La cuarta parte de las 440 personas que el año pasado dejaron su vida en carreteras, debido a accidentes de tránsito, murieron en cuatro cantones.
San Carlos, Alajuela, San José y Puntarenas fueron los que más luto por percances de este tipo llevaron a las familias, pues contabilizan 110 muertes por choques, atropellos, vuelcos, derrapes y vehículos que se salen de la vía. Los tres primeros también estuvieron, en el 2018, entre los de más siniestralidad.
Si se mide por provincia, Alajuela es la de más víctimas (104), seguida por Puntarenas, con 81, y San José con 80.
El cantón central porteño muestra cifras que llaman a la reflexión, pues pasó de nueve víctimas, en el 2018, a 20 el año pasado; es decir, más del doble.
Entre Barranca y el centro de Puntarenas está una de las rutas (N.° 17) donde más accidentes ocurren. Se trata de una carretera que es muy usada por personas que viajan en bicicleta a sus trabajos o diligencias. Estimaciones indican que hasta 4.000 bicicletas por día pasan por ahí.
Las cifras de la Policía de Tránsito contemplan únicamente a las personas que quedan fallecidas en la escena, sin tomar en cuenta las que mueren de camino a centros médicos o a muchos que ingresan delicados a hospitales como consecuencia de accidentes. En el último lustro hubo más de 2.000 personas graves cada año.
Para el subdirector de la Policía de Tránsito, Alberto Barquero, pasar de 445 muertos en el 2018 a 440 el año pasado parece poco, pero es significativo, pues se trata del segundo año consecutivo en que las cifras muestran una baja (en el 2017 murieron 458) y, pese a ser pequeña, va marcando una tendencia en momentos en que muchos países tienen números ascendentes.
“Son cinco familias menos que lloraron. Realizamos una labor de contención muy agotadora en diciembre para evitar muertes. Nos salimos todos a las carreteras. A mí me estaba esperando un montón de trabajo en la oficina, por salir a patrullar”, enfatizó Barquero.
Afirmó que la meta este año es lograr que las cifras sigan bajando, a sabiendas de que en el país hay millón y medio de vehículos y cerca de dos millones de conductores inscritos.
Sumatoria desastrosa
La Policía de Tránsito no cuenta con estudios específicos sobre las condiciones que inciden para que un cantón tenga más accidentes que otros con características similares, pero la experiencia en retenes les permite concluir varios factores.
Por ejemplo, en zonas rurales, muchas personas conducen sin licencia. Piensan que por movilizarse en cortas distancias pueden subirse a un carro o una moto e incluso viajan con acompañantes.
“Manejan sin tener el conocimiento completo. Adicionalmente, los motociclistas no usan casco pues piensan que, por vivir en un barrio alejado, no ocurren accidentes”, dijo German Marín, director de la Policía de Tránsito.
Casi la mitad de los fallecidos en el propio lugar del accidente, el año pasado, fueron motociclistas, pues perdieron la vida 218; de ellos, 192 eran conductores y 26 acompañantes. En este tipo de vehículo aumentaron los decesos, pues el año previo fueron 202.
No usar el cinturón en los carros, manejarlos sin tener marchamo al día, sin la revisión técnica y hasta luego de tomar licor constituyen una sumatoria desastrosa, agregó el jefe policial.
En contraposición, una persona puede tener el carro perfecto, con documentos al día y hasta un seguro adicional, por lo que piensan que pueden viajar a 120 kilómetros por hora o más, sin percatarse de que a esa velocidad las probabilidades de sobrevivir a un accidente son muy pocas.
“Si se poncha una llanta, sale un carro de un cruce, se atraviesa un peatón, aparece un obstáculo después de una curva, o sale una bicicleta cruzando, el accidente a alta velocidad casi siempre tiene consecuencias fatales”, acotó Marín.
En cuanto a zonas urbanas, como ocurre en el cantón central de Alajuela, el funcionario dijo que muchos accidentes se deben a decisiones erradas e irrespeto a señales, como virajes en U, cruzar en luz roja y adelantar de forma indebida.
Las condiciones de lluvia o niebla no siempre generan más accidentes, pues según Marín, cuando eso ocurre, los conductores toman más precauciones. Los policías han visto colisiones graves en días soleados y en calles despejadas, pues muchas personas piensan que pueden “correr” más, sin pensar que un percance surge en cualquier momento.
Las muertes en vías no parecen detenerse, pues solo en los primeros 23 días del 2020 ya son 19 las personas que han fallecido en el propio lugar del accidente, siete de ellas motociclistas.
Un total de 366 hombres, 73 mujeres y una persona cuyo sexo no se pudo determinar constituyen los 440 fallecidos en vías del año recién terminado.
Los de menos muertes
En oposición a los cantones de alta siniestralidad en carreteras están 11 en los que el año pasado la Policía de Tránsito no atendió un solo caso con fallecidos.
Se trata de cantones como Acosta, Flores, Mora, Alajuelita y Hojancha, entre otros (ver lista), los cuales tuvieron un comportamiento parecido en el 2018; es decir, con pocas víctimas mortales.
Además de los 11 cantones sin muertes, hubo nueve que solo registraron una persona fallecida en el 2019: Puriscal, Zarcero, Dota, El Guarco, Esparza, San Isidro (Heredia), Tibás, Nandayure y Santa Bárbara.
Murieron turistas
El accidente con más víctimas del 2019 fue el ocurrido el 18 de octubre en La Cruz de Guanacaste, cuando un tráiler chocó contra una buseta en la que viajaban tres estadounidenses y un tico. Los cuatro murieron.
Esa vez se comprobó que el trailero que impactó el microbús iba bajo los efectos del licor.
En esa misma provincia, tres personas murieron la madrugada del 2 de diciembre en una violenta colisión que ocurrió cerca de la entrada a Colorado, en Curubandé de Liberia, sobre la Interamericana Norte.
Un pick-up, conducido por un chofer de 20 años, y un microbús de turismo chocaron de frente. Las víctimas mortales fueron un costarricense, una estadounidense y su hijo.
Los extranjeros eran oriundos de Texas, EE. UU. Vinieron de vacaciones a Costa Rica e iban hacia el aeropuerto Daniel Oduber para regresar a su país, cuando sobrevino la fatalidad.