Los nombres y las ubicaciones cambian, pero en sus aspectos generales las historias siempre se parecen: un hombre negro (usualmente joven) es detenido por uno o varios policías blancos por sospechas de algún delito menor, el detenido no tiene armas a la vista, la situación pronto escala en circunstancias confusas y violentas, y el civil termina muerto a manos de alguno de los agentes caucásicos.
El racismo es un mal tristemente inherente a la historia de Estados Unidos, y a pesar de que el fin de la esclavitud parece historia antigua, lo cierto es que la poderosa nación sigue cargando un pesado lastre de desigualdad y discriminación hacia los afroamericanos, latinos y otros grupos étnicos. Sin duda el ejemplo más dramático de esta división es la continua violencia policial hacia la comunidad negra, con noticias casi diarias de uso excesivo de la fuerza por parte de policías blancos que, en muchos casos, se saldan no solo con la muerte de personas de color, sino también con impunidad para los agentes del orden.
Estados Unidos asumió que era “normal” que estos enfrentamientos fatales fuesen parte de los programas de noticias. Sin embargo, el 25 de mayo la ira acumulada por décadas estalló, tras correr como pólvora los videos virales del asesinato de George Floyd, un hombre afroamericano que murió asfixiado por la rodilla de un policía blanco sobre su cuello, tras ser detenido por, supuestamente, pagar en un comercio con un billete falso de $20. Esposado y boca abajo en una calle de Minneapolis, Floyd rogó repetidamente por su vida al oficial Derek Chauvin, quien no se inmutó aún cuando el detenido perdió el conocimiento. Casi nueve minutos estuvo la rodilla del policía blanco oprimiendo el cuello del hombre negro.
El asesinato de Floyd alzó en llamas a Estados Unidos, con protestas en todas las principales ciudades del país y el movimiento Black Lives Matter cobrando una fuerza inédita que ha impulsado una profunda revisión no solo de las causas de la violencia policial, sino también del penoso legado de discriminación étnica que Estados Unidos no ha podido resolver (y que muchos prefirieran ignorar).
Si bien la muerte de Floyd fue la que propició el actual estallido, su caso es solo un eslabón en una preocupante cadena de violencia injustificada de agentes policiales hacia personas afroamericanas. Repasamos aquí algunos de los episodios más notorios de las últimas décadas:
Rodney King (1992)
En la madrugada del 3 de marzo de 1991, Rodney King conducía su auto, un Hyundai Excel, por una autopista de Los Ángeles. Iba acompañado de dos amigos, a exceso de velocidad y bajo la influencia del alcohol. Una patrulla empezó a seguirlo con la sirena encendida y King se dio a la fuga (hacía pocos meses había salido libre de prisión por asalto y aún estaba en libertad condicional). Pronto más patrullas se unieron a la persecución.
Cuando finalmente la policía acorraló al auto fugitivo en una zona residencial, los dos amigos de King fueron detenidos y arrojados con violencia al suelo. Rodney, afroamericano de 25 años, fue golpeado más de 50 veces con bastones policiales, además de recibir varias patadas. Estaba desarmado. Un vecino, George Holliday, grabó todo el incidente en video desde su casa y entregó el material a una televisora.
A King los policías le fracturaron el rostro, un tobillo y le causaron múltiples heridas, además de daño cerebral, renal y quebrarle varios dientes. Por su parte, el video de Hollyday empezó a repetirse una y otra vez en televisión, causando indignación y llamados a someter a la justicia a los oficiales involucrados en el brutal e injustificado ataque.
El 29 de abril de 1992, un jurado liberó de toda responsabilidad a los cuatro policías blancos que propinaron la paliza a King. La molestia de la comunidad negra de Los Ángeles ante el fallo decantó en los violentos disturbios que sumieron a la ciudad en el caos por seis días, con resultado de 63 muertes, incendios, saqueos y un billón de dólares en pérdidas. King apareció en televisión durante los disturbios haciendo llamados a la calma y clamando por un mejor entendimiento entre las personas.
Si bien muchos lo consideraron un héroe y un símbolo, King nunca se vio como un líder. Durante los años posteriores siguió encontrándose con la policía, usualmente por conducir ebrio, y batalló con múltiples adicciones. Rodney demandó a la ciudad de Los Ángeles por la golpiza y recibió casi $4 millones en indemnización.
En junio del 2012, Rodney King murió ahogado en su piscina. Se encontraron rastros de drogas y alcohol en su sangre. Los fantasmas del ataque lo persiguieron hasta el último día.
Trayvon Martin (2012)
The Retreat at Twin Lakes es un condominio de la ciudad de Sanford, en Florida. Ahí, en setiembre del 2011, los vecinos sostuvieron una reunión para tomar medidas, debido al incremento en la cantidad de robos dentro de la comunidad. George Zimmerman, uno de los residentes, fue nombrado coordinador de seguridad vecinal.
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Zimmerman, quien tenía permiso de portación de armas, con frecuencia llamaba a la policía local para reportar la presencia de hombres “sospechosos” en el condominio; casi siempre se refería a afroamericanos. La noche del 26 de febrero del 2012, Zimmerman llamó a la policía para reportar a alguien que según él parecía estar "en drogas” y que no andaba “en nada bueno”, refiriéndose a Trayvon Martin, un espigado adolescente afroamericano de 17 años que caminaba dentro del condominio hacia la casa de la novia de su padre, tras comprar golosinas en un supermercado cercano.
Zimmerman, aún al teléfono con la operadora policial, empezó a perseguir a Martin en su carro. Minutos después salió del vehículo y lo que sucedió a continuación nunca quedó claro: ambos hombres se enfrentaron a golpes en un jardín y Zimmerman mató de un disparo a Trayvon, quien estaba desarmado.
Si bien la policía detuvo a Zimmerman esa misma noche, a las pocas horas lo liberó y desde el inicio su versión de legítima defensa fue aceptada por las autoridades. El caso poco a poco se tornó en noticia nacional y desde el inicio se abordó desde perspectivas raciales: se adujo que la policía trató de proteger al vigilante comunitario por ser blanco, y que Martin murió por ser negro (vale aclarar que Zimmerman en realidad es hijo de madre peruana y se identificaba como hispano).
Zimmerman fue acusado de asesinato en segundo grado y llevado a juicio, donde el jurado tomó como cierto su alegato de legítima defensa y lo declaró inocente. El fallo fue rechazado por la comunidad afroamericana, que siempre vio el homicidio de Martin como injustificado, y en medio de las reacciones en contra destaca la creación, a mediados del 2013, del hashtag #BlackLivesMatter, impulsado por las activistas Alicia Garza, Patrisse Cullors y Opal Tometi.
Eric Garner (2014)
De 43 años, Eric Garner era visto como un tipo tranquilo por sus vecinos. Tenía seis hijos, tres nietos y un extenso historial de encuentros con la policía de Nueva York; muchos de sus arrestos estaban relacionados con la venta de cigarrillos de contrabando.
El 17 de julio del 2014, Garner fue abordado por un policía no uniformado en una acera de Staten Island, de nuevo por supuestamente vender cigarros “sueltos”. Garner, quien no estaba armado, reaccionó molesto, pues por años había dicho a sus conocidos que la policía lo acosaba sin justificación. Para esposarlo, el oficial blanco Daniel Pantaleo se aproximó por detrás y cuando Garner se resistió, Pantaleo le aplicó una llave al cuello, hasta someterlo en el suelo, mientras otros policías le ayudaban.
Eric Garner, afroamericano de gran contextura, dijo en 11 ocasiones que no podía respirar (“I can’t breathe”) mientras estaba boca abajo, en la acera. A los pocos minutos perdió la conciencia, pero el policía siguió sometiéndolo por el cuello. Trasladado inconsciente en ambulancia a un hospital cercano, fue pronunciado muerto poco después de su ingreso.
El forense declaró la causa de muerte como homicidio y el caso fue ampliamente discutido, pues todo el incidente quedó registrado en un video grabado por Ramsey Orta, un amigo de Garner que estaba con él esa tarde. Sin embargo, en diciembre del 2014 un gran jurado decidió no acusar a Pantaleo por el crimen, lo que desató marchas de protesta en todo Estados Unidos.
El oficial Pantaleo finalmente fue despedido de la policía de Nueva York por su responsabilidad en la muerte de Garner en agosto del 2019, más de cinco años después del crimen.
Michael Brown (2014)
90 segundos. Ese fue el tiempo en que coincidieron Michael Brown y Darren Wilson. Brown, un joven negro de 18 años, Wilson un policía blanco de 28 años. El 9 de agosto del 2014, los caminos de ambos se cruzaron por 90 segundos, al cabo de los cuales Brown quedaba muerto a planea luz del día sobre una acera de la ciudad de Ferguson, en Missouri, con seis balas en su cuerpo disparadas por el arma de Wilson.
Lo que sucedió en esos 90 segundos ha sido sujeto de tremendo análisis y especulación. Lo que sí se sabe es esto: Brown y su amigo, Dorian Johnson, robaron algunos paquetes de cigarrillos de un supermercado local; una alerta se emitió a la policía por el robo; Wilson desde su patrulla vio a ambos muchachos caminando en el medio de la calle y se acercó a ellos.
El oficial luego aseguraría que al increpar a Brown, este introdujo sus brazos por la ventana de su vehículo y forcejeó con él para arrebatarle el arma de reglamento; dos disparos se dieron dentro del carro y Johnson y Brown huyeron a pie, con Wilson persiguiéndolos tras pedir apoyo por radio. El policía dijo que le ordenó a Brown detenerse y que este más bien se devolvió corriendo en dirección a él, con una de sus manos oculta, por lo que se vio obligado a dispararle, con uno de los tiros impactando al joven en la cabeza. Johnson, por el contrario, testificó que Wilson fue agresivo hacia ellos desde el inicio, que Brown no atacó al oficial y que previo a ser abatido alzó sus manos y gritó que no estaba armado.
La muerte de Michael Brown trajo días de disturbios y saqueos en Ferguson, donde incluso se decretó toque de queda. El caso fue ampliamente seguido por los medios de comunicación y voces desde ambos bandos lucharon por imponerse. Finalmente, en noviembre del 2014, un gran jurado decidió no acusar a Wilson de alguna acción criminal, y se aceptó su versión de legítima defensa.
Tamir Rice (2014)
El 22 de noviembre del 2014, alguien llamó al 9-1-1 para reportar que un hombre apuntaba a los transeúntes con un arma en un parque de la ciudad de Cleveland. Quien llamó a la línea de emergencia dijo que el sujeto podría ser un adolescente y que el arma parecía ser falsa. La operadora que tomó la llamada omitió transmitir esos detalles a los dos oficiales de policía que atendieron la denuncia.
El sujeto en cuestión era Tamir Rice, afroamericano de 12 años, un buen chico y prometedor atleta. Tamir jugaba en el parque con un arma de juguete que le había prestado un amigo cuando llegó la patrulla con los oficiales blancos Timothy Loehmann y Frank Garmback. Los policías le pidieron soltar el arma, Tamir se levantó de donde esta sentado y Loehmann le disparó al niño en el torso. Todo sucedió en menos de cinco segundos y el incidente quedó registrado en una cámara de video de vigilancia.
Tamir Rice murió al día siguiente. Los policías adujeron que creyeron que el arma era real y que Loehmann actuó en legítima defensa, y ninguno enfrentó cargos criminales por la muerte de Rice. Aún así, el oficial que disparó, de 26 años, fue despedido cuando se descubrió que en su previo empleo, como policía en otro departamento, fue calificado de “inestable emocionalmente”, y no apto para el trabajo, información que ocultó cuando aplicó por el puesto policial en Cleveland.
Walter Scott (2015)
Una luz de freno quemada fue lo que llamó la atención del oficial de policía blanco Michael Slager, la mañana del 4 de abril del 2015 en North Charleston, Carolina del Sur. El auto con el defecto era conducido por Walter Scott, hombre negro de 50 años.
El policía, de 33 años, detuvo a Scott por la infracción de tránsito, conversó con el conductor y volvió a su patrulla. El video de la cámara en el auto oficial muestra como Scott se baja de su auto y sale corriendo, con Slager persiguiéndolo a pie. No está claro por qué Walter intentó huir, aunque pudo estar motivado por la orden de arresto que se emitió en su contra dos años antes, por no asistir a una audiencia en la corte en un caso de pensión alimentaria (de hecho había sido encarcelado ya en otras ocasiones justamente por no pagar obligaciones de mantenimiento de niños).
Los dos hombres corrieron hacia una propiedad cercana y sostuvieron un altercado, en el que Slager alegó que Scott trató de arrebatarle su pistola de electrochoque (tasser). Walter corrió, dándole la espalda a Slager, y el policía le disparó en ocho ocasiones, impactándolo por detrás en cinco de ellas. Walter Scott cayó al suelo y murió ahí mismo.
La versión del oficial fue que había abatido a Scott porque se “sentía amenazado”, luego de que el sospechoso le arrebatara el tasser. Sin embargo, un testigo, Feidin Santana, había grabado el tiroteo en video y expuso que Slager hizo los disparos cuando Scott huía y no significaba un riesgo para el policía; así como que el oficial colocó el tasser cerca del cuerpo de la víctima. Las imágenes del policía blanco baleando a un hombre negro desarmado por la espalda le dieron la vuelta al mundo y se pidió una condena ejemplar contra Slager.
El oficial se declaró culpable de violar las libertades de Scott, con tal de evitar el cargo de homicidio. Sin embargo, en diciembre del 2017, un juez lo sentenció a 20 años de cárcel por homicidio en segundo grado (un cargo similar al que hoy enfrenta Derek Chauvin por la muerte de George Floyd).
Freddie Grey (2015)
Cuando tres policías blancos en bicicleta se acercaron a él, Freddie Grey, afroamericano de 25 años, emprendió la huida. Era la mañana del 12 de abril del 2015 y Freddie corría cerca de Gilmor Homes, uno de los proyectos de vivienda social más problemáticos y empobrecidos de la ciudad de Baltimore.
Freddie tenía una navaja en la bolsa del pantalón y antecedentes por penales por drogas y delitos menores. Cuando los policías lograron detenerlo, el joven gritó que lo estaban agrediendo, y arrastrado fue introducido esposado en una van policial. Menos de media hora después, cuando el transporte llegó a la estación de policía, Grey presentaba serias lesiones en el cuello y estaba inconsciente. Su muerte, siete días después, desató masivas protestas en Baltimore y otras ciudades.
Los seis oficiales que participaron en la detención de Grey fueron suspendidos y acusados de distintos cargos criminales en relación con su muerte. Al final ninguno fue condenado y todos siguen trabajando para la policía de Baltimore.
Philando Castile y Alton Sterling (2016)
Con apenas un día de diferencia, estos dos hombres afroamericanos murieron abatidos por policías.
El 5 de julio del 2016, en Baton Rouge, Louisiana, Alton Sterling, de 37 años, murió en medio del forcejeo con dos policías blancos, Howie Lake y Blane Salamoni. Conocido como Mr. CD, Sterling era un vendedor ambulante de discos y portaba un arma. Tras recibir una queja acerca de que alguien que amenazaba con una pistola a las personas, los oficiales llegaron al lugar y trataron de detener a Steling, quien opuso resistencia. Mientras los agentes luchaban por contenerlo, Alton logró liberar una mano, Salomi gritó que el sospechoso iba a sacar un arma y Lake le disparó en tres ocasiones. Todo el incidente fue grabado en video por varios testigos.
La noche siguiente, el 6 de julio, Philando Castile, de 32 años, murió dentro de su auto, con su novia al lado y la hija de esta en el asiento trasero. El oficial Jerónimo Yanez, de origen latino, los detuvo en un retén de carretera en Saint Paul, Minnesota, y Castile le informó que portaba un arma (tenía el permiso respectivo). Yanez le gritó que no tomara el arma, Castile contestó que no iba a hacerlo y en medio de los gritos de todos, el policía le disparó a menos de un metro de distancia, impactándolo cinco veces.
Ninguno de los policías involucrados fue condenado.
Terence Crutcher (2016)
A sus 40 años, Terence Crutcher era padre de un hijo y cantaba en el coro de la iglesia. También tenía un historial de consumo de drogas.
El 16 de setiembre del 2016, dos oficiales de policía de Tulsa, Oklahoma, respondieron a una alerta acerca de un carro que estaba en medio de la vía, abandonado y con las puertas abiertas. Al llegar al sitio encontraron a Crutcher, quien era el conductor del vehículo, comportándose de modo errático, caminando alrededor del mismo. Al no obedecer la orden de mostrar sus manos e inclinarse para, al parecer, tomar algo del interior del coche, la oficial Betty Shelby le disparó. El hombre, que no estaba armado, murió poco después y la oficial Shelby no fue condenada por el homicidio.