El Pacífico norte tendrá un déficit de lluvias por el fenómeno de El Niño, lo que inquieta a funcionarios del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), pues desde el 2013 esa zona acumula años de sequía.
Las lluvias que cayeron a finales del 2016 no fueron suficientes para permear las fincas y contrarrestar los efectos de otro evento El Niño, que terminó a mediados del 2016.
Para Óscar Vásquez, director regional del Ministerio de Agricultura y Ganadería en Guanacaste, si el anuncio de un periodo normal de lluvias en esa provincia conlleva falta de agua, la situación es realmente preocupante.
Esa zona es productora de ganado, pero además se cultiva caña, arroz, melón, sandía, mango, cítricos y hortalizas.
De acuerdo con Vásquez, El Niño obliga a guardar lo que se pueda del agua llovida que se espera para mayo y junio, con la intención de usarla luego, para consumo animal y riego.
“En el momento en que no hay lluvia, de inmediato se impactan los cultivos y hay gran riesgo de que se pierda la cosecha o baje la producción”, dijo.
Respecto a la ganadería, la mayoría de las fincas tienen animales que pastan directamente en el potrero y, al no haber pasto, se reduce la producción.
En las fincas ganaderas se impulsa la producción de pacas de heno y ensilajes que sirvan al ganado en épocas críticas.
Otro plan busca agrupar a los productores en sociedades de usuarios de agua (SUA) para optimizar los pozos existentes.
Desde hace cinco meses, las lluvias desaparecieron en la bajura santacruceña.
Así lo manifiesta Rónald Rodríguez, exmontador de toros, encargado de cuidar la finca Los Camperos, de Raúl Barrantes, en Santa Cruz, donde hay 1.200 cabezas de ganado en una extensión de 400 hectáreas.
Los hatos empiezan a perder peso por falta de pasto.
De igual manera, varios pozos tienen bajos niveles de agua y otros ya están secos, lo mismo que los ríos cercanos.