El día que Daniel Espinoza colocó un pie en el avión que lo llevaría directo a Wyoming, Estados Unidos, entendió que su sueño -ese del que tantas veces le habló a su mamá-, finalmente se iba a cumplir.
El pasado mes de mayo, Daniel recibió un correo electrónico que nunca imaginó que llegaría. Era la carta de admisión a la banda de marcha de Estados Unidos, Troopers Drum & Bugle Corps, una de las más importantes de ese país.
Para lograr tal hazaña Daniel audicionó de forma virtual; eso sí, lo hizo solo para probar suerte, ya que sabía que ningún tico había logrado un cupo allí antes. El nivel de esa organización es sumamente elevado y las bandas de marcha apenas están en auge en Costa Rica.
Lo cierto es que en la misiva le informaban que desde el 1.° de julio y hasta el el 15 de agosto de este 2021, iba a poder formar parte de la sección de trompetas de la agrupación, es decir, durante la temporada de primavera de la banda de marcha.
Daniel asegura que, hasta el día de hoy, se le hace difícil explicar lo que sintió en el momento que conoció la noticia.
Han pasado dos semanas desde aquel vuelo y, hasta ahora, todo ha sido tal y como se lo imaginó. Ahora, más que emocionado, puede decir que todos los sacrificios que hizo para alcanzar su ansiada meta valieron y valdrán la pena.
Tener un cupo dentro de esa banda le permitirá cumplir el anhelo que todo artista en ese campo desea alcanzar: participar en el Drum Corps International (DCI), que es el evento internacional más importante en esa área, que se llevará a cabo a partir de finales de julio.
“Estoy cumpliendo un sueño, un sueño que tengo desde hace tiempo. Hasta hace un año yo le ponía videos del evento a mi mamá y le decía que yo iba a llegar ahí algún día. Aunque para muchos esto era imposible e inimaginable, que solo se podía ver en videos o fotos, yo ahora tengo la oportunidad, entonces a mí me gustaría vivir al máximo esta experiencia para decirle a todos los artistas que no hay limitaciones”, explica.
Sin barreras
No había duda, la invitación a formar parte de la Troopers Drum & Bugle Corps era lo que Daniel siempre había esperado. Sin embargo, el factor dinero casi rompe todas sus ilusiones.
Aunque al final su familia y amigos lo convencieron de viajar a Estados Unidos, por poco no ocurre, pues Daniel sabía que viajar a territorio norteamericano e incorporarse en la afamada agrupación requería una gran inversión. Al menos tenía que reunir $3500, dinero que no tenía y que no sabía como conseguir.
Sin embargo, ahí fue donde el trompetista de 18 años recordó las palabras que Elmer Richmond, director de la Banda Municipal de San José, le dijo muchas veces: “el techo se lo pone usted”.
Desde entonces empezó a luchar por su sueño.
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“Siempre me limitaba a mí mismo. Por eso, desde el momento en que me puse a pensar en esa frase, siento que todo cambió. Las oportunidades llegan gracias al trabajo y al esfuerzo y, estoy claro, en que uno es capaz de hacer lo que uno piensa que puede llegar a ser.
“Yo soy alguien que veía esto como algo imposible. Ahora creo que hay que intentarlo las veces que sean necesarias, porque todo es una lección y si yo llegué hasta este punto considero que cualquiera puede lograrlo”, afirma el joven.
Daniel dio sus primeros pasos en las bandas de marcha en el 2016, en el Colegio Santa María de Guadalupe, en Santo Domingo de Heredia. Sin embargo, arrancó de una forma más profesional como trompetista en la Banda Municipal de San José, a mediados del 2018.
Pero este 2021, sin duda, ha sido el mejor para el entusiasta músico. Tocando en la Troopers Drum & Bugle Corps se siente más que afortunado.
La odisea
Para poder viajar a Estados Unidos e integrarse a la Troopers Drum & Bugle Corps, Daniel hizo rifas de dinero. De los números que vendía, sacaba el premio del ganador y la otra parte iba directo a los ahorros.
También, Daniel destaca que una amiga le regaló una trompeta para que rifara y de allí pudo obtener un poco más de recursos. Además, vendió diferentes objetos que eran suyos, que le dejaron algo de ganancias.
Entre tanto, sus papás Aída Fonseca y Carlos Espinoza, lo han ayudado en lo que han podido. Más que todo con el tema de la logística.
“Desde el minuto uno que me dieron la noticia, mi familia ha estado apoyándome, ayudándome a buscar el dinero, porque fue algo bastante inesperado y rápido. Ellos, incluso, me ayudaron con algunas cositas que tenía que comprar para traerme y poder estar tranquilo.
“Y la verdad es que aunque la condición económica de mi familia no es la mejor, siempre me ayudaron a buscar las maneras de costear este sueño”, comenta Daniel.
Ante la necesidad de juntar los recursos económicos, al joven estudiante de Educación Musical de la Universidad de Costa Rica (UCR) se le ocurrió que sería una muy buena idea crear una cimarrona, la cual tocara en el centro de San José.
No era una idea tan descabellada, él tenía experiencia en cimarronas y sabía que algunos de sus compañeros en la Banda Municipal de San José también se habían fogueado en esa área. Entonces, optó por pedirles ayuda y tan pronto cómo les preguntó, obtuvo un sí por respuesta.
Los generosos músicos son Fabricio Sotela, Andrey Alvarado, David Guevara y Esteban Jiménez, quienes desde mayo han asistido a cuanta feria del agricultor pueden con Daniel. Juntos y las veces que sean necesarias, recorren además la Avenida Central con la intención de cazar fondos para su amigo.
“Ellos han tenido la disponibilidad y la disposición de ayudarme a sacar el ratito, porque para la cimarrona prácticamente se necesitan los fines de semana y sacar ratos después de clases de la universidad. Entonces, de una u otra forma, ellos me ayudan a cubrir esos gastos y ese tipo de apoyo es lo que a mí me motiva a dar lo mejor de mí”, afirma.
“Ellos han sido ejemplares. Han estado ahí, horas de horas, tocando y recogiendo dinero. Esto no es cuestión de un día o dos, han sido muchos días. Ellos han sido bastante conscientes de mi situación y me han ayudado en todo”, añade.
Como todo fue tan rápido, la improvisada cimarrona no tuvo tiempo para ensayos ni adaptaciones; sin embargo, desde el principio todo fluyó con el grupo. Lo único que faltó fue el nombre, pues hasta la fecha no tiene.
“Tal vez algún día pensemos en un buen nombre”, dice Daniel entre risas.
El joven, vecino de Santo Domingo de Heredia, agrega que esta experiencia con la cimarrona, si bien ha sido muy corta, la ha disfrutado al máximo.
No se trata solo del dinero, se trata de algo que va más allá. Daniel tiene claro que este periplo musical le ha permitido comprender el verdadero valor que tiene la amistad.
“Todos ellos tienen sus aptitudes musicales y experiencia en el ámbito de cimarrona, por lo que adaptarnos no fue nada complicado. Pero yo creo que lo más importante es que entre amigos todo se disfruta al triple. Para mí fue muy valioso no solo por el dinero, sino también porque sé que puedo contar con ellos en las buenas y en las malas”, detalla.
Para poder crear la cimarrona, el joven incluso tuvo que pedir un permiso a la banda liderada por Elmer Richmond, su director. Sin embargo, afirma que en la Municipalidad siempre le dieron el apoyo.
“La banda es una familia, entonces siempre que alguien tiene alguna necesidad se busca ayuda de todas las formas posibles. Somos muy unidos y eso me ha ayudado no sólo a mí con esta situación del viaje, si no a muchas personas que pasan necesidades”, dice.
Todavía no termina
Daniel ha sido enfático en que Troopers Drum & Bugle Corps ha sido muy compasivo con él y le ha dado la oportunidad de ir pagando poco a poco la matrícula, la cual tiene un valor de $2950 y cubre alimentación, hospedaje y uniformes, entre otros.
Si bien ya pagó una parte del dinero, con lo que logró recolectar entre mayo y junio no fue suficiente para pagar la totalidad de la inscripción, pues también había que pensar en boletos y seguros. Además, su familia no atraviesa por una buena situación económica.
“La banda ha sido bastante consciente de que tal vez mi situación económica no es la mejor y, aún así, me han dado muchísimas cosas. Yo estoy super agradecido porque además de ser la puerta para poder cumplir mi sueño, Troopers me ha dado la posibilidad de no tener que estar pensando todo el día si estoy logrando o no conseguir toda la plata. Eso hace que me concentre en el campamento y la competencia”, asevera.
Sin embargo, aunque Daniel trata de vivir su sueño al máximo, es consciente de que hay una cuestión monetaria que aún tiene que resolver y en la que es inevitable no pensar. En realidad, lo que él joven no quiere es verse obligado a solicitar un préstamo.
“He hecho rifas, he vendido muchas cosas, he estado difundiendo mis cuentas para que me hagan cualquier donación y he hecho todo lo que está en mis manos, pero si no logro conseguir esa plata, tendría que recurrir a un préstamo.
“Y lo que pasa es que ni mi familia ni yo estamos en condiciones de hacer un préstamo. Es una situación complicada y yo estoy haciendo todo lo posible, poniendo todos mis esfuerzos para no tener que llegar a pedirlo”, señala.
Por eso, el trompetista espera que al terminar la temporada y al estar de regreso en Costa Rica, encuentre la solución idónea para terminar de costear el monto que aún está pendiente.
Un sueño de cuatro
Daniel destacó que, anteriormente, ningún otro tico había logrado llegar a la Troopers Drum & Bugle Corps, pues su nivel de excelencia es bastante alto.
Sin embargo, para su sorpresa, este año no fue el único tico que logró ingresar a la banda de marcha estadounidense. Al igual que él, tres costarricenses más dirán presente en el Drum Corps International.
Se trata de Mariana Ulloa, instructora Color Guard de la Banda Colegio Nuestra Señora; Jean Carlo Hidalgo, tubista en la Banda Comunal de la Fortuna; y Francisco Cisneros, instructor en la Banda Municipal de Acosta.
“Puedo decir que hoy, nosotros cuatro, como primeros costarricenses y como miembros oficiales de la banda, queremos derribar esa barrera y esos estereotipos de que Costa Rica no puede, queremos ser los encargados de poder trasmitirle a todos que esto es algo posible”, detalla.
En este momento, el anhelo de los ticos es poder aprender lo más que puedan de las bandas de marcha de Estados Unidos, para regresar a Costa Rica y compartir su conocimiento con todos.
Acepta ayuda
Daniel Espinoza asegura estar muy agradecido con su familia, sus amigos, sus profesores y con todas las personas que no lo conocen, pero que aún así han aportado para cumplir su meta.
No obstante, como aún tiene la deuda pendiente, dice que acepta ayudas a través del Sinpe móvil: 8708-7533.