La pasión, la entrega y la mística de los 6.500 voluntarios, junto al gran apoyo del personal permanente, son el bastión que sostiene a la Cruz Roja Costarricense.
Así lo considera Glauco Quesada Ramírez, un ingeniero en sistemas de comunicación, que desde el pasado 15 de noviembre, asumió cargo en la institución, fundada hace 131 años.
En una conversación con La Nación , Quesada dijo que están en un proceso de reorganización y de replanteamiento de objetivos. Este profesional advirtió de que no devenga salario ni viáticos. El siguiente es un extracto de la entrevista:
¿Qué ha hecho en este tiempo en Cruz Roja?
Tenemos una reorganización en asuntos que habían quedado pendientes. La optimización en el servicio, el proceso de regionalización. El tema de la gestión de riesgo y la promoción de la asistencia comunitaria. Tenemos que replantear la estructura, el sistema técnico y el de especialización. El tema supone replantearnos un nuevo abordaje. No podemos estar pensando solo en el servicio de ambulancia. Eso es lo cotidiano, pero, por otro lado, tenemos competencias definidas en gestión de riesgo, que tiene que ver con la preparación de las comunidades ante desastres. La Cruz Roja está en el nivel local con una gran fuente de voluntariado.
¿A qué plazo tendría la nueva estructura?
Esperamos tener un avance a mayo, y a julio, a más tardar, tendríamos una definición de cómo tratar el tema. Mientras tanto, la estructura se mantiene.
¿Habrá despidos o contrataciones de personal?
Eso va a estar en concordancia con las necesidades de la función y de lo que se espera de nosotros. Pretendemos un servicio oportuno y pertinente las 24/7.
¿Significa que tendrán que “socarse la faja”?
Vamos a hacer lo posible por mantener nuestras actividades y servicios. No podemos hacer lo imposible. Vamos a tener que reconsiderar nuestro tamaño, organización, procedimiento administrativo, pero asegurando un servicio correcto. Entonces, si ajustarse la faja es tratar de optimizar recursos para hacernos más eficientes, tengo que decir que en eso estamos.
¿Cerrarán comités?
No. Hemos hecho reajustes. A este momento, tenemos 121. Más bien, tenemos demandas de tres comunidades como La Fortuna (San Carlos), que quieren un centro de despacho, pero no han pasado aún el nivel de admisibilidad, porque no podemos crecer.
Ya se aprobó un proyecto que dará ¢3.000 millones. ¿A qué plazo necesitan ese dinero?
Tan pronto como sea posible. Lo ocupo para ya.
¿Le preocupa a la Cruz Roja la competencia ?
La competencia es una realidad, pero la Cruz Roja tiene un mandato y es su vinculación con los más necesitados. Esa gente que, por una u otra razón, no puede acceder a servicios especializados. Es ahí donde contamos con más de 6.500 héroes anónimos que, día a día, entregan lo mejor de sí, por mística. No quiere decir que esos 6.500 estén todos los días en ambulancias; hay gente de Juventud, Socorros, en otros cargos. Tenemos que replantearnos un nuevo modelo de voluntariado, porque ya no es solo estar en ambulancias, hay personas como ingenieros en sistemas, que pueden contribuir con una nueva aplicación. Eso es voluntariado. O un abogado jubilado que quiere aportar. Tenemos ese y otros retos como crear una contraloría de servicios para medir nuestro calidad en el servicio.