
Costa Rica continúa siendo escenario de explotación sexual infantil y reclutamiento de menores para actividades del narcotráfico, especialmente en zonas costeras turísticas, advierte el Índice Global de Crimen Organizado 2025, presentado este lunes en Ginebra, Suiza.
El informe señala que las redes criminales diversifican sus operaciones, usando a niños y adolescentes tanto para explotación como para movilizar drogas en circuitos locales y transnacionales.
“El turismo sexual infantil sigue siendo una gran preocupación, especialmente en zonas como Jacó, (Garabito, Puntarenas), donde la demanda internacional alimenta la explotación de menores”, señala textualmente el documento.
Los tratantes aprovechan el entorno turístico, sin especificar más comunidades, y las redes sociales para captar adolescentes mediante falsas promesas de empleo o apoyo económico.
Luego los someten con amenazas de exponer información personal o imágenes íntimas, lo que dificulta la denuncia.
El informe también advierte que menores de comunidades vulnerables y migrantes son las principales víctimas, así como personas transgénero jóvenes, que enfrentan coerción y violencia sexual.
En dichos sitios, el turismo y la pobreza crean terreno fértil para la trata de personas con fines de explotación sexual, según confirmó un reportaje de La Nación en setiembre, donde una de las víctimas prisionera de estos circuitos criminales narró que había menores de edad con ella que sufrían esa condición de explotación sexual.
De acuerdo con el Índice, Costa Rica obtuvo una puntuación 5,50 sobre 10 en tráfico de personas y 6,50 en trata de personas, un incremento de 0,5 puntos con respecto a la medición del anterior informe, divulgado en el 2023. Entre más cerca se esté de 10, peor es el indicador.
Además, obtuvo una puntuación de 5,90 sobre 10, lo que representa un aumento de 0,37 puntos en deterioro de criminalidad respecto a 2023, y se ubica en el puesto 58 entre 193 naciones evaluadas. En 2021, el puntaje de criminalidad era más favorable con 4,99.
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Menores usados como “mulas” del narco
Además de la explotación sexual, el estudio revela que niños y adolescentes son reclutados por organizaciones criminales “son utilizados para transportar sustancias ilícitas o participar en delitos violentos, exponiéndolos así a redes de trata de personas” y exponiéndolos a las mismas penas y riesgos del crimen organizado adulto.
Las redes aprovechan la pobreza, la deserción escolar y la desintegración familiar para incorporar a menores en tareas como entrega de paquetes de droga, vigilancia de zonas de venta y traslado de estupefacientes a cárceles.
En algunos casos, personas indigentes también son coaccionadas para introducir narcóticos en centros penitenciarios, según el documento.
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Costa Rica es descrita como país de origen, tránsito y destino de víctimas de trata de personas, incluidas menores provenientes de Centroamérica, el Caribe, China y Sudamérica, que en muchos casos son llevadas posteriormente hacia Estados Unidos.
Asimismo, niños y adolescentes de Colombia, Venezuela, Nicaragua y República Dominicana, llegan al país para ser explotados en comercio sexual, servidumbre doméstica o labores agrícolas.
El informe destaca que las redes delictivas operan mediante estructuras trasnacionales, combinando trata, narcotráfico y lavado de dinero, y se valen de transportistas locales y plataformas digitales para reclutar y trasladar víctimas.
Agrega que el uso de menores por parte de redes criminales coincide con el aumento de la violencia armada, sobre todo en cantones costeros, donde se disputan rutas del narcotráfico.

Crímenes ambientales
El Índice también advierte que los delitos ambientales se mantienen como una de las actividades económicas ilícitas más activas en Costa Rica, particularmente la extracción ilegal de madera y el tráfico de fauna silvestre.
Según el documento, la mayoría de las denuncias por delitos ambientales en el país si vinculan con la tala ilegal de especies como cocobolo y chilamate, que son traficadas hacia China mediante redes que involucran intermediarios locales y exportadores con vínculos comerciales regulares.
El índice señala la participación de funcionarios forestales que facilitan permisos o ignoran irregularidades, lo cual contribuye a la pérdida acelerada de cobertura boscosa y a la degradación de ecosistemas clave.
Además, Costa Rica figura como fuente relevante de fauna silvestre para el tráfico internacional, con especies como ranas de cristal, mariposas, aves tropicales, tortugas y tiburones martillo destinadas a mercados de mascotas exóticas o consumo comercial.
En mayo de este año, por ejemplo, en un operativo de control vehicular de la Fuerza Pública, se decomisaron en suelo costarricense cinco ejemplares de capibara (Hydrochoerus hydrochaeris), una especie silvestre exótica, en el primer caso documentado de tráfico ilegal de esta especie suramericana en Costa Rica.
El documento advierte que estas actividades se apoyan en redes de narcotráfico y plataformas en línea, lo que dificulta su detección y control.
