Llegar a conclusiones cuando se trata de la conducta del ídolo mundial del golf, el estadounidense Tiger Woods, es una misión compleja y prácticamente imposible, pero existe una atinada analogía que han realizado varios periodistas cercanos a la carrera del astro, quienes afirman que su vida ha sido un largo accidente de auto, tanto en sentido real como figurado.
La aseveración se basa en que en los momentos clímax de su compleja psicología han desembocado en accidentes de carretera, de los que ha salido vivo prácticamente de milagro.
El 23 de febrero pasado, una vez más, el nombre de Tiger Woods alertó las alarmas de medios mundiales que reseñaron cómo el legendario golfista estadounidense se había volcado con su lujosa camioneta Genesis, un modelo GV80, la marca de lujo de Hyundai, en la zona de Rancho Palos verdes, una ciudad ubicada en Los Ángeles y fue hospitalizado y operado de emergencia por las múltiples lesiones que sufrió en sus piernas.
Según una fuente policial citada por el diario Los Angeles Times, Woods conducía a gran velocidad y perdió el control de su vehículo antes de dar varias vueltas tras salirse de la carretera.
El vehículo todoterreno terminó volcado fuera de la carretera, en un área verde, con parte de la delantera gravemente dañada y los airbags desplegados, a varios metros del punto del accidente, situado en un área residencial. Expertos afirman que las múltiples extras con las que está habilitado ese tipo de vehículo básicamente le salvaron la vida al deportista.
A más de un mes de ocurrido el accidente, distintos medios estadounidenses han cernido dudas sobre varios cabos sueltos que siguen sin atar, sobre las reales causas del percance, que incluyen la posibilidad de que el deportista manejara bajo la influencia de algún medicamento y el gran misterio de por qué alcanzó los 140 kilómetros por hora en una sinuosa área en la que se puede circular máximo a 70 k/h.
A manera de contexto y recordatorio, Eldrick Tont Woods (nombre real), de 45 años, es uno de los golfistas más importantes de todos los tiempos, junto a Jack Nicklaus y Arnold Palmer. Actualmente cuenta con 15 majors (torneos más importantes a nivel mundial).
Como se señaló al principio, los accidentes de tránsito han descorrido lo que con tanto sigilo se guardó por años entre amigos de juerga de Tigre --la leyenda del baloncesto Michael Jordan, entre ellos-- las orgías con prostitutas y hasta las novias que mantenía simultáneamente haciéndolas creer que tenían su exclusividad.
Justo el primer accidente grave que sufrió, al chocar frente a su propia casa en Windemere, Florida, en noviembre del 2009, fue el que abrió la caja de pandora que en cuestión de días se decantaría en un gigantesco escándalo relacionado con amantes, prostitutas, alcoholismo, abuso de sustancias y una especie de vida paralela que desvirgó el halo de niño bueno y hombre de familia impoluto a través del cual se le veía en el mundo. Otro de los daños colaterales gigantescos fue la pérdida de millones de dólares de marcas gigantes que le retiraron sus patrocinios.
Según compiló la revista Vanity Fair, cuando se cumplieron 10 años del incidente, “hasta el 27 de noviembre del 2009 Tiger Woods era el mejor golfista de la historia, desde el 2002 el deportista mejor pagado del planeta y, según Forbes, el primero en ganar 1.000 millones de dólares a lo largo de su carrera”.
Justo para ese momento, la cadena HBO preparaba el documental en el que recopilaría la vida de Tiger, prácticamente desde que era un bebé, apoyado en tomas caseras y realizando una profunda introspección sobre la vida del deportista y la indudable influencia de su padre y mentor, omnipresente y hasta durísimo con el pequeño Tiger con tal de lograr que rompiera todas las barreras --empezando por la racial-- para convertirlo en el mejor de los mejores en el golf.
En enero pasado, la gigante cadena estrenó por fin el exhaustivo especial de dos entregas, a lo largo de las cuales es más fácil comprender qué ocurría en el cerebro de Tiger desde muy pequeño, cuando su vida se centraba en complacer al padre, como ocurrió prácticamente hasta la muerte del progenitor, Earl Woods, en el 2006.
HBO le confiere orden a la historia, pues en realidad el primer choque serio de Tiger, aquel Día de Acción de Gracias del 2019, ocurrió dos días después de que el medio estadounidense National Enquirer publicara un reportaje en que afirmaba que Woods mantenía una relación por fuera de su matrimonio con una mujer llamada Rachel Uchitel.
Sumar dos y dos fue pan comido y de inmediato se ligó el accidente con los conflictos en cascada que empezaron a surgir en la vida de Woods a raíz del artículo: más de una docena de mujeres aparecieron en los medios en días posteriores declarando que ellas también habían sido amantes del deportista.
Pronto el escándalo tomó proporciones insospechadas en lo que la prensa empezó a llamar el “Tigergate”. Como lo resumió Vanity Fair en su momento: “Hablamos de sexo, toneladas de sexo en todas las variedades posibles. Tríos, sadomasoquismo suave, pagos a mujeres por $60.000, encuentros rápidos encima de un coche en el aparcamiento de una iglesia, citas sazonadas con drogas de diseño y los mensajes de texto que vieron la luz (“Me gustaría a hacer un trío contigo y con otra chica que te dé confianza”. “¿Dónde quieres que te muerda?”. “Ya sé que has estado en todas las posiciones imaginables, pero ¿cuál te pone más?”).
Sus preferidas eran estrellas de porno y camareras de clubes nocturnos con labios y pechos abultados a las que, al parecer, llegó a pagar entre $5.000 y $10.000 para que guardaran silencio. Muchas de ellas posaron y hablaron para Vanity Fair . “No es más que un perro en celo —contó una de ellas—. Siempre quería a chicas diferentes y podía estar dale que te pego durante horas. Creo que tenía más que ver con su ego”.
Muchos de esos episodios están reseñados en el documental de HBO, que se hizo con tomas exclusivas donde aparece el avión de Woods, aterrizando en Las Vegas (en varias ocasiones) y, poco después, siempre con el rostro inescrutable, revuelto entre varios amigotes famosos mientras elegían a las acompañantes de turno y se perdían hacia las áreas VIP. En tiempos de celulares inteligentes y ante la inocentada de Woods, al no disimular su rostro e ingresar como su estuviera en un simple pub, para colmo junto a Michael Jordan y otras celebridades, sobraron quiénes documentaran los bacanales.
Acorralado, en diciembre del 2009 a Woods no le quedó más remedio que aceptar públicamente sus aventuras. Con aquella declaración vino también la decisión de tomarse un descanso de su vida profesional. Para entonces, ya se había determinado que su espalda había sufrido mucho daño en el accidente. “Así que, del 2009 en adelante, el mundo presenció la caída de quien se perfilaba como el mejor golfista del mundo. Sin embargo, aún quedaba mucha historia por delante”, afirma el enunciado de HBO sobre la serie.
La revista Vanity Fair también lo definió como lo recuerda el mundo antes de que se armara el escándalo mayúsculo en el 2019: “Un genio tímido y humilde que sonreía perdiera o ganara --que era casi siempre--, un hombre inmaculado alejado de la controversia, siempre impecablemente vestido, casado con una exmodelo sueca, dos hijos y una casa a las afueras de Orlando, en Florida. Un “hombre perfecto en tiempos imperfectos”, como dijo de él el periodista Buzz Bissinger, ganador del Premio Pulitzer.
Su imagen casi angelical --continúa Vanity-- le permitía obtener cientos de millones de dólares en patrocinios: Nike, Gillette, Tag Heuer, AT&T… Las marcas se lo rifaban. Pero tras el ya mencionado accidente del día de Acción de Gracias, en 2009, el que Woods usara un nombre falso en el hospital y se negara a declarar durante tres días ante la policía desató las alarmas. ¿Qué había sucedido en realidad? ¿Qué hacía a esas horas Woods fuera de casa? ¿Estaba borracho?
Entonces, el gigantesco escándalo relacionado con sus numerosas infidelidades y los claroscuros del accidente le hicieron perder importantes patrocinios.
Un año después los escándalos culminaron con el divorcio de su esposa, la sueca Elin Nordegren, con quien tuvo dos hijos, Sam, su primogénita, hoy de 13 años y Charlie, de 12.
Hasta diez mujeres aparecieron tras el ‘choque’: camareras, chicas de alterne, señoritas de compañía y actrices porno que creían que eran las únicas con las que el golfista engañaba a su mujer. Dolidas, se dedicaron a hacer una ‘gira’ por las televisiones y revistas americanas contando cómo habían sido aquellos numerosos y variados encuentros sexuales.
“No era un buen amante, Woods simplemente era un cerdo”, declaró una de ellas.
Visiblemente humillado, un irreconocible Tiger Woods ofreció entrevistas en varios medios en los que se disculpó con su familia, sus admiradores y a todo el que se hubiera visto afectado por sus conductas “inaceptables” y anunció que ingresaría a un centro de adicciones. Efectivamente, pasó 45 días en una clínica de Mississippi, donde fue tratado por su presunta adicción al sexo. “Estoy profundamente entristecido por mi irresponsabilidad y mi comportamiento egoísta”.
Sin embargo, con su siguiente novia tras su divorcio, Erica Herman, ocurrió lo mismo: lo dejó, harta de sus escapadas sexuales con prostitutas de lujo, en las que se llegó a gastar $40.000 en seis encuentros. Tiger, además, tuvo que soportar que firmas de juguetes eróticos lanzaran preservativos y muñequitos con su imagen, recopiló la agencia AFP en su momento.
Su fortuna se encuentra (o se encontraba) entre una de las más importantes de la lista Forbes. No es para menos, pues Tiger ha ganado hasta la fecha 14 grandes títulos y 79 en el PGA Tour, entre otros. Cuando Nordegren le pidió el divorcio en 2010, acabó quedándose con más de $750 millones, lo cual convirtió esta separación en una de las más caras de la historia del deporte.
Luego de lidiar con su divorcio y con su escandalosa caída --que continuó agregando más líos de faldas y la prensa del espectáculo--, Tiger regresó a la competición pero entonces debió enfrentar un suplicio debido a sus problemas de espalda, que lo hicieron pasar por el quirófano cuatro veces entre 2014 y 2017.
Pero tras de cuernos, palos. Justo en mayo del 2017, Woods fue detenido cerca de su vivienda en Florida después de quedarse dormido al volante de su auto en plena calle, lo que más tarde justificaría el golfista como la reacción de su organismo tras haber consumido una mezcla de medicamentos recetados como Vicodin y el antidepresivo Xanax, y también marihuana.
En aquel momento, cuatro años atrás, Woods se sometió a una extensa operación en el Hospital Harbor-UCLA, debido a múltiples fracturas abiertas en su pierna derecha que requirieron su inserción, una varilla de metal en la tibia y tornillos para fortalecer los huesos del pie y el tobillo. En aquel caso se declaró culpable de conducción temeraria, pagó una multa de $250 y tuvo que realizar servicios comunitarios. Eligió realizarlos en la Fundación Tiger Woods, creada junto a su padre, Earl, en 1996, y que facilita programas y becas a niños y jóvenes para que tengan mayor acceso a la educación.
El (preocupante) caso más reciente
Con toda la retrospectiva sobre la seguidilla de serios accidentes de tránsito, que no solo le podrían haber costado la vida a él, si no a conductores o civiles, o lo que fuera que se hubiera cruzado en su camino, no son pocos los que claman que, como mínimo, a Tiger Woods hay que suspenderle la licencia de conducir para evitar que continúe arriesgándose él y a los demás.
Y es que, como se mencionó al principio, en los últimos días se conocieron nuevos detalles que acrecientan las dudas en relación a lo que realmente sucedió. Según las versiones más recientes, Woods aceleró su automóvil y no hizo nada para impedir la grave colisión. Además, pusieron en duda si estaba consciente cuando chocó.
Una historia bastante conocida en los últimos años, tratándose de Woods.
“En el hospital, los investigadores le preguntaron al respecto y no había ningún recuerdo del accidente en sí”, explicó el sheriff Alex Villanueva en diálogo con la cadena televisiva CNN. Al mismo tiempo, confirmó que Woods estaba consciente y lúcido en el lugar donde se produjo el accidente con su camioneta, pero no hizo comentarios sobre la posible causa de lo sucedido.
De inmediato, la pregunta fue si Tiger andaba de nuevo en malos pasos, pero el sheriff del condado de Los Ángeles, Alex Villanueva, le dijo a la prensa que se trató de un “mero accidente”.
Pero en las últimas horas salió a la luz un detalle que pone en jaque a los investigadores: en un reporte policial se señaló que cerca de la camioneta de la estrella del deporte se encontró un frasco de medicamentos vacío, algo que no fue mencionado en la conferencia de prensa del Sheriff y que abrió el debate respecto de por qué no se hicieron pruebas de sangre al atleta para determinar si al momento del siniestro estaba intoxicado.
El pasado miércoles, el Sheriff de Los Ángeles, Alex Villanueva, aseguró ante los medios de comunicación que Woods no había recibido ningún tipo de trato especial o preferencial en cuanto a la investigación del accidente que casi le cuesta la vida el pasado 23 de febrero. La declaración la hizo luego de que varios periodistas preguntaran por qué el golfista no había sido sometido a ningún tipo de examen de laboratorio para determinar si en su sangre había rastros de alcohol o de drogas. Sobre todo, si se tiene en cuenta que la causa del siniestro fue que el deportista manejaba al doble de la velocidad permitida en ese tramo.
“No se encontraron frascos abiertos, ni narcóticos ni ninguna evidencia de medicamentos en el vehículo o en la persona”, sostuvo Villanueva en la conferencia. Sin embargo, horas más tarde, la página web de su oficina -con permiso de Woods- publicó los reportes del accidente y de esas 22 páginas hubo una parte que llamó especialmente la atención, debido a que contenía un detalle no revelado anteriormente.
Según el documento, en la escena se encontró una mochila del golfista y, en el bolsillo delantero de la misma, había un frasco de pastillas vacío y sin etiquetar. También se describe a Woods como “desorientado y combativo” luego del despiste y vuelco de su camioneta. El oficial que lo entrevistó en la guardia del hospital, al que fue trasladado por sus múltiples heridas, apuntó que el atleta de 45 años no recordaba haber estado involucrado en un accidente de tráfico y que “pensaba que estaba en el estado de Florida”.
Tiger Woods no habría pisado el freno ni levantado el pie del acelerador en el momento del accidente que le produjo graves lesiones en las piernas, lo que ha arrojado suspicacias sobre si el accidente habría sido intencional. “No hizo nada para detenerse, todo lo contrario”, afirmó TMZ.
El golfista salió del hospital hace una semana y se recupera en su casa “Feliz de informar que estoy de regreso en casa y continúo con mi recuperación”, dijo Woods en un comunicado publicado en sus redes sociales. Ahora deberá enfrentar un largo período de recuperación de pronóstico todavía reservado.
¿Quién es el verdadero Tiger?
Más allá de todo lo que se ha decantado con el último accidente de Tiger Woods, ahora echamos mano de algunos detalles del documental de HBO, ya mencionado y titulado Tiger.
El especial también repasa el acoso sufrido por el Tigre desde la prensa sensacionalista estadounidense, especialmente por el National Enquirer. Incluso su editor jefe, Neal Boulton, recuerda cómo uno de sus reporteros cazó a Tiger con una amante y recuperó un tampón de una papelera para usarlo como prueba en caso de que Woods negara el escarceo.
Se habla de las víctimas directas de todo aquello: desde una esposa -Elin Nordegren- humillada constantemente desde la prensa amarillista, que se vio obligada prácticamente a desaparecer para poder criar a sus hijos lejos de los focos, hasta algunas de las amantes que tuvo Woods, perseguidas solo con tal de señalar a la estrella como un ser depravado.
Pero también se pone en retrospectiva, por ejemplo, el despiadado ataque contra la figura del deportista por parte del presidente del club de golf Augusta National, en ese entonces, Billy Payne, que en 2010 dijo: “Nos ha decepcionado a todos, y lo que es más importante, a nuestros hijos y nietos. Nuestro héroe no estuvo a la altura de las expectativas del modelo a seguir que queremos para nuestros hijos”. Según el periodista de Los Angeles Times, Thomas Bonk, Payne no habría humillado así a uno de sus campeones blancos.
Un padre obsesionado
El documental, en realidad, llega a apuntar a Earl Woods, el padre del golfista, como la persona que lo preparó para el éxito deportivo, pero que al mismo tiempo lo condujo hacia su fracaso personal. Sin embargo, el patriarca advirtió: “El mundo será un lugar mejor con su existencia. Este es mi tesoro, por favor acéptenlo y úsenlo con cabeza”. En el propio documental recoge el testimonio de un amigo de Earl, en el que habla de las infidelidades del progenitor de la estrella, dando a entender que el futuro comportamiento por parte del golfista californiano fue heredado.
Hay más personajes que se sienten damnificados por Tiger, como Steve Williams, su antiguo caddie, que poco más o menos cuenta que lo dejó tirado, o Dina Parr, su novia del instituto, cuya ruptura después de tres años de relación se produjo, supuestamente, por culpa de la presión de los padres de Woods, que no querían intromisiones en la carrera de su hijo. Todos hablan, eso es cierto, pero sin llegar a lapidar a Tiger, y quizá sea porque el protagonista de esta historia -que incluso queda como víctima- no fue un villano en todo el sentido de la palabra, más que todo, se trata de un ser humano repleto de complejidades.
Y de nuevos escándalos potenciales a corto plazo.
Una de las amantes, Jamie Jungers, de 38 años, quien está a punto de publicar un libro en el que contará todas sus aventuras con Woods, habló con el sitio The Sun y le dio detalles de lo que fue su vida amorosa con la estrella del deporte. “Estaba profundamente enamorada de Tiger. Estábamos tan unidos y solíamos tener conversaciones íntimas sobre todo. Solía volar mucho a Las Vegas, donde yo vivía en ese momento, porque su entrenador estaba allí. Y cada dos semanas me llevaba en avión a Los Ángeles para visitarlo en su casa junto al océano. Estuve allí cuando murió su padre y recuerdo lo tranquilo y triste que estaba. No lloró, pero estaba claro que tenía mucho dolor. Hemos pasado por muchas cosas juntos, ya no estoy enamorada de él, mis sentimientos son más de cariño y preocupación, pero siento que eventualmente nos cruzaremos”.
Esto fue lo que le pasó a Jamie Jungers, quien ya terminó el libro, con la ayuda de un escritor fantasma, y este será publicado en los próximos meses, reseña el diario mexicano El Universal.
En él cuenta cómo lo conoció en 2004: “Estaba trabajando para una organización benéfica llamada Las Vegas Angels y estábamos celebrando una fiesta en un club llamado Light. Tiger estaba allí con sus amigos y envió al anfitrión VIP para intentar que me uniera a su mesa. Le dije al anfitrión que lo trajera a la nuestra. Nos llevamos bastante bien y la semana siguiente me llamó y me dijo: ‘¿Quieres venir a ver el Abierto de Chicago?’. Yo estaba como, ‘OK’, y él me llevó en un avión ese fin de semana, lo cual fue surrealista, ya que mi ex prometido idolatraba a Tiger. Un mes o dos después de verlo, comencé a enamorarme”.
Varias de las amantes que ha tenido Woods han coincidido, en diversas entrevistas, sobre lo especial que él las hacía sentir y cómo ninguna sospechaba que existían otras, debido a que cada una recibía bastante de su atención, siempre según la recopilación de El Universal.
Las adicciones del ganador de 15 Majors también tendrán un lugar en los libros: “El único problema que tuvo fue que tomaba Ambien (pastillas para dormir) por la noche. Creo que sufría de insomnio porque tenía muchas cosas en su vida. Pero nunca lo afectó al día siguiente”, cuenta Jungers. Sin embargo, reconoció que sus problemas con este tipo de drogas se agravó con el tiempo cuando ellos ya no estaban juntos.
Uno de los datos más curiosos en su relación con Jungers es que ella ni siquiera sabía que el atleta se había casado meses antes de conocerla: “Estábamos en su casa en Los Ángeles y terminé firmando la entrega de las fotos de su boda mientras él estaba en la ducha. Solo miré la primera foto. Estaban los dos juntos y no quería ver más. Bajé las escaleras y dije: ‘¿Hay algo que quieras decirme?’ Le entregué las fotos y me dijo: ‘Sí, estoy casado’. Actuó como si no fuera gran cosa y eventualmente me di cuenta de que parecía tratarlo como un matrimonio de conveniencia. Tiger necesitaba tener una esposa para su imagen, pero Elin estaba de regreso en Suecia y nunca estuvo presente”.
Otro de los aspectos en el que varias de sus mujeres coinciden es en cómo Woods cambió tras la muerte de su padre, quien había sido golfista y fue el hombre que lo incursionó en el mundo de los palos. El pequeño Tiger acompañaba al exteniente coronel Earl a todos sus partidos y así fue aprendiendo las técnicas para convertirse en el mejor del mundo. En el documental de HBO se muestra también cómo Tiger absorbió, no solo los conocimientos deportivos de su padre, sino también sus actitudes ante la vida: él solía tener muchas amantes a espaldas de su madre. En el especial se muestra a un Tiger Woods totalmente abatido durante el funeral de su padre. La mayoría de quienes lo conocen de cerca aseguran que la falta de Earl en su vida, lo destruyó.
Por su parte, el exnúmero 1 del mundo anunció en octubre de 2019 que comenzó a escribir Back, su primera autobiografía prevista para publicarse en este 2021, donde se podrá leer su versión de los hechos, los escándalos y los detalles de su extraordinaria carrera. Habrá que ver, eso sí, si el reciente y grave accidente que sufrió alterará el plan de publicar su biografía, cuando mínimo, la fecha prevista.