Una llamada telefónica confidencial condujo a agentes de la Sección de Estupefacientes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) a descubrir el trasiego de 300 kilos de cocaína.
El hecho se produjo el viernes anterior cuando el informante reveló que un extranjero llevaría la droga en una microbús y que se dirigía hacia su apartamento, ubicado en un lujoso residencial en La Asunción de Belén, en Heredia.
Los investigadores localizaron el vehículo a eso de las 2 p. m., antes de que entrara al residencial; lo detuvieron y en un doble piso del carro localizaron 170 kilos de cocaína, que estaban envueltos en plástico y tenían la leyenda B-21.
En ese momento se detuvo al conductor del vehículo, que resultó ser un cuidadano de nacionalidad colombiana de apellidos Santana Angulo, de 40 años.
El sábado, agentes judiciales junto con un fiscal y un juez, allanaron el apartamento del implicado donde encontraron otros 170 kilos de cocaína. Asimismo, había ¢96 millones y $50.000.
Los agentes procedieron al decomiso del dinero y de la droga. El sujeto fue puesto a la orden del Ministerio Público para que se determine su situación jurídica.
A este hombre se le abrió un proceso penaal por los delitos de tráfico de drogas y legitimación de capitales.
Sobre las actividades a las cuales se dedicaba Santana en el país, las autoridades apenas empiezan la pesquisa. Al parecer, este hombre se dedicaba a la importación lícita de algún tipo de producto de Colombia, actividad que desarrolla desde el año 2016.
En el país tiene inscritos dos vehículos una station wagon marca Chrysler y un automóvil marca Honda. No fue posible si tiene familia en el país.
Otro golpe
En otro operativo realizado entre viernes y sábado por oficiales de la Policía de Control de Drogas (PCD) del Ministerio de Seguridad Pública, las autoridades detuvieron un vehículo en el cual transportaban cinco kilos de marihuana.
Los ocupantes del carro tenían ¢246.000 en efectivo, que se presume provenían de la venta ilícita de drogas.
Los detenidos fueron identificados como de apellidos Sequeira Saborío, de 19 años, y Palomino Ruíz, de 31.
El primero tiene un proceso penal activo, sin que se informara por qué delito. Del segundo no se conocen causas pendientes.