Su sensibilidad ante las historias íntimas, desarrollo de personajes y talento le permiten a Valentina Maurel, cineasta costarricense, abrirse camino en la competencia Cinéfondation del Festival de Cannes.
Valentina Maurel, estudió cine en el INSAS (Instituto Superior de las Artes de Bélgica) y su tesis de graduación, el cortometraje Paul est là (Paul está aquí), fue escogido como uno de los 16 cortometrajes de Escuelas de Cine alrededor del mundo que el festival elige para concursar.
¿Cómo lo hizo? Con mucho esfuerzo y objetivos claros. La directora además, también realizó el guión y el arte del cortometraje.
"Lo que yo hice fue hacer un guión muy simple que me permitía desarrollar lo que más me gusta a mí: los personajes, una atmósfera y una estética, más que una narración en la que se cuente una historia compleja".
"Paul está aquí" cuenta la historia de una jovencita que tiene que confrontar a un personaje de su pasado. Esta visita la obliga a enfrentar sus inseguridades y crecer. La cineasta recalca la relación y el espacio doméstico de sus personajes.
A pesar de haber hecho cine en Europa Valentina anhela volver a Costa Rica porque considera que el auge cinematográfico en el país es muy importante. "Hay muchas cosas que están por inventar, que se están creando. Eso le da la oportunidad a los jóvenes cineastas de tener un rol, de participar en lo que se está haciendo. En Europa todo está un poquito establecido".
Considera que lo que falta en Costa Rica es más público. Una cultura de cine con espacios dinámicos como los que hacen Pacífica Grey -distribuidora de cine independiente- y el Festival de Cine de Costa Rica pero que pueden seguir desarrollándose. También una industria con un balance entre el cine artístico y el cine comercial tico.
Otro aspecto positivo que destaca es que a pesar de que la industria cinematográfica está gobernada por hombres en el ámbito mundial, en el país muchas mujeres están impulsando el cine. "A veces uno como mujer siente que tiene que estar todo el tiempo probando su capacidad. Pero la prueba de que las mujeres sí tenemos la destreza es que hoy en día hay muchas mujeres cineastas que lo están haciendo bien", concluye.
Valentina ve Cannes como un verdadero honor y un espacio para conseguir financiamiento, conocer productores y poder ser distribuida. "Cuando uno sale de una Escuela de Cine no está muy seguro de sí mismo, no está muy seguro de si va a poder ganarse la vida como director y seguir haciendo películas. Lo que espero que me permita Cannes es poder seguir haciendo cine".
Finalmente comparte una reflexión para los jóvenes artistas: "Yo creo que lo más importante cuando uno empieza a hacer cine es encontrar su propia voz antes de querer satisfacer criterios ajenos. Ese propio lenguaje toma mucho tiempo. Pero uno tiene que tener el valor de encontrar su propia voz a pesar de que no corresponda a los estándares."
Foto: Retrato de Valentina por Esteban Chinchilla.