Explicar lo que representa el regreso de Shirley Cruz al campeonato nacional de fútbol femenino, tras 13 años de brillar en Francia y China, aun no es posible.
Es demasiado pronto para saber cuán grande ha sido el impacto en sus compañeras, sus rivales, los equipos y dirigentes. No han pasado ni dos meses desde que debutó con Alajuelense Codea.
Hablamos de la futbolista más exitosa de la historia del país. En 13 años como legionaria ganó 12 títulos y disputó cinco finales de Champions League (obtuvo dos medallas de oro y tres de plata) y este 2019, a sus 34 años de edad, se permitió disfrutar de una nueva etapa en el fútbol tico al firmar con Alajuelense Codea, lo cual representa, por cierto, el primer contrato profesional de una futbolista en Costa Rica.
Es aún pronto para dimensionar el impacto de su decisión, pero eso no impide que la mejor futbolista que ha tenido este país trabaje en su transformación.
Su reconversión
La verdad es que Shirley podría estar en China en este momento. Lidiando con la comida, sí, cuidando su rodilla derecha, también; pero rindiendo como siempre. Lo que pasa es que después de tantos años fuera del país y sintiendo el retiro más cerca, trabajar en su reincorporación a la sociedad, en especial a esta sociedad costarricense, es una necesidad.
Tras su exitosa carrera en Francia, donde jugó con el Lyon y el Paris Saint Germain, en enero del 2018 la capitana de la Selección Nacional llegó a un acuerdo para salir del PSG y unirse al Jiangsu Suning de China. Una decisión que la acercó todavía más a Costa Rica. “Tomé la decisión de ir a China para tener la experiencia en un país asiático, pero emocionalmente me estaba costando, ya me hacía más falta mi familia, todo el ambiente en Costa Rica y China me reforzó esa parte de que ya estaba lista para regresar al país”.
Unas vacaciones demasiado extensas, tras el campeonato en China, fueron el empujón final para decidir quedarse en Costa Rica. Mientras negociaba su regreso al Jiangsu Suning, tuvo la curiosidad de ir a la universidad a preguntar por la carrera que empezó hace años y que había dejado en pausa, y recibió buenas noticias para retomar Terapia Física.
Así fue como decidió quedarse. Estar cerca de su familia y terminar su carrera universitaria es lo que necesitaba para ir preparando el camino hacia el retiro que tarde o temprano llegará.
En esa decisión fue vital una plática que tuvo con el psicólogo de la Selección Nacional. “Él me ayudó para que yo pudiera trabajar en lo que va a ser esa reconversión de terminar mi etapa como jugadora y empezar la parte profesional. Para eso a uno nunca lo preparan, en el fútbol nunca nos enseñan esto”, explica Shirley.
Hay que aclarar algo. Esa fecha no existe todavía. No hay plazos. No hay día de caducidad. “No pienso en ese momento, tomé la decisión de estudiar al mismo tiempo que estoy cerrando mi carrera como futbolista, pero no sé en qué momento se acabará. No sé qué emoción voy a tener, prefiero vivir el día a día”.
Y vivir el día a día representa tantas cosas para una persona como Shirley Cruz. Este año volvió a la universidad y se incorporó a Alajuelense Codea, todo mientras vuelve a acostumbrarse a un país que no es el mismo que dejó en el 2006 y donde todos la reconocen.
Los éxitos deportivos pusieron su nombre en lo más alto del fútbol femenino. Pero ni en Francia, ni en China (claramente) es una celebridad que la gente identifica fácil en la calle. Aquí sí. Y hasta ahora sabe lo que es lidiar, todos los días, con el reconocimiento.
Aquí todos saben quién es, bueno, casi todos. Y su carrera deportiva, para algunos, es motivo para etiquetarla. “Ahora que estoy en la universidad hay gente que piensa que por tener nombre se me facilitan la cosas, y todo lo contrario, las cosas me están costando y eso es lo más raro, que la gente piensa que las cosas me las regalan. También me toca sufrir eso que muchos piensan de los futbolistas, que somos vagos. Yo quiero cambiar eso y llevar una vida normal”.
Una vida normal para Cruz sería levantarse temprano, trabajar, ir al gimnasio, ir a entrenar, ir a la universidad. Aprender a cocinar comida tica y disfrutar de sus hermanas y sus padres. Algo que no pudo hacer en los últimos 13 años. Todo eso mientras se acostumbra a las descomunales presas de este país y a la impuntualidad de los ticos. Eso, definitivamente, no es de los detalles que extrañaba.
El fútbol en Costa Rica
Volver a la liga tica ha sido sorprendente para Shirley. Y no por las incomparables diferencias respecto a Francia o China. Pero sí, por dos aspectos. Para bien, considera que el fútbol femenino está teniendo muchísima más visibilidad; en contraparte, cree que hay muchísimas más posibilidades que las que tuvo ella hace años, por ejemplo, y que las jugadoras más jóvenes no las están aprovechando.
A nivel organizacional, cree que el campeonato nacional tiene un margen de mejora altísimo, sobre todo en priorizar la integridad de las jugadoras, buscando contratos profesionales y seguros para todas. Esa es una de las razones por las cuales analiza la posibilidad de estudiar gestión deportiva una vez que termine terapia física y trabajar en busca de esa profesionalización del fútbol femenino en nuestro país.
Pero mientras ese momento llega, intenta aportar a sus compañeras, que son las que tiene más cerca, en los entrenamientos y partidos.
“Yo ahorita sigo jugando, no soy entrenadora, no soy nada más que una jugadora, pero la idea es que ellas se sientan en la confianza de hablarme y pedirme consejos. Yo tengo mi carácter, tengo mis cosas positivas como negativas, pero la idea es que aprovechen de la experiencia que he tenido”, cuenta.
Su entrenador, Édgar Rodríguez, lo corrobora. Tanto dentro como fuera de la cancha las jugadoras se acercan a Shirley Cruz, la respaldan y la respetan. Y no duda en afirmar que gracias a su regreso el fútbol nacional ha cambiado significativamente.
Incluso en algo tan simple como el ánimo y motivación de las jugadoras. Algo que explica muy bien la jugadora Samira Roper.
“Desde que tengo memoria y juego fútbol Shirley Cruz ha sido una ídola para mí, admiro mucho como juega y su forma de ser. Jugar con ella es una gran oportunidad. Primero me da mucha felicidad, porque es una de las mejores jugadoras de Costa Rica y que esté jugando conmigo es una sensación inexplicable. De ella hay mucho que aprender y eso es lo importante, que al venir acá, nos va a dejar muchas cosas”.
Samira tiene 15 años de edad y juega en Alajuelense Codea como extremo, contención y punta. Tiene cuatro años de jugar fútbol y sueña con brillar como profesional fuera de nuestro país. La inspiración la tiene al lado desde octubre anterior, cuando Shirley le dijo que sí a Alajuelense en esta última etapa de su carrera futbolística.
El calor de su familia, la olla de carne, su nueva etapa como estudiante universitaria, un último y nuevo sueño con la Selección Nacional hacia el preolímpico, un futuro como fisioterapeuta o dirigente, su amada camiseta rojinegra y hasta las presas de este país forman parte de esta vida normal que intenta llevar Shirley Cruz, mientras, indirectamente, ayuda a construir el sueño de cientos de niñas futbolistas del país.
Quizá no es demasiado pronto para saber cuán grande ha sido el impacto de su llegada al fútbol local tras 13 años de brillar en Francia y China.