Comenzaron y terminaron de correr en calurosas playas, primero en el Pacífico y luego en el Atlántico; cruzaron Costa Rica por caminos de lastre, montañas, quebradas, fincas, reservas privadas y hasta parques nacionales; subieron cuestones y se ahogaron de calor; bajaron pendientes casi sentados y se enfrentaron a frío del que entumece. No son locos, son los ultraatletas que participaron en la Costa Rica Ultra Trail, conocida como la Transtica.
Del 25 de noviembre al 1.° de diciembre, la competencia, que tenía una categoría extrema de 200 km y otra de aventura de 120 km, reunió a costarricenses, franceses y belgas que se lanzaron a disfrutar del país llevando su cuerpo al límite.
Fue una competencia, que incluso da puntos clasificatorios para la famosa Ultra Maratón del Mont Blanc en Francia, y disfrute, así como apoyo a las comunidades. La Transtica, organizada por la asociación deportiva franco-costarricense El Niño, colabora con útiles para estudiantes de algunos centros educativos. Además, los corredores durmieron en comedores, salones y casas en los pueblos y comieron allí mismo con el fin de contribuir con la economía local.
Es vivir Costa Rica de manera extrema por los lugares que cruzan, los cambios de temperatura radicales en las diferentes etapas y el enorme esfuerzo físico.
“Es un parque de diversiones para estos atletas”, explicó Manuel González, representante nacional de la asociación organizadora. Incluso, las caídas son parte del viaje.
Este 2022, el costarricense Roiny Villegas Jiménez triunfó en la categoría extrema, mientras el francés Franck Bonnet en el recorrido de aventura.
Acostumbrado a la montaña
Villegas, un abangareño que se asentó en Olán ─en las montañas de Buenos Aires de Puntarenas─ desde hace más de dos décadas, conquistó por sexta vez el primer lugar en la historia de 12 años de esta ultramaratón.
Desde su casa en la montaña, este guía, promotor del turismo vivencial y dueño de unas vaquitas cuenta que fue una dura competencia. “No fue fácil. Lo más difícil de las etapas fue trabajar las lesiones (tirones) y trabajé muy inteligente porque en las dos primeras etapas saqué buena ventaja y sufrí en la última”, explica este atleta de 53 años, que corre desde que era niño.
Villegas desayuna montaña, camina montaña y vive montaña todos los días, así que esta competencia le sienta bien. Además de caminar todos los días por esos parajes, él entrena puntualmente velocidad y otros detalles para la Transtica.
“En estas carreras hay que demostrar sobre todo su inteligencia y no cuál es su debilidad o en lo que estás fallando. De hecho, esta vez salí tocado, todavía me duelen los tirones. Sin embargo, los demás no se tienen que dar cuenta de esto para que no lo ‘ataquen’ a uno”, cuenta Villegas, quien está feliz porque es la tercera vez que triunfa en cada uno de los momentos de la competencia.
Gran énfasis social
Villegas no es el único satisfecho. Los franceses estaban encantados con la aventura y también con el impacto social de la actividad. Incluso, la embajadora de Francia, Alexandra Bellayer-Roille, ofreció una recepción para los participantes y dijo: “Queremos felicitarlos por tratarse de un evento que refleja fielmente los valores que unen a Costa Rica y Francia: la fraternidad, la inclusión y el amor por la naturaleza. Consideramos muy importante estimular la labor social que franceses y costarricenses realizan juntos, utilizando el deporte como vehículo para hacer del mundo un lugar más inclusivo”.
Además, el galo Bonnet, ganador del recorrido de aventura, destacó en unas declaraciones al periódico regional francés Ouest France que uno de los momentos más bonitos de la carrera fue al entregar a los niños los útiles escolares. “Fue muy emotivo”, dijo.
Durante su historia, los aportes de la competencia a familias indígenas, escuelas, comedores y Cruz Roja, entre otros, de los poblados asciende a más de 250.000 euros, reveló la embajadora de Francia en Costa Rica.
Otro beneficio de la Transtica es que genera mucha publicidad de Costa Rica como destino de trail running en Europa. Se calcula que esa promoción alcanza unos 80.000 euros.
Una aventura completa y redondita que deja feliz a mucha gente a su paso, con todo y caídas, lesiones y mil anécdotas.