zona que se han visto afectadas con el impacto del nuevo coronavirus. Además, el negocio ha invertido en medidas sanitarias para asegurar la seguridad de sus huéspedes.