
Las organizaciones criminales han crecido en los últimos años al punto de que emulan el funcionamiento de una empresa legal. Esto incluye una estructura jerárquica, división de funciones, contaduría, así como un factor que vuelve aún más complejo el entramado del narcotráfico: la tercerización de servicios.
Estos son brindados por “agencias” que no están completamente incorporadas a las organizaciones a las que prestan servicios, y más bien operan sin exclusividad, pues suelen trabajar para diferentes bandas.
El ejemplo mejor conocido en tiempos recientes es la agencia de sicarios desmantelada el 30 de abril del 2024 tras nueve allanamientos y ocho arrestos en San José, Heredia y Limón, a la que se le atribuyeron al menos cuatro homicidios.
En aquel momento, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) detalló que a la agencia acudían líderes de bandas interesados en eliminar a un objetivo específico de un grupo rival, pero que preferían no participar directamente en el acto violento. Por ello, optaban por contactar a los contratistas.
Sin embargo, la tercerización de servicios no se limita al sicariato, sino que se extiende a gran parte de las actividades de una banda narcotraficante. Diferentes grupos se pueden especializar en el transporte marítimo, aéreo o terrestre; también, a seguridad, alquiler de armas, adquisición de vehículos, servicios legales, empaquetado de la droga, e incluso la instalación de dobles pisos en vehículos para esconderla.
“Hay infinidad de servicios y, para poder articular estos cargamentos, pues tienen que solventarse todas esas necesidades, empresas fachada que hagan la exportación, quienes compren producto lícito para mezclarlo con producto ilícito, una planta empacadora donde poder empacar los tubérculos o fruta fresca donde se va a llevar”, explicó el fiscal adjunto del Ministerio Público, Mauricio Boraschi.
“Es decir, hay toda una cadena de servicios y de personas involucradas en un tráfico internacional que no es algo sencillo de manejar; por eso, precisamente, el término ‘criminalidad organizada’”, detalló.
Agregó que los narcos no solo tercerizan por conveniencia de negocios. También les ayuda a mitigar riesgos en caso de que la operación sea descubierta por las autoridades, ya que no habría vínculos claros con el grupo que los contrató.
Boraschi apuntó que la subcontratación es una práctica común, pero que no todas las bandas la utilizan. Algunas organizaciones, como la desmantelada el pasado 21 de octubre durante 11 allanamientos en Alajuela, Heredia y Puntarenas, prefieren operar por cuenta propia.
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“Ellos se encargaban desde preparar y comprar los alijos en Colombia, embarcarlos, mandar la lancha desde acá a traerlos, movilizarla aquí una vez que llegaba por tierra y venderla aquí o sacarla del país. Este es un ejemplo que ilustra que pueden hacerlo todo; hay otros que tercerizan”, expuso el fiscal adjunto.
Para Boraschi, “lo más perverso del asunto” es que los narcotraficantes suelen pagar esos servicios con su propio producto, principalmente cocaína. De esta manera, las redes de trasiego se intensifican, pues la droga ya no es solo para consumir, sino un medio de pago más que está reemplazando el dinero en efectivo.
“Muchas veces llamará la atención que cuando se hace un decomiso son, por ejemplo, 938 paquetes. Y usted dice: ‘¿Por qué 938 y no hay un número cerrado como 1.000?’. Bueno, lo que hace falta para llegar a esos 1.000 fueron pagos que quedan en esas cadenas de servicios, en esas economías criminales de servicios que empiezan a recibir esa droga, y el éxito para ellos es volverla dinero en efectivo", dijo.
De esta forma, ya sea como vendedores al por menor o como distribuidores a grupos más grandes, las “agencias” que facilitan servicios a los narcos también propician nuevos mercados locales de droga, donde se incrementa el riesgo de luchas territoriales, adicción, intimidación a los vecinos, conflictos con las autoridades y homicidios.
Mientras ejecutan estas actividades, muchas de ellas tienen empresas fachada para aparentar legalidad. Por ejemplo, una empresa de pesca inscrita legalmente puede ofrecer sus lanchas para facilitar la llegada de droga al país.
Boraschi destacó, además, cuán trascendentales son los servicios de abogados y notarios para los narcotraficantes, pues son el puente que les permite trasladar su dinero obtenido de forma ilícita a un negocio legal; es decir, la legitimación de capitales.

Reflejo de la sociedad
Rodrigo Campos, director de Ciencias Criminológicas de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), explicó que las organizaciones criminales se pueden clasificar en tres grandes grupos:
- Piramidales, con estructuras jerárquicas bien establecidas.
- Reticulares, donde todos sus miembros se conocen e intercambian roles.
- Modulares, que consisten en los pequeños grupos especializados que ofrecen sus servicios a otras bandas criminales.
Para Campos, estos modos de operar son un reflejo de cómo el crimen organizado replica la organización social en general.
“El crimen organizado actúa bajo las mismas reglas, bajo las mismas formas de hacer y pensar que la sociedad que lo contiene. No pueden hacerlo distinto porque no se lo imaginan; como el tema de la tercerización de servicios es algo muy común en las empresas e instituciones, pues también ellos recurren a esto como una forma de rebajar algunos costos”, indicó.
El criminólogo puso de ejemplo que en Europa del Este es común que existan criminales tipo freelancer, especialmente en cibercrimen, que brindan sus servicios para cometer delitos específicos. Esto ocurre porque en esa región europea el freelancing es una práctica usual en profesiones que en Costa Rica suelen estar incorporadas a planillas o trabajar como profesionales liberales.
“Depende de la sociedad que alberga la actividad; por eso la Yakuza (organización de crimen organizado en Japón) tiene una forma muy propia de actuar; por eso las mafias rusas tienen una forma muy particular; las triadas asiáticas (China); los grupos extremistas, etcétera. Es la sociedad la que determina el marco de posibilidades”, detalló Campos.
