Pasar frente a este restaurante y no percatarse de su presencia es simplemente imposible. La esencia mexicana está impregnada en cada detalle. Es como si su gente, su cultura y su cuchara cobraran vida ahí, en la esquina de Las Catrinas.
Se trata de un espacio que se apropia de la celebración del día de los muertos. Las calaveras y los tributos a sus muertos son fieles acompañantes de la ya famosa Lucrecia, la catrina de casi dos metros de altura que lo espera con ansias en la entrada del llamativo local.
Este proyecto es producto del esfuerzo y locura de dos hermanos que se unieron para dar pie a un negocio propio.
Wendy y Bernie Hernández viajaron al corazón de México, descubrieron los secretos escondidos en las cocineras más reconocidas y talentosas y lo importaron para deleitar el paladar de los ticos con sabores exquisitos.
El sueño inició en enero, siete meses más tarde ya tenían abiertas las puertas en el edificio Sigma en San Pedro. Un punto que a criterio de Bernie ha sido clave en el éxito del restaurante.
Si bien ninguno de los hermanos es mexicano o estudió cocina, la oferta de este lugar no tiene nada que envidiar. Sabores auténticos gracias a productos de calidad y originales.
La cocina es de mano tica, pero sus recetas fueron estandarizadas con la experiencia de Puebla y el Distrito Federal.
Bernie asegura que su experiencia en el arte como bailarín y la de su hermana como diseñadora fueron clave para amarrar el concepto del restaurante.
"La idea es innovar tanto en el menú como en la decoración. En Costa Rica el tema de la muerte es todo un tabú, en cambio en México es más sinónimo de fiesta y eso es lo que queremos que aquí se sienta", comentó Bernie.
Sentarse solo a la mesa en aquel lugar es simplemente imposible. Chavela Vargas, Frida Khalo, Agustín Lara o Mariano Moreno serán sus compañeros, su historia al igual que la de muchos otros personajes están impresos en el sobremesa.
"José Guadalupe Posada fue quien creó las catrinas hace más de 100 años, se mofaba de la mujer de mucho dinero que se creía más que el resto. Él decía que al final todos terminamos siendo calaveras, sea morena, rica o pobre todos terminamos siendo calaveras. La muerte es democrática. Es un poquito de esa esencia" cuenta el propietario.
Las mesas de madera están acompañadas de coloridas calacas diseñadas en Costa Rica por la artesana Marcela Méndez, ella también fue la que le dio forma a Lucrecia y ahora trabaja en un Catrín.
Este concepto de negocio familiar va más allá; por ejemplo, los postres llevan el nombre de los fallecidos de la familia. El más apetecido es el Tío Allan, como se le llama al pie de limón con tequila.
Aquí es posible pasar un buen rato con amigos, comer rico y tomar unos tragos. Si aún no ha visitado Las Catrinas ya tiene la invitación en mano.
Restaurante Las Catrinas.
Horario: Lunes a Sábado de 12 m. d. a 10 p. m.
Dirección: Edificio Sigma, San Pedro.
Teléfono: 4035-7083.
Fotos Melisa Fernández