¿Será posible que cada año tenga un día especialmente triste? ¿El más triste de todos? El Blue Monday -un título bien pesado- recae en el tercer lunes de enero de cada año (este 2021 es el 18 de enero).
La cuesta de enero. Se acabaron las fiestas de fin de año. El incumplimiento de las metas. Volver a la rutina. Pagar las deudas de los gastos de fin de año... Tantos factores que podrían causarnos preocupación y tristeza se unen el Blue Monday (Lunes Azul, porque es el color, por lo general, que se relaciona con los estados depresivos y de tristeza).
El término se acuñó en el 2005 y desde entonces, año con año, los medios de comunicación y más recientemente las redes sociales se vuelcan en darle visibilidad a la tristeza que podría embargar a muchos durante este día. También muchos aprovechan para dar consejos a quienes tienen los ánimos por el piso, mientras que otros hacen “su agosto” de la situación.
Pero, ¿cómo se definió que el tercer lunes de enero de cada año sea el Blue Monday? Existe una ecuación que supuestamente lo comprueba. Es una teoría algo complicada, pero vamos a tratar de explicarla.
La fórmula es: [W+(D-d)] xTQ/ MxNA. La ecuación cuenta con diferentes variables que influyen de manera negativa en las personas; estas variables son:
W=clima.
D=deudas adquiridas en las fiestas.
d=dinero que se cobra en el mes de enero.
T=tiempo que ha transcurrido desde la Navidad.
Q=tiempo transcurrido desde el último intento de dejar un mal hábito.
M=escasa motivación.
NA= representa la necesidad de actuar para cambiar todo lo negativo que rodea nuestras vidas.
Entonces, según la fórmula, existe una coincidencia entre parámetros sociales, metereológicos y económicos que identifican el tercer lunes de enero como el peor día. Sin embargo, la ecuación contiene variables que no se pueden cuantificar como la motivación o la necesidad de actuar.
El “fenómeno” fue descubierto por el psicólogo británico Cliff Arnall, quien había trabajado como profesor de tiempo parcial en la Universidad de Cardiff (Gales). El especialista ideó la ecuación basándose, por supuesto, en la realidad británica del momento, incluido el clima que impera en esta época en Gran Bretaña.
“Arnall descubrió que, aunque los días técnicamente se alargan después del 21 de diciembre, los sistemas meteorológicos ciclónicos se afianzan en enero, trayendo nubes bajas y oscuras a Gran Bretaña. Mientras tanto, la mayoría de las personas rompen sus resoluciones saludables de seis a siete días en el nuevo año, e incluso se han quitado los parches de nicotina y se han comido el refrigerador entero para la tercera semana. Cualquier residuo de alegría navideña y diversión familiar se ha derrumbado en enero”, explicó NBC News en un artículo que se publicó el 21 de enero de 2005 dedicado a la teoría del Blue Monday.
Podría ser que, influenciados por la fórmula de Arnall, muchos se identifiquen con el Blue Monday este lunes 18 de enero (aunque en buena teoría no debería de relacionarse con América, especialmente por el clima que impera el país) y que se sientan particularmente tristes.
Además, como mencionamos antes, los medios de comunicación y las redes sociales se encargan de que el Blue Monday tome relevancia y en esta fórmula entran los comercios que también aprovechan el sentimiento de desolación o angustia para vender sus productos como la solución para retomar la felicidad.
Así que, aunque para muchas personas pueda ser un mal día y algo triste por muchos factores, no necesariamente este lunes será el peor día del año. A continuación explicamos el porqué.
Influencia
La teoría de Arnall tuvo su génesis en la publicidad. Sí, así como lo lee. Aunque el creador del término Blue Monday desarrolló su investigación a partir de datos, el punto de partida fue la propuesta de una campaña publicitaria que realizó la agencia inglesa Porter Novelli para su cliente Sky Travel, una compañía de ventas de viajes.
La historia es así. Sky Travel junto con Porter Novelli idearon la campaña basados en que la tristeza que embarga a las personas a principio de año y que la mejor manera de combatirla era irse de vacaciones. Para lograrlo, el público podía utilizar los servicios de la compañía de viajes y disfrutar de unas vacaciones para eliminar el sentimiento de tristeza.
“La fórmula fue diseñada para ayudar a la compañía de viajes a ‘analizar cuándo la gente reserva vacaciones y las tendencias de vacaciones’”, explicó Alex Kennedy, portavoz de Porter Novelli, a NBC News. Ese año nació el Blue Monday, que en esa ocasión fue el lunes 17 de enero.
“Cuando te imaginas en la playa te hace sentir positivo. Ahorrarás dinero, irás al gimnasio y volverás al optimismo que tenías a fines del año anterior “, dijo Kennedy a la publicación.
Si sacamos conclusiones, muchas personas asumen el tercer lunes de enero de cada año como el día más triste, pero al final de cuentas el término, la ecuación, la teoría y todo lo que la rodea es simplemente un truco publicitario que con el pasar de los años se fue convirtiendo en una predisposición en la actitud de ciertas personas que ahora esperan saber qué fecha es el Blue Monday para sentirse tristes.
Empero, la teoría de Arnall es respaldada por su currículum y por esta razón hay quienes consideran cierta su ecuación. En el perfil de la red social Linkedin (orientada a los negocios y a la búsqueda de empleo), el psicólogo inglés se presenta como coach especialista en meditación de atención plena, manejo del estrés, inteligencia emocional, psicología del sueño, psicología del éxito, confianza, resiliencia y felicidad. ¡Casi nada!
De acuerdo con el diario español El Mundo, Arnall ya había realizado otras ecuaciones para determinar que el 20 de junio es el día más feliz del año, así como otras fórmulas en las que indica cuál es el día para diseñar un juguete perfecto y otra para saber cómo vivir el fin de semana ideal.
La psicóloga costarricense María Esther Flores opinó sobre la teoría de Arnall y cómo podemos evitar influenciarnos con ella, pese a que por naturaleza la sociedad asume costumbres de otras culturas que consideran más avanzadas que la propia.
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“Para defendernos de este tipo de ‘análisis’ tenemos, como seres humanos, mecanismos de defensa y de ajuste a las adversidades de la vida. Si tomamos nuestra experiencia y estructura y lo que consideramos felicidad podemos aflorar nuestras capacidades de discernir si algo es cierto para nosotros”, afirmó la especialista.
“Como escribió el psicólogo estadounidense Wayne Dyer en su libro Tus zonas erróneas, nosotros podemos elegir las emociones ante un estímulo. Si me gritan en la calle que la pandemia nos va a matar, yo voy a elegir mi respuesta ante ese estímulo verbal o intelectual; yo elijo si me alarma, si me hace reír, me pone a la defensiva o me va a provocar pánico o estrés. Yo tengo la capacidad de discernir si el estímulo de esa afirmación (Blue Monday) me sirve en algo positivo para mi vida laboral o emocional, si no sirve hay que desecharla”, agregó la psicóloga especializada en familia.
Flores acepta que hay factores que influencian en el estado anímico de las personas (como el hecho de que ya pasaron las fiestas navideñas y el periodo de vacaciones), pero afirma que hay pequeños trucos que podemos poner en práctica para no dejar que estos nos provoquen estímulos negativos.
“Hay que ubicarse en el presente y no ‘carbonearse’ con el futuro o el pasado. Tenemos que concentrarnos de manera realista en el aquí y el ahora para poder elegir sentimientos positivos y ubicarnos en las situaciones que nos hacen felices”, dijo.
Con respecto al tema de que si la teoría del Blue Monday influya o no en la sociedad, José Carlos Chinchilla, sociólogo de la Universidad de Costa Rica y de la Universidad Nacional, explica que hay un principio en sociología que explica que cuando hay creencias o valoraciones -independientemente de si son verdaderas o no- tienen consecuencias concretas o reales en las personas. Si la gente da por real un hecho, se ve afectado su sistema emocional.
“Es una cultura poco desarrollada en el país (el Blue Monday) que posiblemente en el ambiente en el que vivimos actualmente por la pandemia haya un clima social como para poder sumarse. Desde mi punto de vista es muy difícil demostrarlo como un hecho real y menos que acontece todos los años; sin embargo, el ánimo de la gente está cabizbajo, hay mucha incertidumbre en relación al futuro y eso es caldo de cultivo para cualquier idea, sobre todo las negativas, porque las ideas positivas nos cuesta más creerlas”, explicó.
“Estamos más dados a aceptar lo negativo que lo positivo. Un ejemplo es en la comunicación de las noticias porque llaman más la atención las malas noticias; estamos condicionados socialmente a ver con menor cuestionamiento lo negativo que lo positivo. Es posible que si esa persona hubiera inventado el día más feliz del mundo, la gente lo cuestionaría”, agregó el sociólogo.
En referencia a que el efecto Blue Monday se esparciera por otras latitudes (Estados Unidos y España, por ejemplo) y la posibilidad de que en nuestro país ya se esté considerando una realidad, el experto tiene una explicación del por qué.
“Es el efecto de una demostración con la cual se trata de imitar otras culturas que, con fundamento o no, las consideramos más avanzadas o superiores. Algunos tratamos de emular las formas de vida, de vestir o de expresarse de esa sociedad que consideramos más evolucionada en esos sentidos”, aseveró Chinchilla.
Pseudociencia
Especialistas internacionales como psicólogos o sociólogos han descartado toda posibilidad de que la teoría del Blue Monday sea algo racional.
Uno de los más fuertes críticos de Arnall y su Blue Monday es el doctor neurocientífico Dean Burnett, quien además de ser bloguero del periódico inglés The Guardian, trabaja en el Instituto de Medicina Psicológica y Neurociencias Clínicas de la Universidad de Cardiff.
En varios artículos, Burnett ha rechazado de manera tajante la teoría de Arnall. “Creo firmemente que la pseudociencia (como esta ecuación) presentada regularmente como ciencia genuina en los principales medios de comunicación daña la comprensión pública de la ciencia y la psicología. También es una falta de respeto para aquellos que sufren de depresión genuina, porque sugiere que es temporal, menor y que todos la experimentan; en lugar de lo que puede ser una condición crónica e incapacitante. Las personas con depresión clínica a menudo enfrentan una lucha cuesta arriba para que las tomen en serio, especialmente porque ‘depresión’ es un término tan general”, escribió en su blog en el año 2012.
En otra ocasión publicó: “Esta afirmación es incorrecta. No es científico. Es pseudocientífico. Es uberpseudocientífico. Es galimatías, sentinas, estupideces y cualquier otra forma educada de decir ‘tonterías’ que se te ocurran”. Además, asegura con justa razón, que no duda de que haya un día especialmente triste en el año, pero que es diferente para cada persona.
Con el doctor Burnett concordaron otras especialistas como la psicóloga clínica María Pilar Berzosa y Dafne Cataluña, directora y fundadora del Instituto Europeo de Psicología Positiva, quienes son mencionadas en un amplio artículo del diario español ABC.
Berzosa afirma que el Blue Monday tiene más que ver con un efecto psicológico que con algo real. “Si estás viviendo un momento puntual de tristeza estarás más atento o focalizarás tu atención en aquellas cosas que estén vinculadas con lo que te pone triste”.
En el caso de Cataluña, ella afirma que las personas que podrían verse afectadas por el Blue Monday “son aquellas con tendencia habitual a caer en la tristeza o que sean más negativas y les cueste encontrar el lado positivo de las cosas o incluso aquellas que sean más sensibles a los cambios y sientan que hasta un cambio estacional puede afectarles el estado de ánimo”, publicó ABC.
Dado que la fórmula nació de la publicidad, el mercadeo se ha aprovechado del momento cada año para venderle “felicidad” a las personas en el día más triste del año. Se sabe que grandes compañías ofrecen productos y servicios para que, mediante el consumismo, el público se olvide de la tristeza y la trate de eliminar de sus vidas con un artículo o, por ejemplo, con un viaje.
“Eso es una doble mentira. Por un lado porque no hay certeza de que la tristeza acontezca en un determinado día y segundo lugar que adquiriendo algo se vaya a quitar. La tristeza, en la mayor cantidad de los hechos, no está determinada por obtener un bien o un servicio sino por otra serie de circunstancias. La gente no debería de caer en esta trampa porque hay muchas razones para tener tristeza, sí, pero también muchas razones para tener esperanzas”, expresó el sociólogo costarricense.
En este caso, hay que echar mano de los planes para que las esperanzas se mantengan vivas, así como lo explicó la psicóloga Flores.
“Hay que ser prácticos y contar con un plan de metas a nivel económico, laboral y emocional. Vamos a tener un plan que sea realista y escribirlo porque eso nos ayuda a pensar en orden y concretar nuestras metas. No es que un plan nos vaya a solucionar los problemas, pero nos ayuda a ordenarnos para tener las habilidades de vida y para crear nuevas maneras de emprendimiento”, explicó la psicóloga.
Flores agregó que la parte espiritual en nuestras vidas es de gran importancia para no dejarnos llevar por las corrientes. “Cada quien con la fe que tenga, ya sea que crea en el rayo, la piedra, la divinidad o Dios; en fin cualquier energía superior, debe de evocar a lo que cree para encontrar una esperanza”, finalizó.
Así que, es su decisión si este lunes se deja llevar por la corriente del Blue Monday o sale a caminar, a respirar aire fresco, se come su platillo favorito, o habla con sus seres queridos. Al fin de cuentas, nuestros sentimientos dependen de nosotros mismos.