La libertad va más allá de lo físico. Es un cuestión de actitud. Es posible enseñarle a la mente a ser libre. 35 mujeres lograron vivirlo gracias al arte, aunque el espacio en el que siguen viviendo es el mismo, limitado por rejas y vigiladas 24 horas.
El módulo materno infantil del Centro de Atención Institucional Vilma Curling, conocido como El Buen Pastor, ya no es el mismo. Ahora luce con color y lleno de vida gracias a cerca de 1.000 metros cuadrados de mural que incluye técnicas de arte pictórico, grafiti y mosaico.
La obra creada por las reclusas fue conducida por los artistas Ana Coronado Guerrero y Jordi Beltrán, quienes aplicaron un enfoque “arte-terapéutico” con un mensaje motivacional sobre el valor del trabajo colectivo.
Coronado explicó que trataron de que cada una de las participantes plasmara en el arte lo que quieren expresarle al mundo, lo que anhelan.
“Ellas comunican amor, esperanza, libertad. Sobre todo el deseo de estar afuera. En este proceso muchas han logrado descubrir su libertad mental que es quizá lo más importante”, confiesa la artista.
Parte del mural se extiende en toda la pared de la entrada principal de este módulo donde viven mujeres madres con sus bebés. El resto se desarrolló en el patio donde suelen jugar lo niños.
Mariela Chavarría de 27 años quien tiene cerca de seis meses de estar en CAI, dice estar fascinada con la actividad y feliz por darle un nuevo rostro al espacio que comparte con su hijo. “Es una oportunidad para que los niños no se sientan en una prisión, sino en una guardería”.
El mural principal es el que más le gustó. Trabajó junto a voluntarios por más de 15 días en su elaboración. Sin embargo, confiesa que le hubiera gustado dibujar un reloj, como representación gráfica del tiempo que se va y las nuevas oportunidades por venir.
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Gina Marín, asesora nacional de Arte y Cultura y directora de Arte por la Paz, explicó que el arte que de los murales es un refuerzo del imaginario positivo a futuro de las privadas de libertad.
“Esta es una estrategia de desarrollo conductivo conductual, que es cuando hacemos un refuerzo del imaginario colectivo. No hay un solo mural de culpa, son murales de reflexión hacia la vida. Tenemos cuidado con el uso del color, que sea un deleite”, dice.
Para el director del CAI, Antonio Barrantes, este tipo de proyectos son una forma de liberarlas mentalmente sacarlas de lo rutinario. Además permite bajar los niveles de ansiedad, desarrollar en ellas el trabajo en equipo y con consecuencia reducir lo niveles de violencia.
El proyecto nació gracias a que en agosto 2017 la bodega argentina Navarro Correas, cuyos vinos son distribuidos en Costa Rica por FIFCO, plasmó el arte de Cinthia Monge en la Colección Privada Malbec y un porcentaje de las ventas de esta colección fue donada para la creación del mural en el CAI Vilma Curling.
El proyecto se desarrolló gracias al apoyo del programa Arte por la Paz y voluntarios de la empresa FIFCO.
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En Costa Rica, según datos del Ministerio de Justicia y Paz, la población femenina privada de libertad alcanza las 529 mujeres provenientes de todas partes del país. De ellas casi un 30% de las detenidas está en un rango de edad entre los 46 a 65 años.