La situación que se vive en Puerto Viejo de Sarapiquí por las fuertes lluvias es crítica, al punto de que en algunos sectores el agua alcanza hasta los 3 metros de altura, según comprobó un equipo de La Nación que está en el sitio.
En algunos puntos, la corriente llega hasta la copa de altos árboles. “Nunca habíamos visto algo así y lo peor es que sigue lloviendo fuerte”, aseveró Ana Isabel Jinesta, vecina de la comunidad.
La magnitud de la emergencia obligó a las autoridades locales a “cerrar” con cinta amarilla el acceso a cuatro puntos del centro de Puerto Viejo para evitar que personas ingresaran a esos sitios.
No obstante, se logró observar cómo algunos vecinos hacían caso omiso de la advertencia.
Además de los socorristas, varios grupos de empresas privadas también se sumaron a los operativos para socorrer a personas que están aisladas o cuyas casas fueron inundadas por el río Sarapiquí.
Por ejemplo, una compañía facilitó sus kayaks inflables para que los equipos de ayuda puedan navegar por las achocolatadas aguas que se apoderaron de las calles de la comunidad.
El camino que lleva de la delegación policial de Sarapiquí hacia la comunidad Naranjales está cerrado, ya que el río se desbordó.
Durante un recorrido por el sitio, se observaron al menos 30 tráiler con mercadería esperando pasar, ya que las autoridades colocaron una cinta amarilla para impedir el paso debido la peligrosidad.
‘Todo quedó nadando en mi casa’
Aníbal Arroyo es uno de los vecinos del centro de Puerto Viejo. Contó que desde la noche del jueves está lloviendo en ese sector, pero que, pese a eso, se acostó tranquilo.
En un momento dado, llegó un familiar a decirle que había una “llena”; es decir que el río Sarapiquí se había salido del cauce y que inundó la comunidad, por lo que decidieron salir para ponerse a salvo.
“En la casa todo quedó nadando: los sillones, la lavadora, la refrigeradora. Todo y es que lo preocupante de todo es que no hay salida de agua y, más bien, sigue lloviendo fuerte; entonces se llena más. Si esto sigue así, imagínese...”, dijo Arroyo con preocupación.
La tensión se extiende hasta el resto de pobladores, entre ellos José Rafael Córdoba, quien tuvo que caminar con el agua hasta el cuello para poder llegar al Banco Nacional a hacer un retiro en el cajero automático.
“Primera vez que veo esto así. Desde anteayer está lloviendo, pero ayer y hoy han sido los más duros”, mencionó.